El Cartagena mejoró. No fue una mejoría muy grande y no le sirvió de nada, ya que volvió a perder y ahonda en su enorme crisis. Solo ha sumado 8 puntos de 33 posibles en un Cartagonova que se acostumbra a presentar estampas que ya … parecían olvidadas, con miles de butacas vacías y muy poco público en las gradas. La permanencia es una quimera porque esta plantilla es la peor de la categoría y para pensar en una milagrosa salvación como la del año pasado haría falta fichar a ocho futbolistas de buen nivel en los próximos días. Y Manuel Sánchez Breis anunció el jueves que solo vendrán dos o tres refuerzos más de aquí al 31 de enero. Pero es verdad que anoche, al menos, el equipo no arrastró el escudo y compitió con dignidad, sobre todo en un primer tiempo en el que tuteó al Oviedo.
En su primer día, Guillermo Fernández Romo encontró en su nueva casa cualquier cosa menos calor. Lo primero que vieron sus ojos nada más saltar al terreno de juego fueron unas gradas desiertas, algo que no sorprendió a nadie porque la mitad de los abonados han elegido bajarse de este barco a la deriva y el frío y la lluvia –fenómenos meteorológicos tan poco habituales por estos lares– hicieron que muchos optaran por quedarse debajo de la manta en el sofá.
FC Cartagena:
Pablo Cuñat; Delmás (Aguirregabiria, 72), Alcalá, Kiko Olivas, Jairo (Hugo González, 85); Guerrero, Andy; Óscar Clemente, Escriche (Pocho Román, 72), Cedric (Ríos Reina, 64); y Ortuño (Gastón Valles, 64).
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Real Oviedo:
Aarón Escandell; Oier Luengo (Lucas Ahijado, 55), David Costas, Dani Calvo, Pomares; Sibo (César de la Hoz, 83), Colombatto; Hassan (Paulino de la Fuente, 55), Portillo (Álex Cardero, 75), Ylyias Chaira (Sebas Moyano, 83); y Alemao.
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Gol:
0-1, Alemao (minuto 26). -
Árbitro:
Marta Huerta de Aza (colegio tinerfeño). Amarillas a los locales Escriche y Alcalá; y a los visitantes Sibo y Álex Cardero. -
Incidencias:
Cartagonova. 3.690 espectadores, un centenar de ellos llegados desde Oviedo. Antes del partido la mayoría de aficionados mostró un folio con el lema «Belmonte vende ya». Los cánticos contra la directiva se repitieron a lo largo del encuentro.
Lo siguiente que tuvo que ver con sus ojos de recién llegado el nuevo técnico albinegro es cómo la mayor parte del público mostraba carteles exigiendo la venta del club y pidiendo la marcha de su presidente. Y, para rematar la faena, se encontró con que tenía que buscar la machada de vencer a un rival con mucho más potencial en medio de un contexto extremadamente gélido, sin el apoyo de una grada caliente ni la posibilidad de que el ambiente se caldeara en un Cartagonova vacío como nunca. No era la bienvenida ideal, ni mucho menos.
Así, empezó el partido frío. Era imposible que arrancara de otra manera. Y lo positivo es que el paso de los minutos nos trajo una versión decente del Cartagena. Ya no era ese equipo que con Jandro se pasaba los partidos metido en su área, esperando a que pasaran los minutos y nada sucediera, como creyendo que el simple hecho de sacar la bandera blanca desde el primer minuto fuera a calmar las ansias del rival de turno. Es verdad que eso sí valió el sábado en Ferrol para sacar un punto, pero eso pasó porque el Racing también sacó su propia bandera blanca. Pero eso solo sucede de vez en cuando.
Valentía y criterio
El caso es que los locales se desplegaban con cierto criterio en campo contrario, con un Escriche muy activo y un Alfredo Ortuño que, en su vuelta al once inicial, las peleaba todas y se quedaba algunas. David Costas y Dani Calvo no son centrales dóciles y el ariete yeclano, en la peor racha de su carrera deportiva, hizo lo que pudo. Fueron titulares los nuevos, Julián Delmás y Óscar Clemente, a quienes les bastó un solo entrenamiento para entrar en el once, síntoma más que evidente del pobre nivel de la plantilla. Ambos compartieron la banda derecha y sacaron un aprobado. No son dos jugadores que por sí solos ganarán partidos, pero pueden ser dos buenos complementos.
Andy se metía como tercer central y tocaba en lugares cómodos. Cedric y Jairo eran los que más peligro generaban, aprovechando que Hassan no bajaba ni una sola vez y dejaba solo a Luengo en tareas defensivas. Pudo marcar el Cartagena, valiente y decidido a pesar de todas sus carencias, en dos remates de Escriche. El castellonense lo intenta y tiene buena actitud, pero en la actual temporada en el Cartagena está demostrando por qué su carrera no ha sido la que todos esperaban cuando irrumpió en Segunda con 19 años en el Lugo. Es más ruido que nueces y ha llegado a la jornada 24 sin marcar ni un solo tanto. Terrible dato que se suma al de Ortuño, aún sin celebrar un tanto tras toda una vida marcando con cierta asiduidad.
El castigo de Alemao
No inquietaba el Oviedo, pero en una acción aislada llegó el gol que le daría los tres puntos. Falta absurda de Guerrero, que pisa sin motivo aparente a Portillo en un lance irrelevante. Y desde muy lejos Colombatto pone templada la bola en el segundo palo. Allí aparece el gigante Luengo para ganar en el salto con claridad a Delmás. Alemao, mucho más concentrado que los demás, gana la posición a Alcalá y Kiko Olivas y cabecea al fondo de la red. Con poco, el Oviedo se ponía por delante.
Siguió intentándolo el Efesé y el primer tiempo estuvo muy nivelado. Sin embargo, el segundo fue distinto. A los visitantes les temblaron las piernas y pesaron tanto los fantasmas del pasado como la situación clasificatoria del equipo. El Oviedo apenas sufrió y no sentenció el partido gracias a dos grandes paradas de Pablo Cuñat, que negó el gol a Ilyas Chaira y Alemao.
Tocó todo lo que pudo Fernández Romo, que se encontró con un banquillo igual de pobre que el que tenía Jandro. No remontó el Cartagena porque no generó fútbol para ello y su único recurso, pelotazos del portero en busca de Ortuño y después de Gastón Valles, lo controló a la perfección la zaga carbayona.
Paradón de Escandell
Con todo, en una acción enrevesada, Gastón Valles forzó una falta en la frontal que quiso lanzar él. Soltó un derechazo estupendo que iba a entrar por toda la escuadra, pero se encontró con una mano increíble de Aarón Escandell. El meta valenciano, en su regreso al Cartagonova, solo tuvo que hacer una parada. Pero fue una de esas que valen puntos. De poco le hubiera servido el empate al Efesé, pero al menos el sabor en el estreno de Fernández Romo no hubiera sido tan amargo. El Cartagena necesita ganar, pero es incapaz de cambiar una dinámica que lo tiene ya condenado.
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