Viernes, 24 de enero 2025, 00:15
Es durante su estancia en Costa Rica donde la artista Cecilia Paredes comienza a interpretar formas de la naturaleza, animales y plantas. «Tenía un acceso bastante natural al bosque y a determinados sitios que me permitían ir a observar los animales. Así empecé interpretando aves, zorrinos –lo que llaman ustedes mofetas–, peces, papagayos y armadillos, porque yo vivía enamorada de estos animales y los quería interpretar como si fuera uno de ellos», cuenta por teléfono a LA VERDAD la artista peruana (1950), una gran amante de la naturaleza y figura referencial en el arte contemporáneo latinoamericano sobre el primero de los tres capítulos que componen la muestra ‘Un jardín lejano’. Hoy se inaugura y se podrá visitar hasta el 20 de abril en la sala de exposiciones Domus del Pórtico de Cartagena. La propuesta recoge el trabajo en fotografía de la artista durante décadas en una muestra comisariada por la galerista Blanca Berlín.
El montaje de una exposición en Guatemala le impide a Cecilia Paredes estar hoy en Cartagena para inaugurar la muestra, pero la entusiasta artista visual está deseando pasar unos días, en marzo, en la Región y poder realizar varias visitas guiadas.
En Filadelfia (Estados Unidos) transcurre el segundo capítulo de este ‘Jardín lejano’. «Casi sin haberlo planeado, trasladarme a Filadelfia fue algo que sucedió por circunstancias de la vida y entonces me encontré lejos de mi bosque, de mis bosques. Entonces comencé a mimetizarme con el entorno que me rodeaba y ahí nacen las imágenes en las que interpreto flores, paisajes domésticos y también ensoñaciones, recuerdos de sitios en los que había estado, transformados en estas performances». Concretamente, sus características performances son obras en las que la artista se camufla en un gran lienzo convirtiendo su cuerpo en escultura, y lo hace utilizando para ello telas y pinturas, entre otros materiales. «Cuando comencé con las obras performativas no existía la pintura para piel. Entonces, usaba pintura de pared. Ahora me dirían que si estoy loca. Me tiraba 40 minutos en la ducha tratando de sacarme la pintura. Gracias a Dios, inventaron la pintura no tóxica para piel, pero al principio era duro», recuerda Paredes sobre sus inicios.
«Cuando comencé usaba pintura de pared y me tiraba 40 minutos en la ducha tratando de sacármela de la piel»
«El tercer capítulo transcurre cuando yo ya me siento muy en casa. Yo soy el paisaje ahora. Aquí se encuentran obras que tienen el fondo oscuro, negro, porque el paisaje está contenido en mi persona. En este periodo me introduzco en lugares que han sido abandonados, donde antes hubo vida, y los recorro hasta encontrar, más o menos, el espíritu de lo que pasaba antes ahí. Por ejemplo, en una fábrica de hilados, yo recojo pedazos de hilos que están en el suelo y me fabrico una suerte de vestido. Me lo pongo frente a una hiladora enorme y me convierto en parte de eso. O sea, yo ya soy el paisaje que narra una historia, mientras que antes era yo quien se agarraba al paisaje para sentirme un poco en casa», explica esta camaleónica artista que ha vivido también en México, Reino Unido e Italia y que ha expuesto en diferentes países de Latinoamérica, en España y Estados Unidos.
«Cuando yo empecé [en el mundo del arte] no tenía muy claro lo que estaba haciendo, pero sí sentía que tenía una necesidad inmensa de hacerlo. Mirando para atrás me doy cuenta, de alguna manera, de que ha sido como escribir un diario: ‘Nos hemos mudado, he abandonado esto, extraño lo otro…’», explica la creadora, que cuenta por qué decidió ser ella misma su propia escultura moldeable: «El ejercicio de performance que yo hago involucra pintura de la cara y, a veces, en todo el cuerpo, y, entre otras complicaciones, no puedes hablar por siete horas. Desde el inició pensé que yo no quería someter a nadie más a esa especie de calvario. Yo estaba convencida de que quería hacer esto».
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Enlace de origen : Cecilia Paredes ya es el paisaje
