Formaban, en palabras de la jueza que instruye el caso, un «miniejército» de ladrones que demostraba formación militar en cada golpe y hacía gala de una violencia extrema. La Guardia Civil ha logrado desmantelar la banda que el pasado diciembre asaltó el chalé … que el famoso tatuador Joaquín Ganga tiene en la pedanía murciana de Santo Ángel, en El Verdolay.
El Instituto Armado, en el marco de la ‘operación BOP’, ha desarticulado un violento grupo que saqueaba viviendas de lujo en diversos puntos de la geografía española. Los investigadores vinculan a los siete integrantes de la organización, todos ellos de origen albanés, con hasta 16 robos en Murcia, Cádiz, Málaga, Córdoba, Sevilla, Alicante y Portugal y la sustracción de un botín valorado en, al menos, diez millones de euros.
Este grupo que actuaba encapuchado, se coló, tal y como avanzó LA VERDAD, en la lujosa vivienda del conocido tatuador Joaquín Ganga –por sus agujas han pasado todo tipo de estrellas internacionales, como Carlos Alcaraz, Vinicius o Topuria– cuando estaba dentro con su pareja y un vigilante de seguridad. Los ladrones huyeron con numerosos objetos de gran valor económico.
Amordazaban a las víctimas, las golpeaban y llegaban a amenazarlas con amputarles dedos de las manos
Violencia extrema
Si hay un detalle que caracterizaba a los miembros de esta organización era el uso de una violencia extrema. Los integrantes de la banda, ladrones de origen albanés que se hacían pasar por policías, maniataban y amordazaban a las víctimas, las golpeaban y llegaban a amenazarles con amputarles dedos de las manos.
La actividad de este grupo criminal destacaba además, según explicaron fuentes del cuerpo, por su gran especialización para ocultar su actividad y burlar las medidas de seguridad. La propia titular del juzgado de Instrucción número 1 de la localidad gaditana de San Roque, que dirige la investigación, llega a calificarlos en un auto como un «miniejército».
Hacían reconocimientos de la zona, planificaban el asalto y las vías de huida, y nunca, nunca, llevaban encima sus móviles a la hora de perpetrar los robos. Para comunicarse entre ellos, utilizaban modernos ‘walkie-talkies’ con manos libres para evitar ser detectados por las antenas de telefonía durante los asaltos a chalés de lujo, que se producían siempre entre las nueve y las once de la noche, cuando los moradores estaban dentro.
Los investigadores recuperan 35 relojes y 186 joyas de lujo de alto valor enterradas en la finca de Sevilla donde se ocultaban
Durante los asaltos, los integrantes del grupo ocultaban sus rostros, vestían completamente de negro y usaban guantes. Solo se interesaban por dinero, joyas y objetos de lujo que pudieran transportar fácilmente en mochilas hasta un vehículo de apoyo que les esperaba en el exterior de las viviendas.
Predilección por los Porsche
Los trabajos de los investigadores se vieron obstaculizados inicialmente por las diversas estrategias que el grupo empleaba para evitar la persecución policial. En primer lugar, según explicaron fuentes del cuerpo, llevaban a cabo los robos en campañas periódicas. Después, una vez que se habían llenado los bolsillos, regresaban a su país de origen, donde aguardaban a que la vigilancia policial se rebajase para volver nuevamente a Espala. A pesar de estas precauciones, los investigadores detectaron recientemente la llegada a España de varios miembros del grupo que anteriormente habían operado en nuestro país.
Tras una complejísima investigación que se prolongó durante un año, agentes de la Guardia Civil adscritos a la Comandancia de Algeciras han logrado desarticular este grupo organizado con la detención de siete de sus presuntos miembros. El golpe ha permitido, además, la incautación de numerosos efectos sustraídos. En total, se intervinieron 44.500 euros, 23.700 dólares americanos y 603.000 grivnas ucranianos, así como varios lingotes de oro y numerosos objetos de marcas de lujo, como bolsos, zapatos, cinturones o prendas de ropa.
Los ladrones se hacían pasar por policías y nunca usaban teléfonos móviles en los robos
Los investigadores atribuyen a esta banda por encima de la decena de asaltos a mansiones y chalés de lujo de los municipios malagueños de Estepona y Benahavís y la localidad gaditana de Sotogrande, de ahí que la operación se iniciara en la provincia de Cádiz y haya sido dirigida por la titular del juzgado de Instrucción número 1 de San Roque. A los arrestados también se les atribuyen robos en Lucena y Puente Genil (Córdoba), así como en Requena (Valencia), lo que demuestra la extraordinaria movilidad geográfica de la banda. La red usaba pisos francos y coches de lujo sustraídos –tenían predilección por la marca Porsche–, a los que doblaban las matrículas para dificultar los seguimientos policiales.
Los delitos investigados se extienden desde principios de 2024 hasta los primeros días de este año, cuando fueron arrestados por sorpresa en la casa de campo donde se escondían en la localidad sevillana de Marchena.
El último de esos robos, cometido en la provincia de Málaga, se les imputó prácticamente sobre la marcha, ya que los agentes tuvieron conocimiento del delito al mismo tiempo que detenían a los presuntos autores. De hecho, en la casa de campo de Sevilla se hallaron muchos de los efectos –artículos de lujo– supuestamente sustraídos en el domicilio malagueño, así como unos 70.000 euros, aunque en distintas monedas.
Enterraban las joyas más caras
En esa vivienda sevillana en la que se ocultaban, se hallaron dos de los vehículos usados en los robos, en cuyo interior se encontraban cajas fuertes y las herramientas utilizadas para forzar los accesos a las viviendas, según explicaron fuentes del cuerpo. También se intervinieron numerosos teléfonos móviles, material de radiotransmisiones que utilizaban durante sus asaltos y la vestimenta y el calzado de color negro que utilizaban en sus golpes.
A pesar de todo, los investigadores no lograron encontrar los objetos más valiosos robados en los asaltos en el primer registro de la vivienda donde se ocultaba la banda. Convencidos de que el resto debía estar en la finca, decidieron realizar un segundo rastreo más exhaustivo utilizando detectores de metales en el exterior de la vivienda. Como resultado, hallaron enterradas tres armas de fuego empleadas en los robos y varios recipientes que contenían una gran cantidad de joyas y relojes de todo tipo. En total, se han recuperado 35 relojes y 186 joyas de lujo de alto valor.
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A una víctima la asfixiaron con un cable para que dijera la clave de la caja fuerte
El ‘modus operandi’ de la banda de albaneses que la Guardia Civil ha desarticulado y que, al parecer, se encuentra tras el asalto a la casa del tatuador Joaquín Ganga, en Murcia, es coincidente en la gran mayoría de sus golpes. Entre tres y cinco encapuchados allanaban los chalés al grito de «policía», provistos de armas cortas o subfusiles. Tras inmovilizar a los moradores, registraban las viviendas en busca de un claro objetivo: relojes, joyas y el dinero de la caja fuerte. En una mansión de la Costa del Sol se llegaron a apoderar de un botín cercano a los dos millones de euros.
Según las fuentes consultadas, los integrantes de la organización desmantelada en la ‘operación BOP’ no dudaban en emplear la violencia contra sus víctimas para obtener el mayor botín posible. A una de las afectadas, la asfixiaron con un cable y hasta golpearon a su hijo menor de edad para que les diera el código de apertura de la caja fuerte. A otra mujer, explican las fuentes, la arrastraron del pelo y le propinaron patadas y puñetazos en presencia de sus tres hijos.
Al marcharse, los delincuentes, que siempre elegían como objetivo chalés de un elevado valor económico, solían encerrar a todas las víctimas en la habitación. Cortaban el fluido eléctrico para que no pudieran salir y tiraban sus móviles a las piscinas para garantizarse el tiempo necesario para huir antes de que avisaran a la Policía.
La Guardia Civil, a la hora de desgranar los detalles de esta importante operación, destaca la violencia extrema como una de las características de la organización. La Benemérita hizo hincapié, asimismo, en la formación de sus integrantes y en las numerosas estrategias que desplegaban para tratar de burlar la vigilancia de los investigadores.
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Enlace de origen : La banda que asaltó el chalé del tatuador Joaquín Ganga en Murcia actuaba como un «miniejército»