Lunes, 3 de febrero 2025, 00:26
Una de las reglas de oro del empresario de éxito es la capacidad de adaptación a lo que el mercado demanda, ‘el renovarse o morir’. El histórico capo irlandés John Gilligan, afincado desde hace más de una década en Orihuela y en municipios de la costa de la Región, lleva toda una vida dedicándose al negocio de la droga. Y como buen emprendedor de negocios ilícitos, Gilligan vio un nicho de mercado muy lucrativo en la mal llamada ‘cocaína rosa’ o ‘tusi’, y allí que fue a subirse al carro, a sus 72 años. Pero el polvo rosa puede que le lleve a la jubilación y a poner fin a su dilatada carrera criminal. Algo que no consiguió ni la heroína, con la que traficó en la década de los 80 y 90 del siglo pasado en Dublín, ni la marihuana, responsable de su penúltima detención hace cinco años en Torrevieja.
Y en apariencia, el viejo Gilligan jugó fuerte esta vez, vista la gran cantidad de ‘tusi’ que circulaba por las salas y los cuartos de baño de pubs y discotecas de la Región. Mucha de esa droga salía, supuestamente, de su casa.
«Detectamos un aumento considerable del consumo de ‘tusi’ en Murcia, especialmente en el ambiente nocturno. Hubo muchas incautaciones y notamos que su presencia estaba proliferando en grandes cantidades. En lugar de enfocarnos solo en los vendedores de menudeo en locales de ocio, decidimos ir más allá e investigar dónde se estaba fabricando esta droga. Al ser un compuesto sintético, debía haber un laboratorio en algún lugar. Nuestro objetivo principal era encontrarlo».
Quien habla es el inspector jefe de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional de Murcia, uno de los expertos antidroga que dirigió la investigación que ha llevado a Gilligan de nuevo a la sombra de una celda, en la prisión de Foncalent (Alicante).
La prensa irlandesa relaciona la detención de Gilligan con el hallazgo del cadáver del supuesto traficante John George
El rastro del polvo rosa llevaría a los investigadores hasta la residencia de Gilligan en Orihuela Costa, en Alicante. Allí, descubrieron, que, a modo de la serie ‘Breaking Bad’, había un laboratorio de producción de cocaína rosa a gran escala. Se incautaron de 16 kilos de ‘tusi’, la mayor cantidad de este tipo de droga jamás confiscada por la Policía Nacional de Murcia y una de las más importantes en España. Además, se confiscaron 2,5 kilos de cocaína, 540 litros de precursores, 93,5 kilogramos de sustancias de corte para la elaboración de drogas sintéticas y un bidón de 75 litros de metilamina.
El jefe supremo
Pero hasta llegar a ese día –el pasado 18 de diciembre– la Udyco tuvo que desarrollar durante meses una compleja investigación que arrancó a principios del año pasado y cuya ejecución fue impecable. «Es una de las operaciones más importantes que ha desarrollado la Policía Nacional en los últimos años aquí en la Región», tal y como destacó la delegada del Gobierno el pasado jueves en la presentación de los resultados del operativo, bautizado ‘Overlord’ (jefe supremo, en referencia al señor de la droga irlandés).
Pero su importancia no está solamente en la cantidad de droga aprehendida, sino también en los líquidos y precursores químicos confiscados. «Es la primera vez que conseguimos intervenir en un laboratorio antes de que se deshagan de la evidencia», asegura el experto de la Udyco.
Pocos antes del pasado verano, los investigadores estaban recopilando datos, cuando recibieron información a través de la cooperación policial internacional, y la NCA –la prestigiosa agencia británica contra el crimen– de que Gilligan estaba nuevamente activo en la zona de Torrevieja, Orihuela Costa y la Región, donde tenía dos residencias, y que estaba vinculado a la producción de ‘cocaína rosa’.
Los policías ya sabían que se movía por la zona de costa, y ubicaron su domicilio. A partir de ahí, siguieron sus pasos y sus reuniones con diferentes personas. «Descubrimos que había conexiones con un grupo de origen macedonio que operaba desde la pedanía de La Alberca, en Murcia», afirma el inspector jefe.
El clan mecedonio de La Alberca
Los macedonios eran un grupo nuevo, no estaban fichados y no funcionaban como un clan estructurado. Según la información que manejaban, inicialmente solo había un laboratorio en La Alberca y un único ‘cocinero’ que sabía fabricar la droga. Pero hubo una disputa interna y el grupo se dividió. «Se repartieron los precursores y los macedonios se quedaron con su parte, pero no tenían a un químico que supiera sintetizar la droga. Por eso buscaron a alguien con experiencia en la fabricación y así fue como contactaron con Gilligan», explica el investigador.
Las vigilancias les permitieron detectar los movimientos sospechosos entre ambos grupos. «En un momento dado, vimos que trasladaban productos químicos y precursores desde La Alberca hasta la casa de Gilligan, en Orihuela Costa». Lo que los policías aún no tienen claro es si Gilligan se adjudicó el papel de Walter White (el profesor de química de la serie ‘Breaking Bad’ que cocina metanfetamina), y era él mismo quien producía el ‘tusi’, o si, por el contrario, tenía a sueldo a un ‘cocinero’ para crear la chatarra rosa.
Lo que sí estaba claro es que la droga se estaba produciendo en su domicilio y existía un intercambio de mercancía entre ambas casas. Así que no tardaron mucho en echarse encima de ellos, «ya que un laboratorio puede fabricar entre 10 y 15 kilos de droga en pocos días y venderla rápidamente». La noche del operativo, Gilligan estaba solo en su domicilio y en otro inmueble vinculado a él se detuvo a su pareja. «Ahora seguimos investigando para identificar a más personas implicadas en esta red».
«Descubrimos que había conexiones con un grupo macedonio que operaba desde Murcia»
A los avezados investigadores no les sorprendió que Gilligan, con una edad septuagenaria, y con una reciente condena por tráfico de marihuana, siguiese subido al carro de la droga. Fue detenido en el año 2020, también por la Policía Nacional de Murcia en la llamada operación ‘Godfather’, en un chalet de Torrevieja, por comprar maría a una banda de Los Alcázares, que luego enviaba a su país a través de empresas de mensajería. En el juicio, en septiembre de 2023, reconoció los hechos y le cayeron 22 meses de prisión que quedaron en suspenso.
«Hay personas como Gilligan que han pasado toda su vida en el crimen organizado. Da igual si trafican con armas, drogas o cualquier otra actividad ilegal, siempre encuentran una forma de seguir en el negocio. Si alguien le ofrece un buen negocio, lo aceptará. Tiene los contactos y la experiencia para hacerlo. Gilligan siempre ha sido un referente para la mafia irlandesa e inglesa en la Costa Blanca». Y en este caso, el tráfico de ‘cocaína rosa’ resulta demasiado goloso para los narcos. «Un kilo puede venderse por entre 60.000 y 100.000 euros», advierte el experto policía antidroga.
Pero esta última detención puede suponer la caída definitiva del capo irlandés. La gran cantidad de droga y precursores que le incautaron pueden llevarle a enfrentarse a entre seis y nueve años de prisión y recobrar la libertad ya como un octogenario. «Dado su historial y su edad, 72 años, no sabemos si al salir intentará volver al crimen o si finalmente se retirará. Pero conociendo su trayectoria, no sería raro que intentara seguir mediando en negocios ilegales si no tiene otra fuente de ingresos», concluye el inspector jefe de la Udyco.
Una sombra de la sospecha
Medios de comunicación de Irlanda han relacionado la detención de John Gilligan con la desaparición y posterior hallazgo del cadáver de John George, un ciudadano irlandés con conexiones en el mundo del narcotráfico. Aunque la Policía Nacional descarta por ahora el vínculo con la red de drogas desmantelada, periodistas irlandeses han llegado a especular con que ambos casos están conectados. «No hay pruebas concluyentes que vinculen a Gilligan con la muerte de John George, aunque es cierto que todos estos individuos estaban relacionados de alguna manera», afirman fuentes policiales.
George fue visto por última vez el 14 de diciembre de 2024, cuando realizó una llamada a su familia desde Alicante. Su desaparición fue denunciada por su padre tras perder contacto con él y no haber regresado a Irlanda del Norte en su vuelo previsto para el 18 de diciembre. Días después, el 7 de enero, fue hallado su cadáver en avanzado estado de descomposición, en la localidad alicantina de Rojales. La Guardia Civil detuvo a un hombre de 32 años en una finca de la zona de Torrevieja acusado de colaborar en el asesinato, aunque por el momento el autor material no ha sido arrestado.
Pero la víctima, según la prensa irlandesa, mantenía contactos con varias personas vinculadas al narcotráfico. George residía en la misma zona que Gilligan, en Orihuela Costa, y ambos se movían en los mismos círculos de la droga. «Se rumorea que tuvo un altercado con un narco checo que terminó en su asesinato», publicó el diario ‘Sunday World’.
El ‘tusi’ o el juego de la ruleta rusa
La cocaína rosa, también conocida como tusi, tusibí, pantera rosa o nexus, es una droga sintética que no tiene nada que ver con la cocaína real, a pesar de la confusión que su nombre puede generar. Esta droga, que se presenta en forma de un polvo de color rosa, es un cóctel de compuestos químicos, cuya base solía ser el 2CB, una sustancia sintética descubierta en los años 70, pero ahora se mezcla principalmente con MDMA (éxtasis) y ketamina, sustancias alucinógenas y estimulantes. La mezcla actual se vende a 100 euros el gramo, aunque su precio ha bajado. Se consume principalmente en fiestas y en entornos de ocio, y el marketing está detrás de su popularidad, con el mito de que es una droga exclusiva que se consume en entornos de lujo. Sin embargo, no hay nada exclusivo en ella, ni mucho menos seguro. Además de los peligros de las sustancias alucinógenas y estimulantes que contiene, los efectos de las mezclas de estas sustancias son impredecibles, lo que convierte a los consumidores en conejillos de indias sin conocimiento de lo que están tomando. Cada ‘cocinero’, normalmente sin preparación alguna, produce su propio ‘tusi’, creando cócteles que pueden llegar a ser mortales.
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Enlace de origen : Así volvió a caer John Gilligan, el histórico capo irlandés que traficaba desde la Región