Un último adiós desgarrador para Vincenzo: «Deja un vacío imposible de llenar»

Un último adiós desgarrador para Vincenzo: «Deja un vacío imposible de llenar»

Miércoles, 12 de febrero 2025, 18:42

Vincenzo Antenucci fue una persona especial. Siempre a disposición de los suyos. Un trabajador incansable. Un amigo al que se le queda pequeña esta palabra. Por eso este miércoles el tanatorio Virgen de la Consolación de Molina de Segura se quedó diminuto para darle el último adiós. El joven fisioterapeuta de 28 años murió en la noche de este martes porque su corazón, muy desgastado, no aguantó más. Se encontraba a la espera de un trasplante de corazón que nunca llegó y su cuerpo dijo basta.

Familiares, amigos y compañeros del equipo donde trabajaba, El Palmar, club de Tercera Federación, lloran en las últimas horas el fallecimiento de «una persona única; un ser humano extraordinario que desprendía alegría», dicen los que le conocían.

Natural de la región italiana de Campobasso, Antenucci aterrizó en Murcia hace 8 años para formarse como fisioterapeuta y tratar los músculos de todo aquel que lo necesitase. Siempre estuvo al pie del cañón para sus pacientes; nunca dejó de lado al amigo o compañero de equipo que lo necesitaba. «Deja un vacío imposible de llenar. Es imposible recuperarse de una pérdida así», confiesa Calata, entrenador de El Palmar, con la voz entrecortada.

Desde primera hora de este miércoles, en el tanatorio Virgen de la Consolación del municipio molinense se congregaron centenares de personas para despedir a Vincenzo. «No se puede medir el dolor que existe aquí», describen asistentes al funeral. Una jornada que jamás imaginaron vivir tan pronto los familiares y amigos que llevan un mes sufriendo entre las cuatro paredes de La Arrixaca a la espera de un trasplante que permitiera al joven italiano seguir disfrutando la vida «y hacer felices a los demás, porque no hacía otra cosa», cuentan.

Entre lágrimas, incredulidad y un dolor incapaz de hacerse hueco en la sala, allegados de Vincenzo procedentes de Italia, amigos de distintas partes de la Región y compañeros de numerosos equipos de fútbol y otros deportes se dieron cita para acompañar el cuerpo del joven fisioterapeuta y servir de apoyo para una familia que no encuentra consuelo.

Dolor e incredulidad

Uno de ellos es Diego, amigo desde hace muchos años y compañero en su etapa futbolística en Los Garres y ahora en El Palmar. Vincenzo y él eran uña y carne. En los últimos días ha visto pasar las horas con dolor a través del cristal de la habitación donde intentaba sobrevivir su compañero de fatigas ‘Vince’. Este miércoles no se despega del féretro donde ya descansa su amigo. Sus ojos tampoco. No deja de mirarlo por última vez. Apenas consigue articular palabra y no quiere ni intentarlo. Es una persona destrozada por el dolor y la tristeza.

Otro de los que vivió de cerca las últimas horas de Vincenzo fue Calata, compañero en el equipo de El Palmar y amigo. El martes por la tarde recibió la llamada que no quería escuchar: «Si quieres verlo es ahora o nunca porque van a desconectar las máquinas», sonaba al otro lado del teléfono. Y allí fue un entrenador que ya no quiere saber nada del balón si al mirar a su lado no ve la sonrisa con guantes siempre preparada para poner a un jugador a punto o alegrar al que le faltaba un chute de ánimos. «Llévabamos un mes sufriendo pero es el final que no esperábamos; teníamos la esperanza de que llegara ese corazón«, lamenta un Calata emocionado.

Numerosas coronas de flores llegadas desde diversos clubes de la Región descansan junto al cuerpo de Vincenzo. El mundo del deporte se ha volcado en el último adiós a un chico que dejó amigos allá por dónde fue. «Todo son palabras de amor y eso es algo que cuesta verlo hoy en día. Lo quiere todo el mundo», dice un técnico que es uno más de la familia del italiano.

El último y desgarrador adiós a Vincenzo en Molina mostró la huella que el italiano ha dejado en los corazones de todos los que le conocen. Esos que jamás lo olvidarán, que siempre lo llevarán consigo «allá dónde vayamos porque es un ángel y estoy seguro de que nos cuidará como siempre hizo».

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