Las claves del éxito de un restaurante en pareja: «La confianza y el respeto son fundamentales»

Las claves del éxito de un restaurante en pareja: «La confianza y el respeto son fundamentales»

Jueves, 13 de febrero 2025, 01:07

Lo primero que hay que hacer para llevar un restaurante -o cualquier negocio- en pareja es quererse mucho. Muchísimo. Levantarse juntos, planificar el día de trabajo juntos, trabajar juntos de sol a sol, solucionar los marrones juntos, salir airosos de los envites juntos, evitar tirarse los trastos de la empresa en la medida de lo posible, o tirárselos a alguien juntos. Cerrar la persiana juntos, irse a casa y meterse en la cama juntos… y así hasta el infinito. Esto solo puede ser posible si uno quiere mucho a la otra persona.

Ya es complicado mantener una pareja en el tiempo (en 2023 hubo 1.718 divorcios entre matrimonios del mismo sexo, el 2,2% del total), como para encima meterse en el ‘fregao’ de montar un restaurante, que ya es un berenjenal enorme ‘per se’. Pero esto mismo es lo que han hecho un buen puñado de parejas en la Región de Murcia, que pueden presumir de tener algunos de los mejores establecimientos de nuestra tierra cuando se trata de sentarse a la mesa y disfrutar. Ellos van de la mano de casa al trabajo y del trabajo a casa, y la experiencia que ofrecen en sus restaurantes, incluso con una estrella Michelin en la puerta del local, es de categoría.


Laura Sánchez y David Muñoz, de Alborada (Murcia)


  1. Alborada

    Curvas en el camino que se han tomado «juntos»

Laura Sánchez comenzó a «echar una mano» de forma esporádica en el restaurante durante la pandemia, y acabó cogiendo las riendas de la sala de forma magistral, todo ello de forma «autodidacta» y mientras su pareja, el chef David Muñoz, le daba una vuelta a la carta de Alborada, el restaurante que había heredado de su padre, Antonio Muñoz. Un camino con muchas curvas que la pareja han tomado «juntos». De la mano. «Tenemos la confianza de tener alguien al lado que te apoya incondicicionalmente y que, pase lo que pase, sabes que siempre va a estar ahí», explica Laura, que tiene muy claro que, además, ella puede dar «el toque de mujer que antes no tenía» Alborada. Tanto David Muñoz como Laura Sáchez ven «muchas más ventajas que inconvenientes» al hecho de regentar un restaurante en pareja. El chef, por ejemplo, identifica entre esos inconvenientes «el llevarte algunos problemas del trabajo a casa, aunque ahí nos entendemos bastante bien. Y cuando vemos que es una situación que hay cogerla por los cuernos, nos sentamos en casa sin ningún problema y lo hablamos». Por supuesto, una de las grandes ventajas es tener lo que llamaríamos una ‘agencia de conciliciación privada’, ya que ellos mismos se lo guisan y se lo comen a la hora de ponerse de acuerdo para recoger a los críos o dedicarle tiempo a la familia. «Si no hay mucho jaleo los viernes, por ejemplo, pues Laura se queda en casa», ejemplifica David. Y, si hay que dar un consejo para parejas principipantes en el mundo de la restauración, tanto David como Laura lo tienen claro: «Paciencia… y, sobre todo, respeto».


Ana Sánchez y Juan Azorín, de Estirpe (Yecla).


  1. Estirpe

    «Es inconcebible separar el trabajo de casa y viceversa»

Ana Sánchez y Juan Azorín llevan más de diez años casados. Se conocieron trabajando juntos en el restaurante Los Chispos, y hace solo dos años que iniciaron juntnos el proyecto del restaurante gastronómico Estirpe, una de las referencias indiscutibles en la comarca del Altiplano. Ellos también coinciden en que una de las ventajas de currar juntos en este sector es «la confianza». Y también agradecen «pasar tanto tiempo juntos, sobre todo en la cocina de autor, donde se te ocurre algo o surge cualquier problema y puedes comentarlo en cualquier momento. Incluso cuando hablamos de un proyecto tan personal como el nuestro». De hecho, y según Juan Azorín, «es prácticamente inconcebible separar la casa del trabajo y viceversa, porque esto es un modo de vida que te obliga a estar 24 horas al día los siete días de la semana». Ana le da la razón: «Igual que estamos en el trabajo y hablamos de la casa, estamos en casa y hablamos del trabajo». Eso también lo da la «complicidad» y, por supuesto, «llevarse bien». Padres de dos hijas de 7 y 9 años, reconocen que la paternidad en la hostelería se lleva mejor «cuando los críos son menos dependientes y entienden mejor las cosas». Y, por supuesto, «contar con los abuelos» en un pueblo como Yecla, donde todo se hace un poco más fácil que en una gran ciudad con distancias más amplias y tiempos más cortos. ¿Celebrar San Valentín con una cena romántica para dos? «No pierdo la esperanza», bromea Ana Sánchez. «El problema es que todas las celebraciones, incluida esta, nos pillan trabajando. Haremos esa cena romántica para nosotros cuando podamos», zanja el chef.


Alberto Pardo y Pepa Villa, de Polea (Murcia).


  1. Polea

    El reto ‘extra’ de un hijo prematuro

«Lo primero que hay que hacer es llevarte bien con tu pareja, y una de las ventajas más importantes de esto es que pasas mucho tiempo juntos, con una paersona a la que quieres y que entiende el negocio como tú», deja claro el getxotarra Alberto Pardo, chef de Polea, que remó desde 2018 en la misma dirección junto a su media naranja, la murciana Pepa Villa, para levantar el que ahora es uno de los restaurantes con más tirón de la capital, Polea. Y todo «con el dinero de nuestro propio bolsillo, de los ahorros de muchos años». Eso sí, lo que puede ser una ventaja con el asunto de la conciliación puede convertirse también en un inconveniente: «Esa concilicación a veces se hace difícil porque los dos tenemos el mismo horario y es complicado sacar tiempo». Ellos lo han vivido en sus propias carnes con mayor intensidad en los últimos meses con el reto ‘extra’ de su primer hijo, que además ha sido prematuro. La criatura, en todo caso, ha venido a sumar otro ingrediente principal a ese «proyecto personal y pequeñito» que es Polea, donde se pone en valor «el producto local y de temporada», donde se da una importancia capital «a los pequeños detalles». Alberto y Pepa aconsejan a los futuros emprendedores «no poner todos los huevos en la misma cesta, por lo que pueda pasar; y tener confianza en el proyecto y en uno mismo», explica Pepa Villa. También tener claro que, «aunque todo el mundo sepa conducir (o cocinar), no todo el mundo sabe llevar un Fórmula 1 (o llevar un restaurante como Polea)», deja claro Alberto Pardo.


María Gómez y Adrián de Marcos, de Magoga (Cartagena).


  1. Magoga

    «Nos ha hecho crecer como pareja y como profesionales»

«Trabajar juntos en el restaurante ha sido muy positivo. Compartimos una misma visión y pasión por lo que hacemos, y eso nos une aún más. Saber que tenemos al otro como apoyo constante, tanto en los buenos como en los momentos más difíciles, nos da mucha fuerza», explica María Gómez, chef de Magoga (1* Michelin), casada con Adrián de Marcos, sumiller y jefe de sala del restaurante que más brilla en Cartagena. «Además, al ser dos, nos complementamos bien: cada uno tiene sus puntos fuertes, y eso nos permite dividir tareas de manera más eficiente». Pero «también hay desafíos», explica la pareja. Porque «a veces el trabajo ocupa tanto espacio que es difícil desconectar, y hemos tenido que aprender a no llevar los problemas del restaurante a casa. Además, el estrés del día a día puede generar tensiones, especialmente cuando las cosas no salen como esperábamos o cuando los tiempos son muy ajustados. Pero con el tiempo hemos aprendido a manejarlo, a priorizar la comunicación y a no perder de vista que somos un equipo, tanto dentro como fuera del restaurante». Durante el camino que duró el proyecto de montar Magoga -y después MiMare- «hubo momentos en los que las cosas no salían como queríamos, pero cada curva en el camino nos enseñó algo. Recuerdo que, al principio, había días en los que nos sentíamos agotados, pero ver cómo poco a poco nuestro proyecto cobraba vida nos daba el impulso para seguir. Fue un proceso lleno de ilusión y también de aprendizaje constante», asegura la chef.

«Dividir responsabilidades»

Tanto María como Adrián tienen clara la importancia de «dividir responsabilidades», porque es «clave que cada uno se enfoque en lo que mejor sabe hacer. Esto evita malentendidos y hace que todo fluya mejor». Por supuesto, «hay que cuidar la relación. No todo puede girar en torno al restaurante. Hemos aprendido a reservarnos momentos para disfrutar como pareja, aunque sean pequeños». También «es imprescindible una comunicación abierta», así como «tener paciencia y confiar en el equipo: al principio queríamos estar en todo, pero rodearse de un buen equipo y delegar es fundamental para no quemarse». Aunque el camino no siempre es fácil, recuerda la pareja, «para nosotros ha sido una experiencia increíble. Compartir un sueño y construirlo juntos nos ha hecho crecer como pareja y como profesionales».


Pedro Buitrago y María José Pagán, de Tándem (Murcia).


  1. Tándem

    «Intentamos dejar el trabajo en la puerta del restaurante»

Pedro Buitrago atiende el teléfono solo, sin la otra mitad de Tándem al lado. «María José lleva una semana fuera porque la cría -Candela, su primera hija- está mala. Así que tiene estos días ‘libres’ en el restaurante», explica. ‘Libres’ entre comillas, claro, porque una madre no libra nunca. Subrayemos ‘en el restaurante’. Pero disponer de los días libres necesarios, sin necesidad de acudir a instancias superiores más allá del marido o la esposa, es precisamente «una de las pocas ventajas que tenemos los autónomos», explica Buitrago. Otra de las ventajas de llevar un restaurante en pareja es «el filtro de calidad tan exigente que tenemos», porque «como vamos a mirar las cosas nosotros no las va a mirar nadie». De hecho, en este restaurante familiar oriundo de Santomera, que se mudó hace muy poco al barrio murciano de Santa Eulalia, también trabaja la madre y el hermano de Pedro. «Aunque la comida no salga siempre perfecta, es muy difícil que alguien no se vaya contento», resume el chef. Entre las claves del éxito del restaurante, y al contrario de la filosofía de sus colegas yeclanos de Estirpe, Pedro Buitrago cree que hay que «intentar», al menos «intentar», «dejar el trabajo al salir del restaurante y la casa al salir por la puerta de casa». El propio chef reconoce que es «complicado», porque al final «no hay otro tema de conversación» que no sea la empresa común de esta joven pareja (29 él, 30 ella). «Tándem, Tándem y Tándem. Y a veces hay que desconectar un poco porque, si no, se te va la olla». Nunca mejor dicho lo de la olla. ¿Consejos para principiantes? «Nunca decidir en caliente». Pero para todo.


María Egea y Marco Antonio Iniesta, de Frases (Murcia).


  1. Frases

    «Si una pareja no se lleva bien, el restaurante puede hundirla»

María Egea y Marco Antonio Iniesta han ganado la última estrella Michelin para la Región con su restaurante Frases. Ambos fraguaron este sueño de forma totalmente «autodidacta», según han reiterado en los últimos meses, y tras conocerse en las cocinas de un restaurante de batalla en La Alberca. Allí surgió el flechazo que les ha llevado al estrellato profesional. «Tu compañero de vida también es de trabajo y los dos vais a dar lo máximo para que el proyecto salga adelante, y también compartes la misma pasión y los mismos gustos», apunta Egea, jefa de sala de Frases. El mayor problema es que «al final resulta inevitable llevarse el trabajo siempre a casa, tanto lo bueno como lo malo, y eso puede ser lo peor». De ahí la importancia de esos huecos para desconectar, que decían más atrás. Y que la pareja se lleve bien, claro. De lo contrario, «el restaurante puede hundir la pareja».

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