Rusia y Estados Unidos han constatado el profundo alejamiento de sus criterios para restablecer relaciones de manera inmediata y abordar un proceso de paz en … Ucrania. «Todavía es difícil hablar de un acercamiento entre las posiciones de Moscú y Washington», ha dicho Yuri Ushakov, uno de los negociadores y asesor en materia internacional del presidente Vladímir Putin al término de un encuentro que ha durado cinco horas. Los dos gobiernos, no obstante, mntienen la ilusión de un futuro acuerdo. Se han comprometido a estudiar los «intereses del otro» y poner las bases a «una cooperación en el futuro en asuntos de mutuo interés geopolítico« y económico posterior a un »fin exitoso del conflicto en Ucrania». Ushakov ha señalado que ambas comisiones han analizado también la posibilidad de que Donald Trump y Vladímir Putin se reunan en persona, aunque resulta «improbable» que lo hagan en los próximos días.
Las conclusiones de esta primera ronda de alto nivel son difusas, aunque, como ha comentado un portavoz de la Casa Blanca, lo difícil hubiera sido lograr un gran pacto para normalizar Ucrania sólo después de una reunión y una llamada de teléfono entre Trump y Putin. Los hechos más materiales del encuentro de este martes son que, después de tres años de combates, se ha removido el tablero ucraniano y que Estados Unidos ha dinamitado el aislamiento internacional a Rusia decretado por Occidente hace tres años como consecuencia de la invasión de la antigua república soviética.
Noticias relacionadas
Si esta disrupción tiene un final feliz o simplemente ha sido un naufragio, se sabrá en los próximos días. Pese a la escasa cosecha de compromisos, los dos países se han conjurado para buscar el modo de limar las diferencias «irritantes» que ahora mismo hacen inviable una relación mutua entre los dos gobiernos. Lo más sobresaliente reside en que Washington y Moscú crearán sendos equipos cualificados para «trabajar en una senda para poner fin a la guerra en Ucrania lo antes posible», según el portavoz del jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio. «Expusimos nuestras posiciones de principio, y acordamos que equipos distintos de negociadores se pondrán en contacto sobre este asunto a su debido tiempo», declaró, por su parte, el asesor Ushakov.
Los jefes de Exteriores de ambos países, Marco Rubio y Serguéi Lavrov, se mantienen reunidos desde las nueve de la mañana (hora española) en Arabia Saudí para sondear si es posible avanzar en una resolución de la guerra y plantearse una futura cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin, que el primero desea que se produzca «muy pronto».
Las dos delegaciones han hecho una pausa para almorzar de quince minutos y sobre las 11.30 (hora española) han regresado a la sala del palacio Diriyah donde continúan la negociación. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrovv, ha aprovechado el receso para anunciar que al término del encuentro ofrecerá una rueda de prensa. Algunos análisis apuntan a que uno de los puntos fuertes del orden del día, por exigencia evidente del Kremlin, reside en cómo rebajar el castigo a Rusia de las sanciones internacionales. También parece posible que se aborde una nueva relación energética entre las dos superpotencias mundiales.
Escalada de exigencias
La expectación era tan elevada alrededor de Riad que ha desencadenado una escalada de exigencias y peticiones sin ni siquiera conocerse si la reunión llegaría a buen puerto. La jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha solicitado así que la UE tenga un asiento en la mesa de negociación, a lo que el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Alexánder Glushkó, ha respondido con una rotunda negativa. Al menos, en una próxima conversación entre las delegaciones rusa y estadounidense.
El Kremlin tiene dos miradas sobre el escenario internacional. Una de ellas se dirige a Washington, donde ve factible la recuperación progresiva de relaciones bilaterales. Algún tertuliano ya ha pronosticado, a la vista de la larga duración que está teniendo la reunión de este martes, que habrá seguramente una segunda ronda de diálogo en fechas próximas. La segunda mirada es hacia Europa, donde Gluskhó ha advertido que solo observa discrepancias y ninguna señal de aproximación. Es más, el viceministro ha reclamado hoy a los países del Viejo Continente que dejen de suministrar equipos militares a Ucrania y se olviden de enviar una misión militar de paz a este territorio –como proponen el Reino Unido o Polonia– porque Moscú lo entendería como una «escalada» de la tensión.
Por su parte, la portavoz del Ministerio ruso de Exteriores, María Zajarova, ha urgido a la OTAN a que renuncie a sus declaraciones de los últimos años sobre un futuro ingreso de Ucrania en la organización trasatlántica.
Las primeras reacciones a las conversaciones no se han hecho esperar. El portavoz el Kremlin, Dmitri Peskov, ha declarado que todavía no hay un consenso entre los dos países sobre una entrevista de sus presidentes, pero confía en que la reunión de Riad abra hoy el camino a este encuentro. Y ha añadido que el mandatario ruso, Vladímir Putin, está también dispuesto a «negociar» con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, si «es necesario», aunque duda de la «legitimidad» de éste como presidente.
Sin embargo, el asesor presidencial de Ucrania, Mijailo Podoliak, ha considerado la negociación como una escenificación «improvisada» que responde a una «renuncia voluntaria y grotesca en favor de un apaciguamiento descorazonador». Ha recordado que esta pasada madrugada el ejército ruso ha bombardeado varias ciudades con una oleada de 176 drones y advertido del riesgo de que hoy se hable sobre una «falsa paz».
La última vez que los dos países celebraron un encuentro formal fue en Ginebra en enero de 2022. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y su homólogo estadounidense, Antony Blinken, mantuvieron una larga conversación para tratar de distender el asfixiante clima prebélico en Ucrania. No hubo acuerdos, pero ambos se comprometieron a continuar las negociaciones que garantizasen la paz y seguridad en Europa. La invasión comenzó un mes más tarde.
En marzo de 2023, los dos diplomáticos volvieron a verse en India al margen de una cumbre del G20. Aunque hubo cierta esperanza de que se produjera un incipiente milagro hacia la paz, el diálogo fue breve y sin concesiones. Blinken fue quien solicitó el cara a cara con Lavrov. El representante ruso afeó a su colega occidental el alineamiento riguroso de la Casa Blanca con Kiev. A partir de la frustración por la ausencia de aproximaciones, el Gobierno de Joe Biden cortó las líneas con el Kremlin.
El encuentro en Riad rompe ahora con todas las reglas de la anterior Administración americana, en la que el mandatario demócrata congeló toda relación con Moscú y lideró la respuesta internacional contra los invasores, incluido el envío masivo de armas a Kiev para hacer frente a las tropas rusas. Biden capitaneó una coalición de gobiernos occidentales, y fundamentalmente europeos, que ahora se queda huérfana. A la deriva, como demostró este lunes la cumbre de París, donde las principales potencias del Viejo Continente se reunieron para mostrar unidad y respaldo a Kiev, pero terminaron sin un comunicado común y con palpables discrepancias sobre la posibilidad de enviar tropas de paz a la exrepública.
La reunión de este martes en la ciudad árabe supone una disrupción absoluta en los planteamientos aplicados en los últimos tres años sobre el peor conflicto armado conocido en Europa desde la guerra de los Balcanes, que abarcó desde 1991 a 2001 y causó alrededor de 200.000 muertes, y, más allá, la segunda contienda mundial. El cambio más drástico de enfoque procede de lo militar. EE UU se desvía por primera vez de la estrategia de la fuerza y el suministro continuo de armas por el enfoque diplomático. Trump quiere además apretar el acelerador. Se ha propuesto normalizar el conflicto ucraniano antes de Pascua; es decir, en unos dos meses si se toma como referencia exacta la festividad del 20 de abril.
Festividad de Pascua
Aunque todavía es muy pronto, dado que este primer encuentro resulta meramente exploratorio de las intenciones de cada uno, algunos expertos afirman que en caso de prosperar quedarán al descubierto asuntos como qué hacer con el aislamiento diplomático y las sanciones económicas a Rusia. Europa es una firme defensora de la resistencia ante Moscú. Su papel en este momento es irrelevante, pero el secretario de Estado Marco Rubio ha adelantado que Bruselas tendrá cabida en las conversaciones si éstas se revelan serias. Entonces, la UE tendrá que posicionarse ante Estados Unidos, Rusia y la propia Ucrania en cuestiones tan sensibles como la congelación de fondos rusos o la continuidad de las sanciones a empresas, actividades y jerarcas de ese país, cuya entrada ha sido vetada a los países de la Unión Europea.
De momento, el Kremlin realizó este lunes un gesto hacia su interlocutor al liberar a un estadounidense detenido por tráfico de drogas hace poco más de una semana en el aeropuerto de Moscú. Recientemente, el Gobierno ruso excarceló a un profesor de EE UU arrestado en 2021 por tráfico de marihuana, a cambio de Alexander Vinnik, preso en una cárcel estadounidense por un delito de blanqueo de capitales, A diferencia de este cao, la liberación del lunes se ha producido sin intercambio alguno, de manera incondicional, en una maniobra que el propio portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, enmarca en una incipiente reanudación de las relaciones entre los dos países. Evidentemente, los abogados del ciudadano excarceldo agradecieron este lunes a Trump en un comunicado el «cambio en la estrategia diplomática» de la Casa Blanca.
El presidente estadounidense ha enviado a Riad a todos sus pesos pesados en ingeniería de conflictos internacionales: el secretario de Estado Marco Rubio; el asesor de Seguridad Nacional, Michael Waltz, y el enviado especial a Oriente Medio, Steve Witkoff. A todos ellos les comisionó al principio de su mandato en enero para resolver las dos guerras que prometió solucionar el «primer día» de su mandato: Gaza y Ucrania. Los tres delegados se reunieron este lunes con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, que también ayer recibió al ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
El comienzo de la reunión ha estado presidido por el país anfitrión, con el príncipe Faisal bin Farhan al-Saud, ministro de Exteriores, y Mosaad bin Mohammad al-Aiban, asesor de Seguridad Nacional, sentados a la mesa. Después de unas palabras de bienvenida, ambos han abandonado la sala para dejar a las dos delegaciones conversando frente a frente.
Rubio llega al encuentro con elevadas expectativas y los pies en el suelo. Según sus declaraciones, se trata de un contacto de evaluación y hasta estos próximos días no se sabra si el proceso de acercamiento es «serio o no». Fuentes de la Casa Blanca insisten en que la conversación telefónica entre Trump y Putin del pasado miércoles, que duró una hora y media, tuvo cierto carácter informal y que los dos líderes sólo coincidieron en que es necesario desbloquear la situación. La guerra entra en su cuarto año con una cifra intolerable de muertos y heridos y una destrucción territorial masiva que recuerda las peores tragedias de la II Guerra Mundial y la antigua Yugoeslavia.
Volodímir Zelenski reconoce 40.000 muertos y 60.000 desaparecidos en el lado ucraniano, pero los expertos creen que la cifra se queda corta. Moscú guarda silencio sobre sus bajas, que serán también catastróficas. Y ninguno de los dos países da muestras de que en el campo de batalla nada vaya a cambiar en un horizonte cercano. Precisamente, esta es una de las claves a las que se agarra Donald Trump para desactivar la vía militar defendida por su predecesor y los aliados.
¿Un hombre «único» o un líder débil?
La Casa Blanca considera que la reunión de este martes permitirá dilucidar si el Kremlin va de farol y solo trata de ganar tiempo y romper su aislamiento global –aunque solo sea temporalmente– o está decidido a poner fin a una guerra sangrienta y económicamente muy costosa. Marco Rubio asegura que si las conversaciones son «serias», entonces se convocará a Europa, de la misma manera que las negociaciones incluirán al presidente Zelenski, con quien la delegación se reunirá este miércoles. «Por supuesto, todo lo que suceda involucrará a Ucrania», ha dejado claro un portavoz del Gobierno.
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, que también se encuentra en Riad, dijo ayer a los medios de comunicación que la aproximación entre EE UU y Rusia «es una situación única, que involucra a hombres únicos». Destacó también la capacidad de Trump para abordar en «semanas» conflictos que «costarían meses o años en ser resueltos». En Estados Unidos, el movimiento MAGA del presidente se regocija pensando que su intervención en Gaza y ahora en Ucrania cumplen fielmente con sus principios fundacionales de hacer del país de las barras y estrellas lo «primero» y «más grande de nuevo».
En cambio, referentes más progresistas cuestionan si la aproximación afable al presidente ruso no significa una señal de debilidad de su homólogo estadounidense, que en cambio ha sabido mostrarse mucho más duro con México, Canadá y la disputa con Dinamarca sobre Groenlandia; o no ha dudado en amenazar con una tormenta arancelaria a la UE. Otros columnistas resaltan este martes si el auténtico propósito de Trump radica únicamente en recuperar las relaciones con la superpotencia obviando a Europa y la propia Ucrania. Hace menos de una semana, en su avalancha de mensajes en internet, sugirió incluso que debería recuperarse el formato del G8 con la inclusión de Rusia de nuevo en el club de países más poderosos del mundo.
Lavrov negocia en Riad con Yury Ushakov. De 77 años, Ushakov fue embajador en EE UU entre 1998 y 2008. Hoy es uno de los principales asesores de Putin en materia de política exterior. Días antes de la invasión de Ucrania, desmintió las informaciones de la Inteligencia y el Gobierno estadounidenses de que el Kremlin preparaba la ocupación del país. La comitiva se completa con Kirill Dmitriev, un halcón financiero muy relacionado con el presidente ruso. Exbanquero, dirige el Fondo Ruso de Inversión y ha ejercido un papel determinante en la atracción de empresas y capital extranjero a su país. No figura en la mesa de negociaciones del palacio saudí, pero sí en las conversaciones externas relativas sobre todo a economía. Este mismo martes, en una entrevista, Dmitiev ha pronosticado que las petroleras estadounidenses regresarán a Rusia, donde siempre «han obtenido muy buenos resultados».
Parece ser que la delegación ha viajado con expectativas muy altas y persigue un incipiente compromiso de amplio espectro con Washington, que abarcaría desde el levantamiento progresivo de sanciones hasta la reanudación de relaciones diplomáticas con EE UU. No es éste un fin menor. Reabrir el vínculo con Washington es un objetivo ansiado por Putin para demostrar al mundo que se ha roto el aislamiento a su país y vendérselo como un triunfo a su población; en especial, a los empresarios y oligarcas que confían en que sus vetos en Europa sean levantados.

Soy William Abrego, me uní como ejecutivo de SEO y me abrí camino hasta el puesto de Gerente Asociado de Marketing Digital en 5 años en Prudour Pvt. Ltd. Tengo un conocimiento profundo de SEO en la página y fuera de la página, así como herramientas de marketing de contenido y diferentes estrategias de SEO para promover informes de investigación de mercado y monitorear el tráfico del sitio web, los resultados de búsqueda y el desarrollo de estrategias. Creo que soy el candidato adecuado para este perfil ya que tengo las habilidades y experiencia requeridas.
Enlace de origen : EE UU y Rusia dan el «primer paso» para reiniciar su relación y negociar la paz en Ucrania