Matilde Alejo no ha tenido una vida fácil. Madre de dos hijos, uno de ellos, David, tuvo problemas al nacer y la falta de oxígeno le dejó postrado en una silla de ruedas de por vida, «pero la cabeza le funciona muy bien», subraya. David ha cumplido ya cuarenta años y desde que se murió el marido de Matilde, hace media docena, es la única que puede atenderle. Su hija también falleció hace tiempo, con 16 años, por una enfermedad. Es un peso que lleva con el amor y la resignación de quienes están acostumbrados a plantarle cara al infortunio; ella misma necesitaría cuidados porque padece un cáncer del que está siendo tratada actualmente.
Desde marzo de 2023, y al conocer su existencia a través de la Asociación Auxilia, Matilde es una de las 104 personas que se beneficia del apoyo que ofrece de manera gratuita el servicio ‘Respiro familiar’ del Ayuntamiento de Murcia. En marcha desde 2002, año en el que se atendió a 30 personas, está destinado a familias de pocos recursos que se encuentran sobrecargadas por la atención continuada a una persona dependiente. Se pone a su disposición a un auxiliar con formación en ayuda a domicilio que sustituye, durante unas horas, al cuidador principal.
573.960
euros
es el presupuesto total del contrato que acaba de salir a licitación para cubrir el servicio durante los próximos dos años, prorrogables otros dos.
Cada beneficiario elige el día (de lunes a domingo), y las horas que quiere, entre un mínimo de tres y un máximo de dieciséis horas al mes, y en un horario que comienza a las ocho de la mañana y termina a las 22 horas. El número de horas y los días para cada familia se fija de acuerdo a las necesidades y preferencias de los usuarios y las disponibilidades municipales, comenta Felisa de Ayala, responsable de este Servicio.
Matilde eligió los viernes, de 18 a 22 horas; cuatro horas a la semana en las que mientras Andrés Martínez, el auxiliar, lleva a David a la piscina, juega con él a las cartas, ven películas, con preferencia de acción «que son las preferidas de David»; o salen de paseo, ella las dedica a lo que cada día le apetece más.
«Normalmente me voy de compras, a tomarme un café, o me quedo en casa viendo algo en la tele; depende», relata esta madre coraje que habita, desde hace más de un cuarto de siglo, en una de las viviendas sociales del barrio del Infante Juan Manuel.
«Para mí es una ayuda muy buena, porque no tengo a nadie más que pueda echarme una mano y que me permita tener algo de tiempo libre», comenta y su hijo David añade que «poder tener más tiempo sería bueno».
De hecho, para Matilde la sobrecarga física a la hora de mover a su hijo es su principal problema, porque «ya tengo una edad», destaca; en concreto ya ha cumplido los 75 años.
Ana Cánovas, trabajadora social adscrita a este servicio municipal, relata que los auxiliares ofrecen en el tiempo en el que están con la persona dependiente un «acompañamiento activo», que incluye el aseo e higiene personal, así como la administración de alimentos y medicación oral. Lo que no hacen nunca son tareas del hogar o cocinar.
«David cena todos los viernes tortilla de patata con cebolla, como a él le gusta, pero la hago yo», apunta Matilde, quien explica que nunca fríe la patata, tal y como le recomendó una nutricionista hace años.
Armonía es el nombre de la empresa adjudicataria del contrato y su gerente, Lola Vera, destaca que siempre se busca el perfil de trabajador o trabajadora que mejor se ajuste a la persona a la que van a cuidar. «Es muy importante que tengan cierto grado de empatía con el dependiente y también con las familias porque para ellas no es fácil dejar a su ser querido con alguien al que al principio no conocen; siempre se piensa ‘¿lo cuidarán bien?’», apunta Vera.
En el caso de Andrés, que también trabaja en el servicio de Teleasistencia, la conexión con David fue casi instantánea porque a ambos les une varias aficiones, entre ellas, el cine de acción. «Yo considero que tengo un trabajo muy bonito y si algo tengo claro es que cuido a la persona como a mi me gustaría que me cuidasen en caso de necesitarlo», destaca el auxiliar.
Contrato en licitación
Actualmente, el servicio municipal, que se mantiene hasta que la familia deja de necesitarlo, tiene a 104 beneficiarias; en 2024 llegaron a ser 120, atendidas por 20 auxiliares. De Ayala explica que aunque este servicio no tiene mucha lista de espera, no se puede ampliar porque tiene «un presupuesto limitado». De hecho, el Ayuntamiento acaba de aprobar el expediente para su contratación por un precio máximo de 573.960 euros, IVA incluido. Será por dos años, prorrogables otros dos.
No hay un perfil definido de los solicitantes de esta asistencia, aunque mayoritariamente la demandan mujeres (hijas que cuidan de un mayor, padre o madre, dependiente; o madres que tienen a su cargo a hijos con alguna minusvalía).
«Ha sido un servicio esencial durante la pandemia y por él se ha apostado mucho; de hecho es de los pocos ayuntamientos que lo tienen», subrayan Cánovas y De Ayala. En un principio se concibió como un servicio destinado exclusivamente a personas mayores dependientes, pero en el año 2004 se hizo extensible a personas con discapacidad.
«Respiro Familiar favorece la atención de las personas dependientes en su entorno habitual, retrasando o evitando ingresos en centros residenciales, al tiempo que proporciona descanso a las familias cuidadoras en cualquier momento de la semana, en un horario que siempre está consensuado con los familiares », explica la concejala de Bienestar Social, Familia y Salud y responsable del programa, Pilar Torres.
Para optar al Servicio los beneficiarios deben tener un grado de dependencia alto. Si son mayores de 65 años con un informe de Servicios Sociales es suficiente, y si son menores de esa edad, es necesario que certifiquen un 75% de discapacidad o que tengan un grado 3 de dependencia.
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Enlace de origen : Un respiro para los familiares de la dependencia en Murcia