Diez familias llevan incomunicadas una semana en un paraje de Cartagena por las lluvias

Diez familias llevan incomunicadas una semana en un paraje de Cartagena por las lluvias

Eva Cavas

Cartagena

Viernes, 14 de marzo 2025, 00:13

Salir a pie por caminos embarrados y hundidos es la única opción que les ha quedado a los vecinos del paraje de Los Castejones tras el intenso temporal de lluvias que azotó el Campo de Cartagena la pasada semana y que los dejó sin ningún paso accesible para vehículos.

Desde entonces, diez familias permanecen prácticamente incomunicadas, por lo que han pedido en reiteradas ocasiones, tanto por teléfono como por escrito, al Ayuntamiento de Cartagena que repare los dos caminos de acceso a este paraje ubicado en la diputación de La Magdalena.

Tres de estos vecinos afectados son Marcos Bonachera, Andrés Pedreño y José Manuel Hernández, que ayer mostraron a LA VERDAD la situación en la que se encuentra la zona diez días después de la tormenta.

«Tanto el paso de la rambla como el único tramo asfaltado que teníamos han quedado completamente inservibles. Ambos son de titularidad municipal pero después de diez días la situación no sólo no ha mejorado sino que tampoco nos han dado una fecha para venir a arreglarlo», aseguró Marcos Bonachera.

De hecho, el tramo de carretera que ha quedado impracticable fue asfaltado el año pasado, pero la obra no ha resistido la fuerza con la que bajaba el agua la semana pasada. Lo mismo ha ocurrido con las tierras que se levantaron para instalar las tuberías del Trasvase que conducen hasta la rambla y que han quedado al descubierto, provocando unos socavones de 40 metros de longitud, más de 1,80 de profundidad y que, en algunos tramos, supera los 2,5 de ancho.

Los residentes reclaman un paso seguro ya que, en la situación actual, no puede entrar ningún vehículo de emergencias

«Necesitamos un acceso seguro a nuestras viviendas. Las reparaciones puntuales no han sido efectivas hasta ahora, así que lo mejor sería una obra en condiciones. La mayor parte de los vecinos viven aquí todo el año y algunos de ellos tienen necesidades especiales. De hecho hay uno que va en silla de ruedas y tiene una furgoneta de transporte especial que, obviamente, ahora mismo no puede llegar», afirmó Andrés Pedreño.

El caso de José Manuel Hernández es también muy sensible: «Mi mujer tiene fibromialgia y ya me contarás cómo entra aquí un vehículo de emergencias con la única carretera asfaltada hundida. Es imposible».

Además, el hundimiento de la carretera y de los márgenes de la rambla le obligan a dejar el coche al otro lado del cauce, «el día que salió la rambla tuve que cruzarla a pie y luego cambiarme de ropa en el coche. Me jugué la vida para poder ir a trabajar y aún así llegué una hora y media tarde».

Esta no es la primera vez que los vecinos de Los Castejones se quedan incomunicados. En los últimos cinco o seis años les ha ocurrido con cada episodio de lluvias, por lo que los tres hacen mucho hincapié en la necesidad de una solución duradera que evite que vuelva a ocurrir.

«Todos nosotros tenemos muy claro que hacer algo permanente en el paso de la rambla tiene cierta complejidad, pero sí puede hacerse bien en el camino que lleva hasta la carretera que une El Palmero con San Isidro. El tramo que tienen que asfaltar no llega ni a un kilómetro, pero claro tienen que hacerlo en condiciones para que no se vuelva a derrumbar», dijo Pedreño.

Al tratarse de un paraje relativamente aislado, los residentes necesitan utilizar el coche para hacer cualquier gestión, desde comprar lo más esencial hasta ir al banco o a trabajar.

«Lo que no queremos es que ocurra una desgracia y sea por algo que se podría haber evitado arreglando unos caminos que son legalmente propiedad del Ayuntamiento de Cartagena, aunque parezca que se ha olvidado de ellos».

En la misma línea continuó Marcos Bonachera, que se quejó también de que a los vecinos de los caseríos y las diputaciones «parece que no se nos tiene en cuenta. Por mucho que nosotros nos quejemos, si no hay respuesta al otro lado nuestra situación no va a mejorar. No queremos que se nos siga tratando como a vecinos de tercera porque no lo somos, sólo vivimos en el campo y no nos pueden castigar por ello. Pagamos nuestros impuestos como todo el mundo pero no tenemos los mismo servicios».

Sin servicios básicos

Además de los persistentes problemas con los accesos a sus viviendas, estas diez familias tampoco cuentan con otros servicios básicos como alumbrado público o correo. «No tenemos servicios de ninguna clase. El contenedor de basura mas cercano está a más de 1,5 kilómetros y, como no tenemos las calles asfaltadas, tampoco tenemos aceras», manifestó Bonachera. Pero, tal y como expresó Pedreño, los residentes de Los Castejones tienen muy claro que para conseguir que estos servicios básicos lleguen a esta población «lo primero que necesitamos son unas comunicaciones en condiciones y seguras. Porque el cartero no va a llegar hasta aquí por un camino tan lleno de barro que se le quede atascado el coche y lo mismo pasa con las ambulancias».

Ante esta situación, técnicos del Ayuntamiento y el presidente de la Junta Municipal de Molinos Marfagones, Antonio Martínez, valoraron ayer la situación, ya que el camino tiene un tramo público y otro privado. Si los accesos están mal, el Ayuntamiento arreglará aquellos tramos que sean públicos, como suele ser habitual, dijo una portavoz oficial.

  1. Aparecen grietas en el nuevo puente de Molinos Marfagones


Un vehículo cruza el puente con grietas en sus laterales.


-Antonio Gil/ AGM


Los daños causados por las fuertes lluvias continúan aflorando una semana después por el término municipal de Cartagena y uno de ellos han sido las grietas que han aparecido a ambos lados de la calzada en el puente que conecta el barrio de Los Dolores y Molinos Marfagones. Hay que destacar que este acceso elevado sobre el cauce de la rambla de Benipila se construyó para evitar los constantes cortes de tráfico que se producían en este tramo debido a las inundaciones.

Este puente fue abierto al tráfico rodado en julio del año 2023 y, tan sólo dieciocho meses más tarde, el asfalto ya ha empezado a presentar desperfectos, aunque de momento no están afectando a la circulación de los vehículos.

Las obras, en las que el Consistorio invirtió 740.000 euros, consistieron en la reconstrucción de la vía, colocando bajo ella unos marcos de hormigón de unos tres metros de altura, que deben garantizar el paso del agua que baja de la rambla de Benipila.

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