
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, se enfrenta a la mayor oleada de protestas en el país desde las movilizaciones del parque Gezi en Estambul … en 2013. Cientos de miles de personas se echaron el sábado a las calles de las principales ciudades del país por cuarta jornada consecutiva en señal de protesta por la detención del popular alcalde de Estambul y uno de los principales rivales políticos del mandatario, Ekrem Imamoglu, acusado de corrupción y complicidad con el terrorismo. Las movilizaciones se suceden pese a su prohibición por parte de las autoridades turcas y cientos de personas han sido arrestadas –sólo el viernes fueron 343– por los choques con las fuerzas de seguridad, detalló Ali Yerlikaya, ministro de Interior.
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El propio Erdogan advirtió a los manifestantes que «Turquía no es un país que se rendirá ante el terrorismo callejero». Todo un aviso para quienes se animan a salir a las calles para mostrar su rechazo a la detención de Imamoglu, de 53 años y militante del socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP). El presidente otomano aseguró que «no permitiremos bajo ningún concepto que el CHP y sus partidarios alteren el orden público y perturben la paz de nuestra nación mediante provocaciones». La protestas, de hecho, han estado rodeadas de un fuerte despliegue policial, con la mayoría de los arrestos concentrados en las ciudades de Estambul, Ankara y Esmirna.
Con la llegada del fin de semana las protestas fueron más concurridas en Estambul y por ello se impusieron restricciones a la entrada y salida de la ciudad y la prohibición de todas las manifestaciones y eventos se extendió hasta el 27 de marzo. En las universidades se vive una situación no oficial de huelga indefinida y cada tarde se repiten las caceroladas en los barrios de la mayor ciudad de Turquía, bastión de la oposición al islamismo.
Pendiente de la Justicia
Mientras, Imamoglu cumplió el sábado el cuarto día detenido, el máximo permitido por la Justicia, y la cadena Halk informó a última hora de la tarde sobre su comparecencia ante la Fiscalía: «Técnicamente, las declaraciones tienen que estar terminadas a las seis de la mañana. La decisión podría posponerse hasta mañana –por hoy– por la mañana». El alcalde de Estambul planeaba presentarse a las primarias que el CHP celebra este fin de semana para convertirse en el candidato dispuesto a hacer frente a Erdogan en las elecciones presidenciales previstas para 2028. Ahora se le ha despojado incluso de su título universitario, un requisito recogido en la Constitución turca para los aspirantes a gobernar el país.
27
de marzo
es la fecha hasta la que se ha extendido la prohibición de manifestaciones y eventos en espacios públicos en Turquía.
Los opositores a Erdogan consideran que la detención del regidor es una medida para apartar al único rival que había demostrado capacidad de derrotar al líder islamista en las urnas tras sus victorias en los dos últimos comicios municipales de Estambul. Desde el Gobierno pidieron respeto a la Justicia y acusaron al CHP de «atacar a nuestro presidente e incitar a nuestro pueblo contra las instituciones del Estado». El mandatario llegó el viernes a acusar a los manifestantes de aprovechar la investigación en torno a Imamoglu como excusa para sumir al país en el caos.
El alcalde fue detenido junto a más de un centenar de personas, entre ellas funcionarios municipales y empresarios. Les acusan de malversación de fondos y corrupción y la Fiscalía imputa, además, cargos de terrorismo a Imamoglu por tejer una supuesta «colaboración electoral» entre su formación, el CHP, y el prokurdo Partido para la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (DEM) –próximo al PKK, considerado terrorista por el Ejecutivo turco– antes de los comicios locales de marzo de 2024. Entonces volvió a imponerse con claridad al islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
Pasividad internacional
Imamoglu negó todos los cargos que pesan sobre él. La prensa turca, bajo control del Gobierno casi en su absoluta totalidad, recogió el testimonio del político del CHP, quien declaró que rechaza «rotundamente las acusaciones». «Esta investigación se centra en la difamación y la invención de delitos. Carece de fundamento lógico, legal o convincente», afirmó el alcalde, quien denunció que «la única razón por la que estoy aquí se debe a una intervención política y a un modelo de persecución política en mi contra. Desafortunadamente, esta forma de lucha lleva años en curso y se manifiesta como acoso judicial». La Fiscalía presentó un total de siete cargos contra el regidor.
Ante la Fiscalía
Imamoglu niega los siete cargos que se le imputan y asegura que es víctima de una «persecución política»
La indignación nacional por la detención de Imamoglu es directamente proporcional a la pasividad que se percibe del exterior. Pocos días antes de la detención, Erdogan habló por teléfono con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El enviado especial de Washington para Oriente Medio, Steve Witkoff, declaró que la conversación había sido «transformadora» y vaticinó que «van a llegar muchísimas noticias buenas y positivas desde Turquía en este momento». La analista política otomana Gönul Tol, autora del libro ‘Erdogan’s war: A strongman’s struggle at home and in Syria’ (‘La guerra de Erdogan: la lucha de un hombre fuerte en casa y en Siria’), señaló que «el regreso de Trump a la Casa Blanca ha generado un clima internacional en el que los autócratas piensa que pueden hacer todo lo que quieren».

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Enlace de origen : Turquía se enfrenta a las mayores protestas desde 2013 tras el arresto del alcalde de Estambul