El Cartagena no gana ni jugando contra diez

El equipo es tan tierno, tan endeble y tan anticompetitivo que no aprovechó una oportunidad de oro para ganar un partido después de casi cuatro meses. En Riazor avecinaba doble tormenta, la que efectivamente cayó sobre el terreno de juego en la segunda parte y la futbolística que se intuía le caería encima al Cartagena por parte del Deportivo, necesitado de sumar los tres puntos para escapar definitivamente de los puestos de descenso. En la práctica, todo el guion se desmontó en el minuto 7 cuando Ximo Navarro cometió una falta temeraria sobre Ortuño, clavando los tacos.

La roja directa dejó a los locales con diez jugadores y a los visitantes, con 83 minutos por delante (más los 7 de añadido) para al fin esbozar una sonrisa. Era el momento de jugar con calma, tener todo a favor y al menos celebrar una victoria que no se produce desde el 9 de diciembre. Todo estaba en bandeja con un rival arrinconado, obligado a resguardarse y a parchear el profundo agujero en su flanco derecho. Entre un extremo y un mediocentro hicieron lo que buenamente pudieron, a base de más corazón que cabeza.

Y desde ese momento el Efesé reiteró una vez más por qué es de largo uno de los peores equipos profesionales de todo el siglo XXI, no ya de España sino también de Europa; por qué lleva 16 puntos; y por quñe necesitaba una media de casi tres horas de juego para marcar. No tiene nivel para competir en la segunda categoría y fue incapaz de creer en la victoria. Los 43 minutos restante de la primera parte fueron intolerables: el equipo ni tuvo fe ni ambición ni un mínimo de nociones para combinar con peligro, presionar arriba e inquietar constantemente al Deportivo. Tampoco amor propio.

Los visitantes solo protagonizaron algunos disparos de larga distancia y uno de Andy que sí vio portería. El nulo colmillo e intención de percutir se comprobó en el verde, porque ninguno de los delanteros alineados de inicio (Escriche y Ortuño) acariciaron siquiera los tres palos de Helton Leite, quien no tuvo tanto trabajo como el que esperaba. A todo ello no ayudó el planteamiento de Guillermo Fernández Romo, quien condicionado por las bajas se vio en la obligación de formar una línea defensiva de cinco donde el jugador del filial Jesús Hernández fue la gran sorpresa; Musto actuó en el eje de la zaga; y Aguirregabiria, de carrilero. Los tres lo pasaron bastante mal para frenar a Yeremay, la gran estrella del Deportivo.

Y en general, fuera de tres, de cuatro o de cinco hombres, la retaguardia fue incapaz de mantener un mínimo orden para evitar errores groseros. Mario Soriano fue el más listo de la clase y en dos pases a la espalda encontró fácilmente las cosquillas a Musto, Jesús y Kiko Olivas. Dos sufrieron duramente a la espaldas y al tercero, que habitualmente compite en quinta categoría, no se le puede exigir más. Así llegó el 1-1 y también el 2-2: Villares hizo buena la asistencia a la espalda y Barbero otro balón, cazado en la medular, que pilló a toda la zaga inmóvil, adelantada y dos marchas de velocidad menos para pillar al ariete deportivista. Aunque la tocó, bajo palos Fuidias no pudo protagonizar los milagros de cada jornada de Pablo Cuñat.

Con esos dos fallos el Cartagena tiró por la borda todo el esfuerzo de la segunda parte. El equipo se adelantó hasta en dos ocasiones en el marcador, por mediación de Andy Rodríguez y El Jebari. El primero finalizo una buena jornada combinativa, previa asistencia del comprometido Nacho Martínez; y el segundo aprovechó un regalo del exalbinegro Pablo Vázquez para plantarse delante de Helton y superarlo con un regate. Las dos alegrías le duraron realmente poco al Efesé, incapaz de mantener las rentas sin meter la pata. Riazor se le creía y en la recta final los locales apretaron tanto que los de Fernández Romo se vio ya nerviosos, pidiendo la hora de un partido en bandeja que nunca debió escaparse así.

Con este resultado el Efesé está virtualmente descendido a Primera RFEF. Los albinegros ya solo pueden aspirar a sumar un máximo de 46 puntos, que salvo en ocasiones muy contadas suele ser una cifra escasa para mantener la categoría. Para ello sería necesario ganar las diez jornadas que quedan, algo utópico viendo que esta vez, ni en superioridad numérica, fue posible. Romo ni se planteó modificar la línea de cinco en ningún momento. Y Fuidias terminó el encuentro perdiendo tiempo para amarrar un empate a nada.