
Conoce bien Rafael Vilasanjuan (Barcelona, 1961) la capacidad de salvar vidas que tiene la cooperación internacional. Lo ha visto de cerca. Como director del Área … de Traslación e Impacto del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) tuvo que afrontar la difícil situación de la covid-19; ocupó también un rol relevante como presidente del Comité Directivo de la Alianza para la Vacunación (GAVI) y, durante más de 12 años, trabajó en Médicos Sin Fronteras, donde llegó a ocupar los cargos de director general de la sección española y secretario general internacional, una etapa en la que pudo conocer la realidad de diversas zonas de conflicto. Desde esa experiencia, observa con preocupación el giro dado por la política internacional con una drástica reducción de las ayudas a países en desarrollo. Hoy compartirá en Murcia su visión al respecto en la mesa redonda ‘El desafío de la cooperación. Un largo camino’ (Aula de Cultura CajaMurcia, 19.00 horas), moderada por el publicista Jorge Martínez y enmarcada en los actos del 25 aniversario de Cirugía Solidaria. Participarán también el presidente de esta ONG, José Manuel Rodríguez; el catedrático de Filosofía de la UMU Francisco Jarauta; y la delegada de Fundación ‘la Caixa’ en la Región, Lourdes Toribio.
–¿Cuál es hoy la mayor amenaza para la salud mundial?
–Hay dos. La principal es que no nos preparemos adecuadamente para responder a una próxima pandemia, que no es descartable que llegue, para nada; y no dentro de un siglo, sino en unos pocos años. Hemos aprendido algunas cosas, pero todavía no tenemos del todo la seguridad que necesitamos para evitar las consecuencias que supondrían, por ejemplo, medidas tan drásticas como el confinamiento o la caída económica. Esa es una, la otra es que, en medio de todo esto, se está desmantelando el sistema internacional para hacerle frente, con la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud y su retirada de todo lo que significan los fondos para países de rentas bajas, que haría que las consecuencias en otros países fueran muy superiores a las de 2020.
–¿Qué efectos augura de la incomparecencia de EE UU en esta lucha global?
–Lo que va a generar en el corto plazo es muchísimo sufrimiento y muchísimas muertes. Pensemos que hay países donde la ayuda americana ha significado durante años prácticamente el 1% del PIB. Para que nos hagamos una idea, el 25% de toda la ayuda en salud que se ha dado en el mundo ha venido de EE UU, por lo tanto, vamos a ver a muchísima gente que va a perder sus programas de nutrición, de sida, de tuberculosis, de malaria, que va a perder vacunación… Y eso tiene otras consecuencias. La cooperación no es dar los recursos que nos sobran, es un gesto para equilibrar una situación que nos puede venir en contra. Hoy por hoy, la salud es un elemento de seguridad global y, por lo tanto, lo que no financiamos en otros países puede volver en forma de epidemias muy graves a las que no podremos poner freno.
CONSECUENCIAS
«La salida de EE UU del sistema de ayuda va a causar mucho sufrimiento y muchísimas muertes»
–Mientras tanto, en Occidente los mensajes negacionistas, ya sea respecto a las vacunas o el cambio climático, siguen en auge. ¿Se puede batallar con quienes desprecian la evidencia científica?
–Es muy difícil, porque usan medias verdades para hacer de ellas algo que parezca real. Tienen cinco o seis premisas que se van repitiendo constantemente, desde la inmigración a las vacunas, pasando por el clima y, al final, que la tierra es plana. Pero a mí, por mi experiencia en la covid, donde estaba en el Comité Mundial de la Vacuna, me preocupa más el poder de los que pasan de las vacunas, los que piensan: ‘Si en el fondo yo ya estoy bien, ¿para qué me voy a vacunar?’ Una vacuna es una barrera para toda una comunidad. Cuantos más nos la pongamos, antes será efectiva para todos. Creo que hay que trabajar en ese ámbito, que no llega al negacionismo pero que también es muy peligroso.
–La cooperación internacional parece haber dejado de preocupar a los grandes. ¿Solo queda la ley del más fuerte?
–Desde luego, estamos en un momento crítico. Se vuelve a la idea de que la paz se impone, no se construye, y que el mundo se divide básicamente entre depredadores y víctimas. En el campo de la salud, por ejemplo, hemos pasado una época dorada de 2000 a 2015, pero ahora va a cambiar todo, y no únicamente porque EE UU haya dejado de financiar su sistema de ayuda, sino porque vamos hacia un mundo más inseguro, y eso hace que grandes financiadores de la cooperación reduzcan sus aportaciones para incrementar el armamento. Muchísimos millones de personas van a morir por falta de tratamientos, de comida, de salud, de agua. Eso hará, además, que sea muy fácil que la gente caiga en las zonas más vulnerables en las grandes redes de tráfico humano, por no decir en la de grandes organizaciones radicales cuya finalidad es destruir Occidente.
El papel de los pequeños
–En ese contexto, ¿iniciativas altruistas que realizan entidades como Cirugía Solidaria ganan relevancia?
–Totalmente. Está quedando prácticamente en manos de pequeñas organizaciones una ayuda que es absolutamente necesaria, porque genera estabilidad y capacidad para que la gente no se muera y pueda escoger su propio futuro, a pesar de que sea en situaciones de rentas muy bajas. Ahora bien, estas organizaciones van a encontrar menos actores con los que trabajar en el terreno, porque una parte importante del dinero para la cooperación se está retirando, y eso va a limitar también su impacto.
AMENAZAS
«No es para nada descartable que llegue una nueva pandemia, y no en un siglo, sino en unos pocos años»
–¿Qué papel desearía que desempeñaran Europa y España en el nuevo escenario?
–Yo creo que Europa y España tienen claro lo que pueden hacer. Este año tenemos tres momentos muy importantes: uno es la llamada para volver a llenar la bolsa de la Alianza de las Vacunas, que se va a producir el 25 de junio, donde es muy importante que Europa y España aumenten su aportación, como parece que va a suceder. El segundo es que España acoge la cumbre de financiación de la cooperación mundial en Sevilla, donde nos corresponde un papel de impulso. Y el tercer elemento es la recaudación para el Fondo Mundial a final de año. Estas tres citas nos van a dar la medida de hasta qué punto creemos que la cooperación sigue siendo un factor estratégico del equilibrio mundial.

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Enlace de origen : Rafael Vilasanjuan: «Reducir fondos para la salud global puede volver en forma de epidemias muy graves»