A mediodía abundaban las camisetas blanquinegras por el casco antiguo de Cartagena. No eran del Efesé, porque a los aficionados locales le han quitado … las ganas y la ilusión. Los que siguen yendo al Cartagonova, en un alarde de orgullo y dignidad, mantienen viva la llama a duras penas. Pero el ambiente de fútbol murió hace meses y ya veremos cuando vuelve. Se dejaban ver los seguidores del Castellón por bares y terrazas de la calle del Carmen, Mayor, Puerta de Murcia y el Puerto.
Y en la previa del partido, como ya pasó la tarde del Málaga, los aficionados visitantes monopolizaban los alrededores del estadio. En los de casa, por no estar, esta vez ni siquiera estaba en su sitio el incombustible Juanito, con su famosa bocina. Un Cartagena-Castellón que en otras circunstancias hubiera sido una auténtica fiesta se convirtió en otra jornada sosa, anodina y deprimente. Menos de 3.000 espectadores entraron finalmente en un Cartagonova que pide a gritos el final de esta indecente campaña.
Cartagena:
Pablo Cuñat, Alcalá, Jesús Hernández, Kiko Olivas; Delmás, Assane Ndiaye, Andy (Musto, 83), Daniel Luna (Guerrero, 53), Nacho Martínez (Vukcevic, 53); Ortuño (Álex Millán, 63) y El Jebari (Rafa Núñez, 63).
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Castellón:
Amir Abedzadeh; Alberto, Óscar Gil, (De Miguel, 45), Chirino; Jozhua Vertrouwd, Zarfino (Cipenga, 45), Van Den Belt, Israel Suero (Jojic, 73); Mabil, Cala (Lottin, 86) y Cámara (Markanich, 82).
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Goles:
1-0, Daniel Luna (minuto 2). 2-0, El Jebari (minuto 45+). 2-1, Cala (minuto 47). 2-2, Van den Belt (minuto 54). -
Árbitro:
Sánchez Villalobos (andaluz). Amarillas a los locales Nacho y Jesús Hernández y al visitante Cala. -
Incidencias:
2.878 espectadores en el Cartagonova, unos 400 de ellos llegados desde Castellón.
Era la despedida de Musto y el argentino no apareció en el once titular. Muchos aficionados locales se animaron a última hora a acercarse al estadio solo para despedir a a Musto como se merecía y, sin embargo, no pudieron hacerlo, ya que Fernández Romo priorizó lo deportivo y dejó al ’18’ en el banquillo. El técnico madrileño está en su papel. Se lo toma en serio y busca que su equipo compita. Que no haga el ridículo cada siete días, al menos.
Y poco a poco lo está consiguiendo, aunque ya no sirve absolutamente de nada. Romo está en su papel. Vale. Pero no se da cuenta, sin embargo, de que lo deportivo hace mucho tiempo que dejó de importar. Posiblemente, solo le importe a él y a varios de los jugadores jóvenes que llegaron en enero para hacer méritos y número en este Cartagena cadavérico y buscar un hueco en Segunda la campaña próxima. Daba lo mismo el resultado, pero no daba lo mismo que la despedida de un referente como Musto quedara deslucida de esa manera. El argentino no estaba lesionado. Al final, se marchó emocionado y besando el césped ante menos de 300 personas. Casi todo el mundo se había ido ya.
El encuentro no fue muy distinto a los últimos que había jugado el Efesé en el Cartagonova, en el sentido de que Romo se resguardó con un 5-3-2 y quiso defender bien y esperar los errores del contrario para hacer daño a la contra. La diferencia (importante diferencia) es que esta vez el Cartagena marcó en la primera jugada y eso le dio una confianza que no tuvo en los partidos contra el Córdoba, el Málaga y el Burgos, en los que no mereció perder y, sin embargo, acabó perdiendo. Pero en el fondo fue lo de siempre. El de Fernández Romo, como el de Jandro y el de Abelardo, es un equipo incapaz de ganar partidos en Segunda.
Es verdad que el Cartagena marcó dos goles en el Cartagonova, donde llevaba casi cuatro meses sin hacer un gol en liga. Es cierto que completó una primera parte digna, en la que supo controlar al rival y dio dos zarpazos, uno al principio y otro al final, aprovechando dos errores de la zaga del Castellón. Pero su entrada al campo tras el descanso fue lamentable y lo acabó pagando muy caro, con dos goles en diez minutos que pudieron ser cuatro y con la sensación de que si no gana un partido ni yéndose 2-0 al marcador ya no lo va a ganar nunca. Ayer, de hecho, mereció perder. Y sumó un punto de milagro.
Pudo marcar Isra Suero a los 30 segundos, tras romperle Camara la cintura a Kiko Olivas y ponerla al segundo palo. Pero el atacante del Castellón la mandó a las nubes. Respondió el Efesé enseguida con el 1-0, que llegó tras una buena presión de Nacho y El Jebari sobre Chirino y una posterior definición de mucha calidad de Daniel Luna. El Castellón se adueñó de la pelota desde ese momento (minuto dos de partido) y el Cartagena se encerró en su parcela. No tuvo que hacer ninguna parada de mérito Pablo Cuñat, pero la sensación de peligro siempre rondó el área local, con Cala, Suero, Mabil y Camara generando bastantes problemas a la zaga local con su movilidad.
El 2-0 llegó en la última acción del primer tiempo. Chirino cedió a su portero sin mirar y regaló la pelota a El Jebari, quien no perdonó en el mano a mano ante un vendido Amir. El plan le había salido perfecto a Romo hasta el descanso, pero lo que vino después fue una auténtica pesadilla para un Cartagena sin fe.
Entraron Cipenga y Jesús de Miguel por Óscar Gil y Zarfino en un Castellón que firmó unos diez primeros minutos del segundo acto primorosos. Tiene eso el conjunto ‘orellut’, capaz de lo mejor y de lo peor en un mismo partido. Con sus lagunas y defectos, el Castellón es un equipo que pega y encaja. Le gusta el ida y vuelta y el intercambio de golpes. Si además, como sucedió este sábado en el Cartagonova, el oponente es débil y vulnerable, mejor para el equipo que entrena Johan Plat.
Marcó Cala, unos segundos después de que Cuñat evitara el tanto de Camara. Y empató Van den Belt con un trallazo desde la frontal tres minutos después de que De Miguel cabeceara al travesaño. Pudo hacer antes el tercero Ndiaye, pero su disparo raso lo despejó el meta Amir.
Hubo cambios. Ortuño, una sombra del delantero que fue, se marchó pitado y a su sustituto, Rafa Núñez, enseguida le cayó una bronca por su impericia. El Cartagena se quedó a merced del Castellón, que apretó de lo lindo y pudo llevarse el triunfo con dos ocasiones muy buenas de Jesús de Miguel. Encerrados en su área los de Romo, solo la gallardía de Ndiaye y un par de arrancadas de Vukcevic animaron a los aficionados, que acabaron reclamando la entrada de Musto.
Salió el argentino a falta de siete minutos y se llevó la ovación de la grada. Poco tiempo. Poco premio. Todo muy frío. Y es que todo sale al revés en un año horrible. Romo sigue sin ganar, pero eso ya da igual. El fútbol se acabó hace meses en Cartagena. Ahora ya solo es tiempo de pensar en cuándo volverá.

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Enlace de origen : La victoria de Romo nunca llega