Francisco López Castejón, tecnología y pasión en la exploración oceánica

Francisco López Castejón, tecnología y pasión en la exploración oceánica

Domingo, 6 de abril 2025, 08:28

De niño anhelaba ser astronauta, movido por la curiosidad hacia lo inexplorado y el afán por descubrir el funcionamiento de cualquier cacharro que, con más voluntad que pericia, acababa desmontado en sus manos. Su Cartagena natal, los veranos vividos en el Mar Menor y las aventuras que reflejaba la pequeña pantalla en cada capítulo de la serie ‘SeaQuest’ cambiaron la dirección de su mirada durante la adolescencia: dejó de soñar con el espacio para sumergirse en el misterio oceánico, en una suerte de embrujo que, a sus 48 años, no le abandona. Licenciado en Ciencias del Mar por la Universidad de Cádiz y doctorado por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) gracias a su tesis ‘Caracterización de la hidrodinámica del Mar Menor y los flujos de intercambio con el Mediterráneo mediante datos in situ y modelado numérico’, Francisco López Castejón centra y centrará sus proyectos de investigación, divulgación y educación en la tecnología robótica aplicada a la exploración del océano profundo. A pesar de una mala memoria innata que reconoce abiertamente, y transformado tras una estancia reveladora en el Monterey Bay Aquarium Research Institute de California, recuerda con nitidez el ansia de retos y el trabajo, codo con codo, de aquellos científicos e ingenieros. A su vuelta creó el Cartagena Oceanographic Research Institute (CORI), institución sin ánimo de lucro abierta a la colaboración pública y privada, volcada desde hace más de cinco años en ampliar el conocimiento sobre lo que denomina «última frontera inexplorada del planeta», utilizando la Región de Murcia como área de estudio y acción. Obtenida hace poco más de tres semanas la plaza de profesor ayudante doctor en la UPCT, vinculada al área de Construcciones Navales de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Naval y Oceánica, se aloja en él la espinita de no haber viajado aún a la Antártida a bordo del ‘Hespérides’, aunque son diversos los embarques que ha disfrutado en estudios oceanográficos, tanto a bordo de barcos de pesca artesanal como de embarcaciones de institutos nacionales e internacionales, incluido el emblemático buque ‘Falkor’ de la fundación estadounidense Schmidt Ocean Institute. Casado con la periodista deportiva Teresa García y padre de dos niñas enamoradas del baloncesto, el deporte ocupa buena parte de su agenda. Apoyado por sus padres para cumplir su sueño académico con 17 años, a 600 kilómetros de casa, tiene claro el legado que su mujer y él quieren dejar a sus hijas: vivir y trabajar con pasión.

Lunes

9.00 horas. No entiendo la investigación sin divulgación. Si se guarda en un cajón, pierde parte de su esencia. Es importante que la sociedad vea que lo que se está haciendo tiene sus frutos, que sepamos despertar la emoción por ver algo que nunca se ha visto, gracias a un robot submarino que baja donde nadie ha ido. Al estar casado con una periodista que lleva la comunicación en la sangre, sé que es vital que lo que se hace se comunique, y se comunique bien. Tenemos mapas de Marte de alta resolución, pero solo está mapeado el 30% del fondo oceánico. Uno de los retos de la humanidad es tener para 2030 un mapa con resolución suficiente para que se pueda hacer ciencia con él. Más del 70% del planeta es océano.

Martes

6.30 horas. Un par de días a la semana voy al gimnasio o a correr. Algunas mañanas voy a la UPCT y otras al CORI. Hasta donde yo sé, no hay en España, si me apuras en Europa, un instituto igual, al menos en cuanto a que sea sin ánimo de lucro y con los objetivos que nosotros tenemos. Lo que más me mueve es descubrir cómo la tecnología nos puede ayudar a explorar el océano profundo. Tanto desde el CORI como desde la UPCT se está impulsando la robótica submarina. El océano no es solo la playa; la mayor parte del océano son 3.500 metros de profundidad. Tenemos unas costas en la Región de Murcia increíbles. Sería para estar haciendo exploración oceánica todos los días y en lo que quisieras, en cañones submarinos, zonas de ‘up-welling’ [afloramientos marinos], de pesquería… Y tenemos la tecnología. Tenemos todo lo necesario. Mi sueño es convertir CORI en un centro de excelencia de exploración. No hace falta irse a mitad de la nada para explorar el océano profundo, cuando aquí coges un barco y tienes los mil y los 2.000 metros de profundidad en nada y puedes ir, explorarlo y volver a tu casa en la misma mañana. Vinculado a despertar nuevas vocaciones, querría impulsar también un museo que aúne esa parte sentimental, además de la tecnológica, de la exploración.

Miércoles

19.30 horas. Hay muchos asuntos que me preocupan. El cambio climático, la sobrepesca, los aumentos de temperatura, las corrientes marinas que se están ralentizando, las pérdidas de biodiversidad, los famosos plásticos… No somos conscientes del impacto que tenemos sobre el océano y de muchas cosas nos damos cuenta cuando es demasiado tarde. Es más barato siempre conservar que regenerar. El océano se puede explotar, no es algo que se tenga que meter en urna de cristal. Dependemos de él para vivir, para el transporte, para la pesca… nuestra vida como seres humanos va vinculada a él, pero hay que hacerlo de una manera sostenible para, como mínimo, dejarle a tus hijos las cosas como te las has encontrado. No le echo la culpa a la sociedad, ese concepto de «son todos menos yo». Yo también soy sociedad. En parte tenemos culpa desde la comunidad científica, porque no hemos sabido transmitir lo que estamos haciendo en un formato que llegue para que no vengan otros a decir cosas que son mentira y te las creas. Es una de las paradojas del hoy: cuanta más información tenemos es cuando menos informados estamos. Con el buscador que quiera, tardo 30 segundos en desmontar las ‘fake news’, pero me es más cómodo tragarme lo que me están contando, y más si va en línea con mi pensamiento.

Jueves

11.30 horas. El Mar Menor antes tenía una biodiversidad altísima y ahora tiene otra distinta. No sé si dotarlo de personalidad jurídica va a servir o no, pero quiero creer que sí. Lo que sí tengo claro es que ha servido para unir a la sociedad en torno a un problema. Hay firmas de científicos, de políticos, de gente de todas las edades. Ya es un logro. ¿Cuándo reaccionó la gente, y me incluyo? Cuando te metes al mar y está el agua verde. La comunidad científica llevaba 20 o 30 años avisando, pero cuando explota el problema la solución es más complicada. Hace un tiempo escuchaba declaraciones de un portavoz de la plataforma en defensa de Portmán, que decía que, por el tema turístico, el problema medioambiental de la bahía no tenía el mismo impacto. Y es una lástima, porque es otra joya que tenemos y que lleva atascada años y años, con planes de regeneración que van yendo y viniendo.

Viernes

22.00 horas. Recuerdo estar en el ‘Falkor’, en mitad del Pacífico, con 8.000 metros de agua debajo del barco y sintiéndome tan pequeño. Al mismo tiempo, pienso en la pesca artesanal, cuando el pescador echa sus redes, maneja el timón y tú solo intentas no molestar. Barato es el pescado que compramos para la dedicación que requiere.

Sábado

11.00 horas. Los fines de semana están llenos de partidos y entrenos. Nuestras dos hijas juegan al baloncesto, una de ellas en Alcantarilla; lleva ya dos años en el club [Hozono Global] Jairis. En casa hemos estado a tope con las semifinales y la final de la Copa de la Reina. Estamos muy contentos de ver que el deporte femenino, poco a poco, se va visibilizando.

Domingo

13.00 horas. Cuando vamos a la playa mis hijas se ríen de mí porque no puedo estar sentado en la toalla. La playa es mi sitio de trabajo. Lo han visto desde pequeñas: si teníamos un robot submarino que había que endulzar después de estar sumergido en agua salada, me lo llevaba a casa y lo limpiaba. Mis hijas me gritaban: «Papá, saca el robot de la bañera, que me tengo que duchar». Yo quiero transmitirles que mi casa es el océano, para que ellas encuentren eso que les apasione, como a Teresa le apasiona el periodismo. Que hagan lo que quieran, pero con pasión.

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