
Estar vacunado de la covid no solo protege frente a la infección: también reduce el riesgo de que tras la fase aguda de la … enfermedad se desarrolle covid persistente. Esto es algo que ya han señalado numerosos estudios en todo el mundo, pero ahora una investigación desarrollada en la Facultad de Informática de la Universidad de Murcia confirma no solo la importancia de la vacunación, sino la mayor eficacia de las vacunas creadas con la nueva tecnología de ARN mensajero (Pfizer y Moderna). En comparación con las que usaron un vector viral (Astrazeneca o Janssen), las primeras consiguen resultados significativamente mejores en la prevención de la covid persistente.
Es un mensaje importante ante las suspicacias que las vacunas de ARN mensajero siguen generando, como demuestran los datos de cobertura publicados por la Consejería de Salud: apenas el 26,8% de los mayores de 60 años se han protegido en la Región esta temporada frente a la covid, mientras un 46,8% lo han hecho frente a la gripe.
El estudio ha sido desarrollado por investigadores del Departamento de Ingeniería de la Información y las Comunicaciones, y su primer autor es el matemático Antonio Guillén, alumno de doctorado, que ha buceado con la ayuda de herramientas de inteligencia artificial (IA) por una inmensa cantidad de datos clínicos de 675.000 pacientes diagnosticados de covid en la Región de Murcia entre los años 2020 y 2022.
LAS CLAVES
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Gravedad de la enfermedad
El estudio concluye que hay una mayor posibilidad de desarrollar covid persistente entre quienes requieren de hospitalización durante la fase aguda de la infección. -
ARN mensajero
Las vacunas reducen el riesgo de desarrollar covid persistente. Pero, además, las vacunas de ARN mensajero (Pfizer y Moderna) resultan más eficaces para este objetivo que las vacunas de vector viral (Astrazeneca y Janssen). -
Comorbilidades y sexo
Las mujeres tienen un mayor riesgo, y también quienes padecen depresión u obesidad.
La investigación se ha desarrollado bajo la dirección del biotecnólogo Alejandro Cisterna y el catedrático de de Ciencias de la Computación Juan Antonio Botía. También han participado el profesor José Palma y José Luis Mellina (UMU); Gabriel Reina, del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra; Enrique González, del Hospital 12 de Octubre de Madrid; y Ramón Rodríguez, de la Subdirección General de Tecnologías de la Información del Servicio Murciano de Salud (SMS).
Un enorme volumen de datos
La implicación del SMS ha sido fundamental, al ceder este enorme volumen de datos. Este es uno más de los muchos ejemplos de colaboración científica que se activaron con la irrupción de la pandemia, en 2020. Gracias a una convocatoria de la Fundación Séneca, el Departamento de Ingeniería de la Información y las Comunicaciones de la UMU puso en marcha el proyecto PROVIA (Predicción de pronósticos en pacientes de covid-19 basado en inteligencia artificial). Un primer estudio estuvo dirigido a desarrollar un modelo predictivo del riesgo de enfermedad grave y mortalidad por covid. «Estábamos en un contexto de emergencia, y se trataba, ante una posible escasez de camas, de poder determinar qué pacientes debían ser hospitalizados y cuáles no. En definitiva, hablamos de un ‘triaje’», explica el catedrático Juan Antonio Botía. Aunque del estudio salió una herramienta predictiva, sus conclusiones fueron más bien «descriptivas», aclara Botía. El resultado de esta investigación se publicó en 2022 en ‘Scientific Reports’, una revista científica del grupo ‘Nature’.
Pero los investigadores de la UMU no se quedaron ahí. Siguieron tirando del hilo de los datos para abordar uno de los principales problemas que dejó la pandemia: las secuelas que miles de pacientes siguen presentando meses o incluso años después de haber superado la infección. Ofrecer respuestas a la covid persistente se ha convertido en todo un reto científico.
Un análisis detallado
Los investigadores de Informática de la UMU volvieron a echar mano de las herramientas de inteligencia artificial para tratar de desentrañar qué factores elevan o reducen el riesgo de padecer covid persistente. Una de sus conclusiones más claras es la importancia de la vacunación, subraya Antonio Guillén. «Nuestro trabajo destaca por el análisis detallado de los esquemas vacunales que más protección ofrecen», explica. De todo ese trabajo de comparación entre las distintas pautas vacunales que se administraron durante la pandemia se concluye que quienes recibieron dos dosis de vacunas de ARN mensajero estuvieron más protegidos que quienes recibieron vacunas de vector viral.
El estudio de la UMU también confirma que las mujeres presentan un mayor riesgo de covid persistente, especialmente si presentan dos comorbilidades: obesidad o depresión. Los investigadores apuntan, además, a un mayor riesgo de síntomas prolongados o secuelas entre quienes durante la fase aguda requirieron hospitalización o presentaron determinada sintomatología, desde pérdida de olfato (hiposmia), a dolor torácico o abdominal. Las conclusiones del estudio han sido publicadas en ‘Scientific Reports’ y, como ya ocurrió con la primera de las investigaciones, se ha desarrollado una herramienta predictiva de acceso público.
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El reto científico de definir este nuevo problema de salud
Una de las principales dificultades a la hora de abordar la covid persistente ha sido acotar una definición de este problema de salud. Los autores de la investigación han considerado como casos de covid persistente aquellos en que los síntomas se alargan más allá de 28 días desde la infección. Para ello han partido de los criterios que en su momento estableció el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, así como de «literatura científica» que surgió durante la pandemia.
A día de hoy, sin embargo, los médicos establecen el diagnóstico a partir de los parámetros fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). «Esto es, la persistencia de síntomas tres meses después de la infección, y durante un periodo de al menos dos meses», explica Enrique Bernal, jefe de Medicina Interna del Reina Sofía y especialista en Infecciosas.
El criterio utilizado por los investigadores de la UMU puede generar algunas distorsiones, señala Bernal. «Muchas personas que ingresan por covid en el hospital, y sobre todo si lo hacen en la UCI, tendrán sintomatología o secuelas durante más de 28 días tras la infección, pero no por ello es una covid persistente», aclara. Bernal destaca, como principal valor del estudio, su confirmación sobre el papel de las vacunas.

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