Jim Morrison, fiel a sus demonios

Jim Morrison, fiel a sus demonios

El camino de Jim Morrison fue diáfano, coherente y lineal. Se convirtió en instrumento. En arte. Se inmoló como un Jesucristo del rock. Él era un chamán, un intermediario entre este mundo y el otro, entre los sueños y la vigilia, entre la fantasía y la realidad. Un instrumento. Un médium.

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