
El Banco Central Europeo (BCE) se enfrenta este jueves a una de sus reuniones más importantes no tanto por la decisión que tome, sino por … el delicado momento en el que se produce, en plena tensión arancelaria que ha hecho saltar por los aires todas las previsiones que hasta hace apenas unas semanas manejaba el organismo.
En su última reunión de marzo, el debate era si pausar o no las rebajas de tipos, ante los planes de estímulo en Alemania que iban a sacar al fin al motor de la zona euro de su agonía económica. Pero la guerra comercial impulsada por Donald Trump ha truncado ese escenario por completo y al organismo presidido por Christine Lagarde no le queda otra opción que volver a ajustar las tasas de referencia en su reunión de este jueves, desde el 2,5% actual y por séptima vez consecutiva.
«Los temores sobre una guerra comercial global han frustrado las esperanzas de que la zona euro comience una recuperación económica sostenida en 2025. El optimismo generado por el estímulo fiscal anunciado en Alemania se ha desvanecido rápidamente, sustituido por el temor a un inminente colapso en la demanda en la región», apuntan los analistas de Allianz Global Investor.
El consenso apuesta por un recorte de 25 puntos básicos este jueves, hasta el 2,25%, un nivel que de nuevo no se veía desde noviembre de 2022. «La dinámica de la inflación en la zona euro también respalda un sesgo a la baja en la política del BCE a corto plazo», añaden los analistas. Es decir. El organismo tiene manga ancha para nuevos ajustes de su política monetaria.
Cabe recordar que la inflación subyacente se desaceleró al 2,4% interanual en marzo en la zona euro, por debajo de las propias proyecciones del BCE, mientras que el IPC del sector servicios -un factor que preocupa especialmente al eurobanco- se moderó al 3,4%, marcando niveles mínimos de tres años. «De cara al futuro, es probable que surjan nuevos riesgos a la baja para la inflación, dada la posible presión desinflacionaria desde China (que busca introducir sus productos en los mercados europeos), los menores precios energéticos y la apreciación del euro», apuntan los analistas.
Próximos pasos
A la espera de las nuevas previsiones económicas del organismo -que se materializarán en la siguiente reunión de junio- es posible que Christine Lagarde ofrezca alguna pista en torno al escenario de tensión comercial. Pero será difícil que dé previsiones concretas, sobre todo ante la imprevisibilidad de Trump que complica, y mucho, la comunicación de las decisiones futuras del BCE, que este jueves se enfrenta además al reto de calmar al mercado tras la fuerte volatilidad vivida estos días. Así que las palabras de Lagarde tendrán que ser medidas al milímetro.
«Ante el aumento de la incertidumbre económica, es probable que la presidenta del BCE mantenga abiertas todas las opciones para adaptar las decisiones de política monetaria en cada reunión, en función de los datos disponibles, las proyecciones económicas y la evaluación de los riesgos, que han cambiado significativamente desde el miércoles 2 de abril», señala Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa.
Las quinielas son más complejas que nunca, pero la teoría de nuevos recortes de tipos de aquí a verano ha ganado fuerza en estas semanas. «En un contexto tan negativo de las bolsas, riesgos, revisión a la baja del crecimiento, etc., los bancos centrales van a tomar un papel más activo en las bajadas de tipos», afirma Luis Merino, responsable de Renta Fija en Santalucía AM.
En su opinión, la guerra comercial abierta tendrá un efecto «más recesivo que inflacionista». «Pensamos que, al final, la balanza se va a inclinar hacia el menor crecimiento, puede haber tensiones inflacionistas por la subida de tarifas, pero serían disruptivas, frenarían la demanda, la confianza del consumidor y la actividad económica», añade.
Ante la próxima cita clave de junio, donde el organismo presentará sus proyecciones macroeconómicas actualizadas, los gestores de Pimco consideran que será «una buena oportunidad para que el BCE reevalúe de manera integral si será necesaria una postura política de estímulo directo para defender su objetivo de estabilidad de precios del 2%».

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Enlace de origen : La guerra comercial obliga al BCE a otra rebaja de tipos