Puerta grande para Ureña y De Justo en Lorca

Puerta grande para Ureña y De Justo en Lorca

Francisco Ojados

Lorca

Sábado, 19 de abril 2025, 23:45

Volvió a presentar la plaza de toros de Lorca un gran ambiente este sábado en la tercera corrida de toros desde su reinauguración. Pocas entradas quedaron por vender para lograr colocar el ansiado cartel de ‘no hay billetes’, incluso con la baja de Manzanares, puesto que ocupó Emilio de Justo. Molestó mucho el viento para el toreo a pie en una corrida que abrió el rejoneador Diego Ventura con el toro Bolandero, de San Pelayo. Puso Ventura en escena a Querido para el primer tercio, que cambió con un solo rejón para lucirse en banderillas, sobre todo con los pares al quiebro montado a Lío, uno de sus caballos estrella. Con Oro Negro toreó de frente, dando los pecho, antes de cerrar con la rueda de cortas y la rosa una faena culminada con el descabello después de un rejón precedido de dos pinchazos que evitaron que la faena tuviera premio. Saludó una ovación. Colocó dos zarpas al cuarto, para sacar en banderillas a Nómada, caballo de exquisito passage, con el que colocó tres palos en todo lo alto, para poner toda la carne en el asador en el último tercio, colocando espectaculares pares a dos manos, cortas y rosas. Como en su primero, volvió a pinchar antes del rejón y tuvo que echar pie a tierra para descabellar. Perdió la puerta grande, pero esta vez sí paseó un trofeo.

El segundo de la tarde, primero para el toreo a pie, del hierro de Victoriano del Río, fue tan noble como flojo. El viento deslució el intento de quite a la verónica de Ureña, que brindó este astado a Pedro Gutiérrez Moya, ‘El Niño de la Capea’, que asistió a la corrida en su condición de ganadero de San Pelayo. La faena del lorquino fue de muñecas de seda, lo que ayudó al toro a afianzarse, logrando el diestro naturales de mano baja y tandas templadísimas con la derecha, para ponerle sal al trasteo con un pase cambiado por la espalda y dos circulares completos que llegaron al tendido. Una serie de naturales a pies juntos, rematados con un gran pase de pecho, precedió a la estocada entera que desató la petición de trofeos. Le fueron concedidas las dos orejas que ya le garantizaban la puerta grande.

En detalle

  • Plaza de Toros de Lorca
    Corrida de toros del Sábado de Gloria. Dos toros para rejones de San Pelayo y cuatro para la lidia a pie de Victoriano del Río.

  • Toreros
    Diego Ventura (rejoneador), ovación con saludos y una oreja; Paco Ureña, de rosa y oro, dos orejas y una oreja. Emilio de Justo, de azul pavo y oro, una oreja y dos orejas.

  • Observaciones
    Casi lleno en tarde ventosa. De Justo sustituyó a Manzanares. Tras el paseíllo, la banda interpretó el himno de España.

Más alto fue el quinto de la tarde, un toro que embistió por encima de la esclavina del capote que manejó con solvencia Ureña a la verónica y con valor y lucimiento en un arriesgado quite por gaoneras muy bien resuelto. Brindó el lorquino a su público y a El Quillas, matador de toros de la tierra. Muy por encima de su oponente, Paco sacó el fondo de un animal que no terminó de emplearse. Trasteo largo, con meritorias tandas en las que el torero pisó los terrenos comprometidos. Una estocada casi entera, entrando con habilidad, le sirvió para redondear su triunfo con una oreja más.

Debutaba en Lorca el cacereño Emilio de Justo. Lo hizo con el toro Escudero, de Victoriano del Río, al que recibió con torería con lances arqueada la pierna. En uno de ellos, tanto humilló el burrraco que clavó la cornamenta en el albero y dio un voltereta que no le sentó nada bien. Lo cuidó Emilio en varas y brindó a Paco Ureña su faena, en la que tiró del toro hacia delante para firmar una segunda parte de trasteo muy talentosa, al natural con la mano derecha, tras arrojar el estoque simulado, cerradas con pases de pecho de mucho empaque.

Un final por manoletinas dio paso a un pinchazo hondo. Tras coger el verduguillo, reconsideró la decisión y volvió a entrar a matar cobrando un gran espadazo. El público pidió la oreja, que le fue concedida. Buen saludo le realizó al sexto, astado con el hierro de Toros de Cortés, que embistió con alegría a la capa de Emilio de Justo, que firmó un buen ramillete de verónicas abrochadas con una chicuelina y una tijerilla. Brindó al público una faena que inició doblándose con el toro para luego, en el tercio, ya sin viento y con luz artificial, firmar dos tandas en redondo muy compactas. Una gran serie de naturales tuvo como broche una lujosa trincherilla, para volver a la diestra y ligar una tanda rotunda, con el toro embistiendo con emoción en un final de faena que acabó en los medios de la plaza y que el extremeño culminó con un buen volapié. Dos orejas que le sirvieron para salir a hombros junto Paco Ureña.

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