
Pasar tanto tiempo delante de una pantalla –concretamente once horas al día de media– tiene consecuencias a todos los niveles y una de ellas afecta … directamente a nuestra salud visual en forma de picor, sequedad, enrojecimiento, lagrimeo, visión borrosa e incluso dolor de cabeza. Tranquilidad, no es nada grave, pero sí muy molesto. Se trata del llamado síndrome visual informático, un trastorno causado por el sobreesfuerzo que tienen que hacer nuestros ojos por el «mal uso y abuso» que hacemos de los dispositivos electrónicos.
Lo que suele ocurrir en estos casos es que estamos tan concentrados mirando la pantalla de un ordenador, del móvil o de la tableta que ni siquiera pestañeamos. Y no es una forma de hablar. Es casi literal. «Muchas veces no somos conscientes de los problemas visuales que nos puede acarrear el fijar la mirada en exceso», alertan los oftalmólogos. «Mantener el enfoque en un objeto que se encuentra a una distancia corta supone un esfuerzo adicional que se debe mantener durante un tiempo determinado, por lo que, inconscientemente, la media de parpadeos baja y esto se traduce en sequedad en los ojos y fatiga visual», precisan en la Sociedad Española de Oftalmología.
La buena noticia es que la mayoría de estos síntomas son temporales y suelen desaparecer en cuanto rebajamos el tiempo de exposición a las pantallas. El problema es que muchas veces tampoco tenemos una alternativa de la que echar mano porque esos aparatos electrónicos forman parte de nuestro trabajo y es complicado hacer un ‘detox’ digital. Así que si eres de los que sufre fatiga visual, escozor, visión borrosa, hipersensibilidad a la luz, ojo seco o dolor de cabeza cada vez que pasas mucho tiempo delante de una pantalla, pon en práctica estos consejos para mejorar tu salud visual.
Una de las técnicas más usadas para tratar los síntomas del síndrome visual informático es la regla 20-20-20, que se puso muy de moda durante la pandemia por la cantidad de horas que nos pasamos encerrados en casa, pegados a una pantalla y sin poder mirar a larga distancia. Esta técnica, creada por el oftalmólogo Jeffrey Anshel, consiste en que cada 20 minutos apartemos la mirada de la pantalla y miremos a un objeto situado a una distancia de 20 pies –algo más de seis metros– durante un periodo de 20 segundos.
Una medida a la que también se puede recurrir para complementar esta técnica es aprovechar las pausas en el trabajo para hacerse un automasaje. Uno muy sencillo y efectivo consiste en cerrar los ojos, colocar la punta de los dedos un centímetro arriba de las cejas e ir haciendo círculos suaves durante unos segundos. Se puede proseguir el masaje estirando las cejas con las manos de dentro hacia fuera. Otro ejercicio que te puede ayudar a reducir la fatiga visual es hacer la forma del ocho: con la cabeza inmóvil, observa como tu dedo índice dibuja un ocho imaginario en el aire.
La importancia de parpadear
Además de la técnica 20-20-20, otra de las recomendaciones de los oftalmólogos es que no nos olvidemos de parpadear. Los seres humanos lo hacemos unas 18 a 25 veces por minuto, pero los estudios demuestran que cuando estamos delante de una pantalla los movimientos se reducen a la mitad. «Y esa disminución produce ojo seco, la patología más habitual por el uso abusivo de dispositivos electrónicos», precisan los especialistas. En estos casos, se recomienda el uso de lágrimas artificiales y no extralimitarse con las lentes de contacto.
Una de cada tres personas sufre ojo seco y la mitad no están diagnosticadas
El síndrome del ojo seco es una de las enfermedades visuales más comunes. De hecho, se calcula que uno de cada tres españoles lo padecen y solo la mitad está diagnosticado. «Esta patología se desencadena cuando no se producen suficientes lágrimas para mantener los ojos húmedos o cuando esas lágrimas no cumplen su función correctamente por su mala calidad, lo que puede ocasionar muchas molestias en el paciente: sensación de arenilla, ardor, visión borrosa, fatiga visual, dolor, sequedad, enrojecimiento, sensibilidad a la luz…», explica Viviana Outeda, responsable del área de Contactología y Servicios de Salud Visual de General Óptica.
Las causas que originan este síndrome son variadas y a menudo se trata de una combinación de varias. Las más frecuentes son el propio envejecimiento de la persona, alteraciones hormonales, medicamentos (antidepresivos, diuréticos, antihistamínicos…), factores ambientales (aire acondicionado, humedad, calefacción…), uso intensivo de disopositivos electrónicos, enfermedades autoinmunes (síndrome de Sjögren), uso prolongado o inadecuado de lentes de contacto o un mal funcionamiento de las glándulas que producen las lágrimas.
Los tratamientos para el ojo seco varían precisamente en función de la causa y la gravedad de los síntomas. Y pueden ir desde una simples gotas oculares (las populares lágrimas artificiales) a cambios en el estilo de vida, tapones para el conductos lagrimal o cirugía.

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Enlace de origen : La técnica del 20-20-20 y otros trucos para evitar la fatiga visual abusar de las pantallas