Era una tarde clave para que el Real Murcia demostrara su fortaleza mental tras la batalla campal, sobre todo en lo emocional, que supuso el … duelo de Alcorcón que cargó de bajas y dudas a los granas. Y también fue una prueba de altura saltar al césped del Enrique Roca sabiendo que jugaba sin red después de que el Ceuta hubiera ganado horas antes al Castilla en Madrid. Los granas tenían todo que perder y muy poco que ganar, y sabían que no podían permitirse un fallo más si quieren pelear por el liderato hasta el final de la competición.
Por eso celebraron la victoria por todo lo alto, aunque los noventa minutos no dejaran las mejores sensaciones posibles. Porque el Real Murcia estuvo al borde del abismo durante muchos minutos del partido, sometido por un Villarreal B de la mitad baja de la tabla que estuvo a punto de hacer una herida profunda a su rival y también a Fran Fernández, que siempre parece en entredicho. El choque de la jornada 34 fue un simulacro de final y el Real Murcia terminó con una sonrisa, muy aliviado.
Real Murcia:
Iker Piedra, David Vicente, Alberto González, Saveljich, Ian Forns (Kike Cadete, 82), Boateng (Jorge Mier, 66), Moha, Pedro León (Loren Burón, 59), Carlos Rojas (Pedro Benito, 59), Juan Carlos Real (Davo, 82) y Flakus.
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Villarreal B:
Iker Álvarez, Antonio Espigares, Arnau Solà, Hugo Pérez, Rodrigo Alonso (Tiago Geralik, 52), Víctor Valverde, Dani Requena (Facundo Tomás, 82), Joseda, Luis Quintero (Víctor Moreno, 73), Thiago Ojeda (Alassane, 72) e Ivaylov (Albert García, 73).
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Goles:
1-0, min. 11, David Flakus. -
Árbitro:
Holgueras Catellanos, del comité castellano leonés. Mostró amarilla a Rodrigo Alonso, Juan Carlos Real, David Vicente, Moha y Víctor Moreno. -
Incidencias:
Estadio Enrique Roca, 14.228 espectadores.
Ganó gracias a un gol de Flakus, se mantiene a cuatro puntos del Ceuta a falta de doce por jugarse y mantiene vivo el sueño del ascenso directo. Además abre una brecha de siete puntos sobre el sexto, lo que también casi asegura el ‘playoff’, un premio que no ha disfrutado en sus dos primeros años en la Primera Federación. En caso de haber sumado la tercera jornada consecutiva sin ganar, hubiera vuelto la tormenta, aunque tras el 1-0 el horizonte está más despejado: el domingo vuelve al Rico Pérez para jugar de local ante un casi descendido Intercity, mientras que el líder recibe a un entonado Mérida. Por lo tanto, todavía todo puede pasar.
Alta tensión desde el inicio
Marcelino García Toral hizo un favor al equipo grana convocando a Etta Eyong, el máximo artillero del filial amarillo, para medirse al Espanyol en partido aplazado de Primera que coincidía con la visita castellonense al Enrique Roca. Pero a los diez minutos se oyeron los primeros pitos en el Enrique Roca. El motivo: el Villarreal B tenía el balón, dominaba la situación y estaba cómodo sobre el césped ya que su rival no mordía arriba. Además, el filial amarillo disfrutó de una gran ocasión para adelantarse en el marcador tras un gran pase en profundidad de Rodrigo Alonso para Valverde, aunque en el mano a mano del delantero castellanonense con Iker Piedra, relevo de Gazzaniga, salió victorioso el meta grana, que se ganó a la grada con una primera intervención brillante.
Pero el que cambió definitivamente la dirección del encuentro fue Flakus, que seguidamente agarró un balón en la zona de tres cuartos y tras conducir y acomodar su cuerpo se sacó un disparo de la chistera que se coló por la escuadra derecha de la meta de Iker Álvarez, que solo pudo recoger el balón del fondo de la red. El 1-0 del esloveno tranquilizó al equipo grana, aunque el Villarreal B siguió mandando en el choque. Y también generando ocasiones claras, como los dos disparos al palo consecutivos en el minuto 21, el segundo del exgrana Arnau Solà, que demostró que es un jugador más maduro y hecho que el que vistió de grana hace un par de campañas. El Real Murcia ganaba 1-0, pero el choque se acercaba peligrosamente al empate.
Sobre todo porque el equipo de Miguel Álvarez era superior en el centro del campo, como demostró la jugada que a la media hora de juego protagonizó Rodrigo Alonso, que tras robar el balón a un dormido Rojas se fue de todo el mundo para armar un fuerte disparo que sacó con el puño Iker Piedra. El equipo grana intentó sacudirse la presión intentando tener más balón, siendo más protagonista en el juego, pero su siguiente llegada a la meta amarilla llegó tras un buen robo de Moha, un gran centro de Rojas y un buen control de Pedro León, que sin embargo no encontró el espacio para disparar que buscaba. Eso sí, Iker Piedra seguía a lo suyo y volvió a evitar el empate con otra gran intervención tras el fuerte disparo de Dani Requena.
Lo mejor de la primera parte fue la solvencia del meta grana y de sus defensores. Y también que Rojas despertó con el paso de los minutos generando peligro y recuperando balones, mientras que Flakus era el mejor, igual que un buen Boateng. Respecto a lo demás, el Real Murcia necesitaba mejorar en la medular y en las bandas para intentar sentenciar el choque en un segundo acto que no podía volver a ser una lotería como otras veces.
Pérdidas de tiempo
La segunda parte arrancó con poco ritmo y con el equipo grana intentando ralentizarlo todavía más. De hecho, a los siete minutos de la reanudación el colegiado advirtió a Pereñíguez Pérez, delegado del equipo local ante la ausencia del sancionado Morote, que los recogepelotas estaban tardando demasiado en devolver los balones al campo. La grada comenzó a impacientarse con el juego de su equipo y los pitos fueron para los granas. Fran Fernández buscó más fogosidad y energía para agitar el partido dando entrada a Loren Burón y Pedro Benito por Rojas y Pedro León.
Dani Requena cayó en el área en una jugada que quizás otra semana, y sin tantos ojos puestos en el trabajo de Holgueras Castellanos, hubiera sido penalti contra el equipo grana. El Real Murcia de la segunda parte era más vertical, pero necesitaba acertar. De hecho Loren Burón pudo hacer el tranquilizador 2-0 tras una gran jugada de Pedro Benito, pero el cordobés la cruzó demasiado su disparo. La grada, en otro gran ejercicio de madurez, en vez de pitar comenzó a tirar de su equipo viendo que el partido se podía ir. Con un equipo local más envalentonado también pudo llegar el segundo con una gran jugada de David Vicente que remató de forma errática Pedro Benito.
Fran Fernández retiró a un cansado Boateng para dar entrada a Mier, una solución de urgencia para el mediocentro a pesar de contar con el canterano Bruno Partal en el banquillo, uno de los motores del Imperial. Pero el Real Murcia, pese a todos los movimientos realizados desde el banquillo, acabó el partido paralizado por el miedo a perder, pidiendo la hora, soltando después todos los nervios con el pitido final. De hecho, en el noventa fue Valverde, tras una jugada a balón parado mal defendida por los granas, el que remató fuera de forma inexplicable cuando tenía todo para hacer el empate. Los granas se libraron por los pelos de perder de dos puntos y de caer en un agujero del que hubiera sido difícil salir.

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Enlace de origen : El Real Murcia se agarra al sueño del ascenso en un duelo agónico con final feliz