
El cónclave que elegirá al sucesor de Francisco comenzará el 7 de mayo, el miércoles que viene. Así lo han decidido los cardenales en el … quinto de sus encuentros preparatorios -las llamadas congregaciones generales-, en los que discuten cuestiones organizativas, se ponen cara unos a otros, se identifican los retos a los que tiene que hacer frente la Iglesia y se perfilan las características que debe reunir el próximo Papa. A pesar del adagio romano que dice que quien entra Papa en el cónclave sale cardenal, en las quinielas suenan cinco favoritos: los italianos Pietro Parolin y Matteo Zuppi; el húngaro Péter Erdö, el filipino Luis Antonio Tagle y el español Ángel Fernández Artime.
La elección del Papa número 267 está en manos del Colegio Cardenalicio. Compuesto por 252 purpurados (45 más que en el cónclave que eligió a Bergoglio), solo 133 de ellos -los que no superan los 80 años; otros dos, además, han renunciado, uno de ellos, el español Antonio Cañizares, arzopispo emérito de Valencia, que no estará en Roma por motivos de salud- tienen derecho a voto en el cónclave. Los europeos son los más numerosos, con 53. Le sigue Asia, con 24; África, con 18; y América del Sur con 17. Francisco designó al 80% de ellos, eligiendo a representantes de Iglesias locales periféricas o minoritarias en detrimento de sedes episcopales occidentales.
De todos ellos, cuatro son españoles: Carlos Osoro Sierra, arzobispo emérito de Madrid; Juan José Omella, arzobispo de Barcelona; el mencionado Ángel Fernández, rector mayor de los salesianos; y José Cobo, arzobispo de Madrid. A ellos se les suman otros tres que ocupan sedes episcopales en el extranjero: el arzobispo emérito de Santiago de Chile, Celestino Aós; el obispo de Ajaccio, en Córcega, François-Xavier Bustillo; y el arzobispo de Rabat, Cristóbal López Romero. Este último asegura hoy en una entrevista con este periódico que «quien desea ser Papa, está mal de la cabeza o mal del corazón».
Mayoría de dos tercios
La mayoría para conseguir la fumata blanca requiere de al menos dos tercios de los votos, esto es, un mínimo de 89 de los 133 cardenales que participarán. El primer día, el mismo miércoles, se hará una primera votación de tanteo. De no haber acuerdo, en los siguientes se vota cuatro veces, dos por la mañana y otras dos por la tarde. Para evitar que el proceso se dilatara en exceso, Juan Pablo II estableció una norma que permite pasar a la mayoría absoluta a partir de la votación número 34, pero Benedicto XVI lo anuló en 2007 y fijó que a partir de ese momento se decida únicamente entre los dos candidatos con más apoyos.
En 2005 -elección de Benedicto XVI- y 2013 -nombramiento de Francisco-, el cónclave se decidió en 24 horas, con 4 y 5 votaciones respectivamente. ¿Qué sucederá en este? La internacionalización propiciada por Bergoglio apunta a que será más largo, pero ni los propios cardenales se ponen de acuerdo. «Será más largo que el anterior», ha advertido el alemán Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia. Todo lo contrario ha señalado su compatriota Reinhard Marx, que asegura que «durará pocos días».
Los favoritos
Entre los nombres que destacan como favoritos se cuentan, como queda dicho, dos italianos, Pietro Parolin y Matteo Zuppi. El primero, como secretario de Estado de la Santa Sede, es el número dos de la jerarquía vaticana. El segundo es el arzobispo de Bolonia. Sin un Papa italiano desde 1978, en contra de ambos juega el escándalo del ‘caso Becciu‘. En 2020, el cardenal Giovanni Angelo Becciu, de 76 años, se vio envuelto en una ruinosa inversión inmobiliaria en Londres en la que el Vaticano perdió 130 millones de euros. Parolin era en ese momento el inmediato superior de Beccii, que insiste en participar en el cónclave pese a que Francisco vetó expresamente su entrada.
El húngaro Péter Erdö, arzobispo de Esztergom-Budapest, supondría un giro copernicano respecto al pontificado de Bergoglio. Si la apuesta es por un sucesor de la periferia, el favorito es el filipino, Luis Antonio Tagle, que tiene en contra su edad -‘solo’ tiene 67 años, con lo que se avecinaría un papado largo-. El asturiano Ángel Fernández Artime, pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, encarna la opción española.

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