Bazares a tope en la Región de Murcia para completar el ‘kit’: «Hay pilas y velas para todos»

Bazares a tope en la Región de Murcia para completar el ‘kit’: «Hay pilas y velas para todos»

Lunes, 28 de abril 2025, 19:19

Pilas, velas, transistores, ‘camping’ gas, baterías solares externas para el móvil… El Hiper Atalayas era este lunes la cueva del tesoro para los murcianos que se pertrechaban para pasar las horas sin suministro eléctrico con unas reservas mínimas. «Quedan radios para ocho personas, y velas y pilas para todos. Mantengan la fila», organiza la cola con brío diligencia Jin, el propietario del gran bazar. Los grandes cirios rojos de Semana Santa, a dos euros la unidad, vivían una segunda vida, de nuevo en la primera línea del escaparate. «Son los mejores, aguantan muchas horas», recomienda una compradora a otra.

El impulso por imitación generaba nuevas necesidades de compra en la cola: «Mira, se llevan un ‘camping’ gas. ¿Cogemos uno?», se preguntaba una pareja al ver otra comprar uno. Los paquetes de pilas, a dos o tres euros según su eficacia, y los de velas y las cerillas volaban. Como las linternas en todos sus formatos, sobre todo, las de dinamo. Los bazares ‘chinos’ se convirtieron en el último recurso según fueron cerrando las persianas muchos comercios, bloqueados por la caída de los terminales de venta. «No podemos coger efectivo porque no se anotan las compras», justificaban en las cadenas. Los comercios de barrio también daban cuartelillo a sus clientes. En la casa de comidas La Tarara, en el barrio de Vistabella, mantenían la persiana abierta e incluso fiaban a los conocidos que no disponían de efectivo, haciendo gala de servicio público en momentos de apuro. Las redes de solidaridad vecinales se activaron rápido en el barrio. Quienes tienen cocinas de gas, las ofrecían a los demás, y los ‘táper’ de comida de la vecina salvaron el almuerzo de más de uno. «Tengo una caja de leche entera, quien necesite, que se pase por casa», ofrecía otra. En plena plaza de Los Patos, un grupo de vecinas arremolinadas en torno a un transistor analógico actualizaba las noticias a quienes paseaban por allí entre recados.

Algunos comerciantes del centro se quedaron de guardia en la puerta de sus establecimientos al no poder conectar la alarma ni echar la persiana

Los grupos de trabajadores de los bancos y las oficias de Trapería charlando en horario laboral en plena Platería daban idea a la una de la tarde de la imposibilidad para mantener la actividad. «Estamos esperando a que nos digan si nos vamos a casa. No podemos hacer nada», comentaba a las puertas de una entidad bancaria Encarna, una de las empleadas, mientras trataba de organizar, en las pequeñas ventanas de cobertura que le concedía el móvil, la recogida de sus hijos en el colegio y la comida: «Hoy latas, no hay otra cosa».

Acopio calmado

A muchos comerciantes les tocó hacer guardia a las puertas de sus establecimientos, ya que no podían conectar la alarma y, en algunos casos, ni siquiera echar la persiana, como ocurría en algunas joyerías del centro de la ciudad de Murcia.

El acopio en los supermercados se completaba con calma y un ambiente extraño. Garrafas de agua, botes de legumbres, más velas y cerillas, aceite sin mirar dos veces el precio, latas… iban llenando los carros en un tono un tanto inquietante que llevaba a los compradores a curiosear en los carros de los demás en busca de nuevas necesidades en las que no habían caída. La cola de los expositores de comidas preparadas se fueron alargando, mientras las estanterías con ‘bricks’ de leche y zumo se aligeraban pero a ritmo lento.

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