
«El ligamento cruzado de la rodilla, la rampa meniscal y algo que ahora mismo no recuerdo bien cómo se llamaba». Así explicaba hace unas … semanas Diego Ibáñez, vocalista de Carolina Durante, la dolorosa situación a nivel físico en la que se encontraba. No es un diagnóstico muy exhaustivo ni preciso, pero sirvió, de sobra, para generar una más que considerable duda respecto a si la banda podría o no consumar una agenda repleta de conciertos entre los que se encontraba el correspondiente a la primera jornada del Warm Up 2025. Una incertidumbre que se extendía hasta el comprensible punto de que, incluso cumpliendo con el itinerario, los directos no estuviesen al nivel de energía y entrega que caracteriza a la formación madrileña. Interrogantes acumulados que, una vez visto lo ocurrido en el recinto de La Fica cuando la madrugada ya era un denso manto que lo cubría todo, desaparecieron a toda velocidad. No hay lesiones que puedan parar a un grupo que se encuentra en el mejor momento de su trayectoria.
Apoyados en una puesta en escena que convirtió el escenario de El Pozo King Upp en una oficina al borde del colapso y la destrucción, conceptos que aportan el necesario contrapunto a la aburrida rutina que podemos relacionar con estos entornos, el grupo llegaba al festival para presentar su trabajo más redondo, un ‘Elige tu propia aventura’ que sonó prácticamente de inicio a fin y reafirmó, gracias también a la apasionada colaboración de un numerosísimo público entregado a la causa, su condición de clásico generacional. Nunca se termina de saber del todo las razones por las que unas canciones u otras conectan con un sector concreto de la sociedad, pero está claro que piezas como ‘Joderse la vida’, ‘San Juan’, ‘Tempo 2’, la excelente ‘Hamburguesas’ o ‘Normal’, compartida en Murcia junto a Las Petunias, lo han conseguido. Y con una fuerza que abruma. Más allá del vigor de algunos temas esenciales de su catálogo como la lograda versión de ‘Perdona (Ahora sí que sí)’ del murciano Marcelo Criminal, quien se subió al escenario para acompañar en una rotunda interpretación, ‘Cayetano’ o ‘Joder, no sé’, fueron las composiciones del citado último trabajo las que conquistaron a un altísimo número de personas que vibraron sin descanso, coreando cada estrofa y estribillo como si les fuese la vida en ello. Y puede que, en ese contexto y ante semejante descarga de adrenalina compartida, lo sintiesen así. Las señales que apuntaban a Carolina Durante como una de las grandes bandas de la escena rock de nuestro país eran ciertas. Ah, y una última cosa: la próxima vez que vengan, que lo harán, que vayan directos al escenario principal. Se lo han ganado con creces. Y con muletas.
La liga propia de Rufus T. Firefly
«Yo quería cantarle a la gente que no encontró su lugar y a este cielo resplandeciente que nadie quiere mirar». Esta preciosa línea pertenece a ‘Premios de la música independiente’, uno de los temas más emocionantes en la forma y punzantes en el fondo de ‘Todas las cosas buenas’, el octavo álbum de Rufus T. Firefly. Palabras que sirven también para definir una buena parte de la esencia que mueve al conjunto liderado por Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro. Una forma de ser, estar y, sobre todo, crear que es bandera y representación, motivo y meta, objetivo (cumplido) y bengala en los techos oscuros. Su propuesta se asienta en la psicodelia para, desde ahí, salir disparada en múltiples direcciones, conformando un mapa de géneros que desembocan siempre en la melodía resplandeciente y el hallazgo continuo. Un viaje en cada canción. Una experiencia en cada nota. ¿En el estudio? Impecables. ¿Sobre el escenario? Otra liga. Así volvió a quedar demostrado en un Warm Up donde, pese a estar ubicados en un horario bastante tempranero, terminaron brillando con una luz especial. Desde el rock garajero del tema titular de su último trabajo a la subyugante ‘Canción de paz’, pasando por la sangre Led Zepellin que recorre las venas de ‘Río Wolf’, el soul esplendoroso de ‘Lafayette’ o ‘Nebulosa Jade’, composición de pop mayúsculo, los componentes de Rufus se mostraron pletóricos, firmando un espléndido concierto.
Los nuevos clásicos
El miedo, según Franz Ferdinand, suena a melodías que recuerdan a los Beatles y al Bowie que reinó como nadie en el glam y a fogoso electropop, a baladas de aroma cinematográfico y postales griegas, a trallazos de rock bailable y simpáticos experimentos. Estas son, al menos, las conclusiones a las que uno puede llegar tras escuchar ‘The human fear’, sexto disco que la banda escocesa presentó en un Warm Up al que llegaba como gran cabeza de cartel. Condición que quedó justificada.
Liderados por un Alex Kapranos que se mantiene lustroso al frente del timón a pesar de haber sufrido numerosos cambios dentro de su equipo titular, salieron de la formación original el batería Paul Thompson y el guitarrista Nick McCarthy, se mantiene fiel al proyecto el bajista Bob Hardy y se han incorporado Dino Bardot, Julian Corrie y Audrey Tait, Franz Ferdinand convenció con sus temas más recientes, sobre todo en las adictivas ‘Build it up’ y ‘Hooked’ y en una ‘Audacious’ que se sitúa entre las cimas de su extensa carrera, y desató la locura general con sus grandes clásicos, redondeando así un concierto que no por previsible resultó menos disfrutable. Después de todo, seamos serios, ¿existe la opción real de que algún día dejemos de gozar en vivo con trallazos como ‘Do you want to’, ‘Walk away’ ‘Ulysses’ o ‘Take me out’? Cuesta imaginarlo.
Los perfiles de Zahara
Más complicado resulta averiguar las sensaciones que nos pueda despertar Zahara en el futuro. Sobre todo, porque, como pudimos ver una vez más en La Fica, la propuesta de la artista jienense no deja de mutar, transformando cada uno de sus pasos artísticos en una carta de amor a lo inesperado. Una radiante evolución que la ha llevado a entregar sus trabajos más completos en los últimos años, incluyendo el reciente ‘Lento ternura’, y a confeccionar un directo tan atrevido como estimulante, fascinante por su atrevimiento y alcance sensorial. La meta de mostrar la fusión de todos los perfiles posibles de su obra en esta nueva gira parece clara y Zahara consigue esquivar con admirable talento el riesgo de la acumulación, factor que podría desequilibrar el ritmo y coherencia interna de un espectáculo, gracias a un fabuloso repertorio donde sus distintos trajes dialogan apretando el corazón entre sus manos. Por eso el escalofrío es idéntico cuando llega desde la delicadeza (‘Con las ganas’) y la rave (‘Berlin U5’), la introspección (‘Formentera’) y la electrónica sucia (‘Merichane’), el dolor (‘Taylor’) y lo cotidiano (‘Tus michis’). Si a esto le sumamos un despliegue visual de primera categoría y una voz que sonó impecable en todo momento lo que nos queda es otro concierto para enmarcar de una artista cuya valentía es un ejemplo tan valioso como su talento.
Éxito local
Turno para los locales. Ganar la primera edición de la iniciativa ‘Región de Murcia Suena’ conllevaba la alegría de sumarse casi en el último momento al cartel de esta séptima edición, pero también el imponente reto de abrir el festival. Efectivamente, lo primero que se escuchó en el recinto de La Fica cuando el reloj no marcaba ni las seis de la tarde fueron los temas de Sistema Nervioso, grupo liderado por el cartagenero Guille Solano que cumplió con creces el desafío. Un triunfo basado en el crecimiento directo a directo que han protagonizado en los últimos meses, rodaje necesario que les permitió entregar en el Warm Up 2025 un estupendo concierto que pasó como un suspiro y dejó con ganas de más. Tienen la actitud, la convicción, la personalidad y, que nunca se nos olvide que es lo más importante, casi lo único que importa, las canciones. Imposible resistirse al riff de la trepidante ‘Yinkana’, el glorioso power pop de ‘Kiko’, compartida con Marta Movidas, y ‘Ordenador’, el mantra distorsionado de ‘Soy un intruso’ o una ‘Ante todo seriedad’ que habrían firmado con los ojos cerrados Talking Heads y que se eleva como la gran joya de una de las coronas más resplandecientes de la actual escena emergente de la Región. Un terreno al que también pertenecen Trashi, conjunto que también ha mostrado una formidable progresión desde sus alocados comienzos hasta un presente donde, sin perder su querencia por poner patas arriba el lugar, se muestran más centrados y convincentes. Combinando temas de su último disco, brutal la dupla formada por ‘Te encuentro’ y ‘Por la noche’, con canciones ligadas a su pasado y sorprendentes versiones (‘Tus gafitas’ de Karol G), la formación local entregó un notable concierto que se resolvió con un excitante tramo final digno de ser destacado.
Decepciones
En lo que respecta a lo menos interesante que dejó el viernes encontramos, lástima, un directo de Pablopablo que se quedó un poco a medio gas, resultando demasiado frío y carente de esa chispa que genera la unión con los asistentes, eje central sobre el que un concierto puede despegar o, como le sucedió, caer peligrosamente en la intrascendencia. También puede pasar lo contrario, claro, y ahí estuvo Mikel Izal para ejemplificarlo. La masa se volcó para descubrir su nuevo formato pensado para festivales y, desde luego, acompañó entonando hasta la afonía cada estribillo, pero, teniendo en cuenta el carácter más recogido que ha marcado su estreno en solitario, el más se convirtió en menos. Demasiada parafernalia y poca emoción. A años luz del zarpazo interno que nos propinó en su pasada visita a un Auditorio Víctor Villegas que le sentó (mucho) mejor a su repertorio actual.
De la misma forma, es bastante probable que cualquier otro concierto que ha ofrecido Mando Diao en la Región esté por encima del que la formación llevó a cabo en esta edición del Warm Up. Herida por el pobre estado en el que se encontraba la voz de Björn Dixgård, la actuación de los suecos terminó de hundirse por culpa de un repertorio que se olvidaba casi por completo de los clásicos para apostar la práctica totalidad de sus fichas a unos últimos álbumes que pasaron sin pena ni gloria. Y con razón. Poco hit y mucho bostezo. Decepción considerable.
Venganza con final feliz
Por último, Niña Polaca cumplió con su revancha. El concierto que la tormenta nos robó hace ya dos años terminó siendo gasolina para el motor de una banda que aterrizó en La Fica, previo concierto acústico en los alrededores, detalle para aplaudir, con la férrea decisión de dejarse el alma en cada tema. Pensado, prometido, dicho y hecho. De la apertura con ‘Ivona (Voy a decirle a mi madre que la quiero’) al cierre con ‘Mucho tiempo contigo’, Niña Polaca devolvió con creces la ilusión mostrada ante su segunda oportunidad en el festival, dejando momentos memorables como los protagonizados por ‘San Francisco el Grande’, una ‘Muerte de Mufasa’ que contó con una petición de matrimonio a escasos segundos del arranque del enésimo pogo, ‘Nora’ o la soberbia ‘Los días malos’. La espera, para banda y público, mereció la pena. Una venganza con final feliz y banda sonora de épica rock. Parte fundamental de los sonidos que recordaremos cuando pensemos en esta edición del Warm Up.

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