
La Iglesia católica volvió este jueves a demostrar su capacidad para sorprender a sus fieles y a todo el mundo con la elección de Robert … Prevost, de 69 años, como nuevo obispo de Roma, que eligió el nombre de León XIV, toda una declaración de intenciones al recordar a León XIII, el Papa llevó ocupó el solio pontificio entre 1878 y 1903 y que pasó la historia por la ‘Rerum novarum’, la recordada encíclica que actualizó la doctrina social del catolicismo. Prevost, miembro de la congregación religiosa de los agustinos, es el primer líder católico nacido en Estados Unidos, por lo que cae así la regla no escrita que regía en los tiempos modernos que decía que un Pontífice no podía ser de la misma nacionalidad que la primera potencia del mundo. Con ascendencia española y amplia experiencia pastoral en Perú, donde fue obispo de Chiclayo, Prevost ha sido prefecto del dicasterio para los Obispos durante los dos últimos años del pontificado de Jorge Mario Bergoglio, cuyo fallecimiento el pasado 21 de abril llevó a la convocatoria del cónclave del que ha salido elegido como su sucesor, siendo el segundo líder católico venido de América.
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El Papa número 267 de la historia eclesial aúna el conocimiento de la Curia romana con el hecho de haber dirigido una diócesis, como pidieron diversos cardenales durante las congregaciones generales, las reuniones previas a las votaciones en la Capilla Sixtina. Ese perfil, unido a su experiencia internacional, propició que fuera elegido posiblemente en la cuarta votación del segundo día del cónclave. La fumata blanca salió a las 18:06 horas por la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina y alrededor de una hora después el cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, anunció su nombramiento con la tradicional fórmula en latín ‘Habemus papam’ desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano. Decenas de miles de fieles se habían congregado desde horas antes en la plaza de San Pedro para vivir de cerca este crucial momento con el que la Iglesia católica inicia un nuevo ciclo. Después de la tormenta que supuso Bergoglio, los cardenales optaron por un perfil más sosegado y centrado como el de Prevost, con el que se trata de apaciguar a los sectores eclesiales a los que incomodaron algunas decisiones de Francisco.
León XIV, de hecho, se presentó por primera vez ante los fieles en el balcón central vestido de blanco con una indumentaria más tradicional a la de Bergoglio y recordando más a Benedicto XVI. «¡La paz sea con todos vosotros! Queridos hermanos y hermanas, con este primer saludo de Cristo resucitado, yo también quiero que este saludo de paz entre en vuestros corazones, en vuestras familias, ¡a todos vosotros! ¡Que la paz sea con vosotros!», fueron sus primeras palabras, destacando que «la paz de Cristo resucitado» es una paz «desarmada y desarmante, humilde y perseverante». Su mensaje fue toda una declaración de intenciones en un mundo que sufre la ‘Tercera Guerra Mundial a trozos’, como denunció repetidas veces Francisco, y como es patente en Ucrania, Gaza, Sudán y tantos otros países.
A su insistente llamada a favor de la paz, León XIV unió el reconocimiento a Bergoglio, al que los fieles vieron en ese mismo balcón el 20 de abril, un día antes de fallecer, para impartir la bendición ‘Urbi et orbi’ y desear igualmente la paz, como hizo ahora Prevost, quien afirmó que «el mal no prevalecerá» e invitó a «construir puentes». El nuevo obispo de Roma le dio las gracias a Francisco y dejó claro que seguirá desarrollando su idea de una Iglesia misionera, en camino y sinodal, es decir, en la que se consulte a las bases y supere el clericalismo. «Soy un hijo agustiniano, que dijo con vosotros soy cristiano y por vosotros obispo. Podemos caminar todos juntos hacia esa patria, la cual nos ha preparado dios. A la Iglesia de Roma un saludo especial. Juntos tenemos que ser una iglesia misionera, una iglesia que construya puente y siempre abierta a recibir a todos. Todos aquellos que necesitan nuestra presencia, el dialogo y el amor», insistió.
También aprovechó su primera alocución pública como obispo de Roma Prevost, en las que mostró un buen conocimiento del italiano, para pasar al español al enviar «un saludo, a todos aquellos, en particular, a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú», desatando así los aplausos de los fieles hispanohablantes que había reunidos en la plaza de San Pedro. Su elección fue una sorpresa para muchos, pues aunque estaba en la lista de papables, no estaba situado en los primeros puestos. Incluso algunos cardenales consideraron que había supuesto una «oportunidad perdida» el discurso que tuvo durante las congregaciones generales, las reuniones previas al cónclave, porque lo dedicó a cuestiones burocráticas centradas al funcionamiento del dicasterio para los Obispos.
Cuarta votación
De carácter reservado y conocido por su discreción, Prevost acabó logrando en cualquier caso las 89 papeletas en que estaba fijado el quórum en los escrutinios celebrados en la Capilla Sixtina. No era una tarea fácil, al tratarse del cónclave más numeroso e internacional de la historia eclesial, con 133 purpurados provenientes de 70 países diferentes. Lo heterogéneo del grupo de electores era un reflejo de la voluntad de Francisco por dar entrada en el Colegio Cardenalicio a representantes de Iglesias periféricas y minoritarias.
A León XIV le tocará ahora decidir si sigue ese camino iniciado por su antecesor u opta por premiar con mayor protagonismo a archidiócesis históricas europeas a las que el Pontífice argentino negó la birreta cardenalicia. Será una de las muchas decisiones que deberá tomar el nuevo Papa, al que le pesará el legado de su antecesor. Su elección responde probablemente a la voluntad de muchos purpurados por bajar el ritmo que llevaba Francisco y abrir ahora un período en el que decantar e institucionalizar algunos de esos cambios sin meter más tensión dentro de la comunidad eclesial. Resultan en ese sentido premonitorias las palabras que dijo el pasado miércoles en la ‘misa pro eligendo pontífice’ previa al cónclave el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re. Señaló en su homilía que la principal tarea que debía tener en mente el nuevo obispo de Roma era la «comunión», es decir, la preocupación por garantizar la unidad eclesial y evitar las fracturas internas.
El perfil de Prevost, un hombre pausado y con perfil centrista, parece responder a ese patrón. También se habría beneficiado el nuevo Papa de la necesidad identificada por muchos electores de tener un Pontífice con capacidad para hablar de ‘tú a tú’ a los hombres más poderosos del planeta, como el presidente estadounidense, Donald Trump, quien trató de influir en el cónclave con su imagen vestido de Papa. Con posturas antagónicas al del actual inquilino de la Casa Blanca en cuestiones como la inmigración, Prevost estaba considerado como ‘el cardenal menos estadounidense de los estadounidenses’.
Primer viaje
Además de con la elección de su nombre, otra señal importante del nuevo Papa vendrá con su primer viaje. Se le espera ya en Nicea, la localidad de la actual Turquía donde se celebró en el año 325 el histórico concilio con el que trató de buscarse la unidad de la Iglesia. El 24 de mayo estaba prevista una visita de Francisco a esta ciudad para conmemorar los 1700 años de aquel encuentro y reunirse allí con el Patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, ‘primus inter pares’ de los jerarcas de la Iglesia ortodoxa. Lo apretado de la fecha hará que Prevost tenga que decidir en los próximos días si elige Nicea como el destino de su primer viaje como Pontífice, lo que sería toda una declaración de intenciones de su voluntad por impulsar el diálogo ecuménico.
Aún no se conoce cuando será la misa de entronización con la que comenzará oficialmente el pontificado. A esta ceremonia suelen asistir cientos de jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, al mantener la Santa Sede relaciones diplomáticas con 184 países, que a buen seguro estarán representados en la ceremonia. También se espera en la ceremonia los principales líderes religiosos de todos los credos. Tras el saludo y la bendición ‘Urbi et Orbi’ de este jueves, se espera que el Papa dirija la oración del Regina Coeli de este domingo desde la ventana del estudio de los apartamentos pontificios. Será el primero de su pontificado.

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