Austria arrebata Eurovisión a Israel en el último minuto y Melody se desploma

Austria arrebata Eurovisión a Israel en el último minuto y Melody se desploma

Domingo, 18 de mayo 2025, 01:39

La noche era de la música y no de las polémicas. El público eurovisivo, que tiene gran responsabilidad a la hora de decidir quien es el ganador del festival, inclinó su balanza y cerró una noche decepcionante para España pero histórica para Austria que, tras un recuento de infarto y en el último minuto, volvió a conseguir el Micrófono de cristal once años después de su último logro, arrebatándole la victoria a Israel. JJ, con su ‘Wasted Love’, resaltó, sin extravagancias, por encima de cualquiera de las otras propuestas musicales. Y esto es importante. Porque si la tónica general de Eurovisión son las actuaciones irrelevantes e incluso absurdas, con parodias y, como no, el humor, en Basilea se puso este sábado de manifiesto el registro musical del ganador con una balada que mezcla pop, ópera y electrónica dedicada al amor no correspondido. Y todo hay que decirlo, tiene sello español, pues la propuesta, en la que el cantante protagoniza una lucha contra viento y marea en el escenario por un amor no correspindido, está firmada por Sergio Jaén.

La balanza estaba inclinada desde el momento en el que Austria, que esta es la tercera vez que logra la victoria, no dejaba de recibir los 12 puntos de los jurados profesionales. Pero a la hora de la final, con una gala que ya rebasaba las cuatro horas de duración, Israel y Austria se disputaban el primer y segundo puesto después de que Suiza, el anfitrión, recibiera cero puntos del televoto en una final embarrada por la polémica. Y es que por mucho que el jurado profesional hable primero, el voto popular otorga. Así, acabó por inclinar una edición en la que Israel, a la que el televoto español, por sorpresa, otorgó 12 puntos, participó por segundo año consecutivo envuelto en una guerra. Un hecho que se quedó de lado a la hora de juzgar la actuación de la israelí Yuval Raphael, una superviviente de los atentados de Hamás del 7 de octubre, al conseguir la segunda posición en una noche donde volvió a quedar patente que las apuestas, apuestas son.

Y es que para España, la realidad no es como se esperaba. Si la baja puntuación que el jurado popular otorgó a Melody ya hacia predecir una mala posición para la candidatura española, todo se esperaba remontar con el voto del público. Era el momento de ver si lo que decían las apuestas, que no paraban de mejorar desde la actuación de «Esa diva» en la primera semifinal del festival, casaba con la realidad. Y la cara de Melody habló por si sola cuando las presentadoras de la edición desvelaron la puntuación que el público, que fue quien en el Benidorm Fest otorgó la victoria a Melody, había otorgado a lo que parecía ser una actuación, con sus luces y sombras, en condiciones para obtener una buena posición en la 69 edición de Eurovisión. Pero frente a lo que se esperaba, frente a lo que se soñaba y frente a lo que en los últimos días parecía haber remontado, Melody y, por ende, España, volvía a ocupar los puestos de la tabla que más veces a ocupado desde que en 1961 decidiese participar en el festival más apolítico pero politizado que existe.

Tan solo diez puntos, sumando los 27 que el jurado de los países había otorgado a España (Azerbayán dio cinco, Francia dio cinco y Albania 10), hicieron que Melody acabara en el puesto 24 de la tabla. Una posición en la que España ha quedado en dos ocasiones, la última en 2021, cuando Blas Cantó interpretó «Voy a quedarme». Y pese a que parecía que ‘Esa diva’ era la propuesta que podía quedar en mejor puesto que ‘Zorra’, los de Nebulossa incluso quedaron dos posiciones por encima. Y es que Melody, que resurgió de las cenizas tras darse a conocer en 2001 con su éxito del gorila, ha cosechado uno de los peores resultados de la última década para España en una noche en la que el televoto español dio la victoria para un país por el que España ha pedido a la UER que estudie su participación.

La organización, que aceptó la idea de RTVE, aseguró que lo estudiaría a su debido tiempo. Habrá que ver si después de que el país hebreo haya logrado la segunda posición, la UER abre un melón que, tal y como ha quedado reflejado, está al margen de un público que quiere espectáculo, como el servido no solo por Malta sino por países como Reino Unido o Finlandia.

Una noche de sorpresas

Sin duda, la noche se puede definar como la de las sorpresas. Y es que la edición empezó fuerte cuando en la primera semifinal quedó eliminada Bélgica, que también partía como una de las favoritas. Pero a decir verdad, lo que nadie esperaba era el resultado de Suecia, que siempre estuvo liderando el primer puesto de una tabla que, en el momento decisivo, lo relegó a la cuarta posición pese a su oda a las saunas de los países nórdicos. Porque sí, es Eurovisión y a cualquier cosa se le puede cantar. Y sino que se lo digan a Tommy Cash, que con una corbata hasta las rodillas, unos pases de baile cuanto menos peculiares y un pequeño ‘Espresso Macchiato’ no solo logró una tercera posición para Estonia sino también, aparte de risas, el cabreo de los italianos por su abuso excesivo de los estereotipos del país.

Pero si hay que hablar de fracaso, ese tiene nombre propio. Es Gabry Ponte, el representante de San Marino, que pese a ser un dj reconocido a nivel mundial, Eurovisión no fue su lugar. Cerró la tabla de clasificación con una actuación electrónica que puso, por lo menos en esos minutos, algo de ritmo a una noche italiana -por el número de propuestas que cantaban en italiano- y en la que el amor así como el homenaje a las madres y la reivindicación a la mujer se entremezclaron a ritmo de baladas, pop y algo de folclore, aunque poco, para amenizar una noche en la que Nemo, el anterior ganador de Eurovisión, dio el testigo a JJ. Esta vez, no obstante, sin rotura del micrófono de cristal por medio.

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