
En el parking del centro comercial La Rambla, el tiempo parece haberse detenido. Al sur del antiguo Eroski, la actividad del espacio comercial funciona … con normalidad. Los usuarios cargan tranquilamente las bolsas de la compra en el maletero de su coche mientras el suelo al este del espacio comercial continúa inaccesible, inhabilitado a las visitas, ya sean a pie o motorizadas. Y es que cinco meses después de que el Ayuntamiento afirmara en octubre del año pasado a este periódico que las obras del nuevo disuasorio al oeste de la ciudad estarían acabadas en «tres semanas», es decir, para el pasado noviembre, allí no hay ni rastro de obreros. Todo luce con el mismo cercado de obras desde hace meses, tal y como pudo constatar ‘in situ’ LA VERDAD.
Los trabajos comenzaron en marzo del año pasado con un plazo de ejecución inicial de apenas seis meses, por lo que, de no haber habido contratiempos, debieron tener su punto final el pasado septiembre. Sin embargo, hoy todo continúa envuelto en las cintas amarillas de la empresa unionense González Soto.
Al otro lado de las vallas, las plazas para los turismos están perfectamente pintadas y las pérgolas, de aspecto casi idéntico a las del centro comercial, están haciendo sombra al asfalto negro impoluto, sin signos de rodamiento. Todo al tiempo que el viento va arrastrando con sus rachas basura suelta al interior, la cual se acumula junto los bloques de hormigón y canalizaciones que allí han quedado acopiados.
Según se anunció desde el ejecutivo municipal, este nuevo recurso dispondría de 700 plazas. En octubre, con los retrasos ya oficializados, portavoces del equipo de gobierno trasladaban a este diario que la empresa constructora, dado su alto volumen de trabajo, se había demorado en el suministro de las estructuras metálicas necesarias para las pérgolas, algunas de las cuales se anunció que serían fotovoltaicas. Asimismo, los mismos medios afirmaron que la finalización de las obras estaba condicionada ahora a las lluvias, así como a los efectos de la huelga del transporte.
Ya anteriormente, desde el grupo municipal de MC presagiaban lo peor y, en septiembre, lanzaban una nota denunciando que las obras estaban «paralizadas». Los cartageneristas acusaron al Gobierno local de «malgastar» el dinero público en unos parkings, este y el de Severo Ochoa, muy próximos a los centro comerciales La Rambla y Mandarache.
En marzo, con motivo de la apertura del disuasorio de Severo Ochoa, el ejecutivo municipal señaló a este diario que estaban barajando la posibilidad de adelantar la apertura del recinto por sectores, mientras concluían las labores de construcción de un transformador de electricidad para atender con garantías las demanda de los paneles solares que permitirán la recarga de vehículos eléctricos.
A preguntas de este diario, portavoces del equipo de gobierno insistieron este lunes en que la obra continúa en plazo, el cual señalan que se ha autorizado extender hasta el próximo 31 de diciembre con el fin de «hacer una pequeña modificación respecto a la acometida eléctrica que dará servicio a las instalaciones». Insisten los mismos medios en que Iberdrola pidió la inclusión en el proyecto del centro transformador para garantizar la seguridad de los puntos de recarga. «Por ello, se ha modificado el proyecto para incluir este transformador que precisa, además, la autorización del Ministerio, que es quien supervisa el proyecto».
En cuanto se reanude el procedimiento para la instalación del transformador, desde el gobierno local afirman que se procederá a instalar otros elementos como los aparcabicis antivandálicos, las luminarias y las obras de jardinería.
1,3 millones de Europa
Las obras tienen un presupuesto de 1,3 millones de euros procedentes de fondos europeos. La propuesta ya figura desde 2021 dentro del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Cartagena. La zona de actuación municipal, al este del centro comercial y a la altura de las gasolineras, linda al norte con una parcela, donde se aprecia un gran socavón donde, con las lluvias, suele acumularse agua.
Antes de la intervención del Ayuntamiento en la zona, ya previamente, el promotor Tomás Olivo acondicionó el propio parking del centro comercial, donde se sustituyeron las pérgolas y se hizo un reasfaltado. En noviembre de 2023, la alcaldesa, Noelia Arroyo, acudió a la inauguración del Mercadona allí instalado en el lugar que ocupó antes la cadena vasca de supermercados. Lugar que, durante la pandemia, también sirvió como punto de vacunación contra la covid-19.
La parcela municipal de 19.581,65 metros cuadrados también va a incluir puntos de carga para vehículos eléctricos y seguridad mediante el control de accesos con cámaras. Asimismo, se prevé la instalación de aparcabicis convencionales y una veintena de modalidad inteligente. González Soto, además, incorporó al proyecto inicial como mejoras la instalación de dos pasos de peatones inteligentes y dos conjuntos semafóricos en el complejo.
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Técnicos continúan vigilando los coches en Severo Ochoa de cara a redactar un reglamento de uso
Mientras sigue sin abrir sus puertas el parking municipal en La Rambla, las cartageneros continúan disfrutando sin restricciones del disuasorio habilitado en la calle Severo Ochoa, inaugurado el pasado marzo. El coste de esta infraestructura ascendió a 900.000 euros procedentes de fondos europeos, pero el equipo de gobierno todavía continúa sin detallar los pormenores del reglamento que regulará en el futuro el uso de este recurso municipal.
El objetivo de ese documento es precisamente evitar que estas plazas se conviertan en aparcamientos permanentes. Un uso inadecuado y abusivo que no es el principal que busca tener, el de disuadir a los conductores de adentrarse con sus vehículos hasta el mismo centro de la ciudad e incentivarlos a usar, en su lugar, el transporte público.
De momento, cualquier cartagenero puede acceder sin restricciones en tanto no se indique qué tipo de vehículo puede usar el aparcamiento, los tiempos máximos de estacionamiento diarios, así como las posibles sanciones.
Como pudo comprobar este diario, ya son muchos los vecinos que están utilizando el aparcamiento y copan buena parte de las plazas disponibles, especialmente aquellas bajo sombra y alguno de los cargadores para eléctricos. «Es el primero de sus características que se ha abierto al público y está sirviendo de experiencia para aprender y con la información que se está obteniendo establecer un sistema lógico de uso, que quedará recogido en el reglamento, señalan fuentes municipales, que recuerdan que el aparcamiento «cuenta con parada de autobús y líneas que lo conectan con el centro».
Desde la oposición ya se criticó la creación de este espacio por encontrarse a escasos metros del parking de Mandarache, cuyas 1.200 plazas rara vez se cubren. El PSOE, por ejemplo, solicitó destinar ese suelo a un local social para los vecinos de La Puyola.

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Enlace de origen : El disuasorio de La Rambla, en Cartagena, sigue sin abrir más de un año después del inicio de obras