El establecimiento de Murcia donde puedes cocinar a tu antojo

Jueves, 22 de mayo 2025, 00:44

| Actualizado 09:57h.

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Al concepto de locales que ofrecen talleres de cocina en los que aprendes a hacer un par de recetas y luego te las comes con un grupo de aficionados a la cocina, como Espacio Umami, Punto Cuchara o Tempura, se le ha sumado una idea intermedia llegada de oriente en la que el comensal recibe una olla de caldo hirviendo en el centro de la mesa y tiene que ir cocinándose él mismo los ingredientes que desea. Como una fondue francesa, pero en vez de queso o chocolate, caldo de carne, setas o tomates.

Además, antes de sentarte, tienes que ir a una zona de autoservicio para prepararte la salsa por donde vas a mojar todos estos ingredientes una vez los hayas cocido. Salsas dulces, picantes, ácidas, aceites, salsa de cacahuete, satay, cilantro, ostras, soja, con sabor a mar, y así hasta una treintena. La verdad es que es difícil fallar pero, si eres nuevo en esto, hay algunas indicaciones para que te hagas la salsa más o menos a tu gusto.

Una vez sentado, la olla empieza a hervir para que vayas incorporando los ingredientes, por lo que es recomendable no ir un día muy caluroso porque te puede dar un parraque en toda regla.

El local es bastante grande y la primera impresión es la de ser un establecimimento para toda la familia, aunque el precio (unos 40 euros) es alto para hacer una excursión gastronómica solo por vivir la experiencia, sin tener en cuenta la parte gustativa.

Lo más vendido del restaurante es la tabla de carne, pasta, setas y empanadillas. De los tres caldos, el de tomate lo encuentro insípido; el picante casi insoportable -con ataque de tos incluida- y el tercero, de carne y setas, ideal para usarlo toda la comida. Uno va metiendo lonchas finas de carne, setas enoki o fideos frescos que va cogiendo con los palillos para tenerlos el tiempo suficiente para que se cocinen, antes de mojarlos en la salsa que previamente has elaborado.

Es normal que la empanadilla se te suelte dentro de la olla y se disuelva, o que se queden varios fideos flotando entre las setas que forman el caldo si no eres un experto samurai con los palillos. Yo, además de la olla con la carne, pido la lengua de cerdo que viene fileteada y cruda para cocinarla del mismo modo, y que encuentro con una textura dura; un buen arroz con tortilla y unas bolitas de gamba rebozadas en palomitas muy agradables.

Cada cinco minutos pasa la camarera con dos grandes jarras para ir rellenando los caldos centrales, ya que estos se van evaporando con el tiempo. Toda la comanda se pide con el móvil y los camareros solo y exclusivamente traen platos.

Como digo, la experiencia es diferente y original a todo lo que se conoce por la Región. Ideal si eres de esos intrépidos comensales a los que les gusta salir de casa para cocinar e interactuar con lo que poco después te vas a comer.

Un poco de caldo de setas, fideos, carne hervida y un poco de salsa con crema de sésamo, soja y todo lo que pilles en el espacio de salsas, y no te vas con hambre, aunque cabe la posibilidad de que termines con tendinitis en el brazo de ir metiendo comida a la olla comunitaria. Además, para terminar comiendo una especie de ramen, se me ocurren otras opciones mejores y más económicas.

William Abrego

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