Israel bombardea una escuela de Gaza ocupada por refugiados y mata al menos a 35 civiles

Una de las historias más desgarradoras del ataque es la de la pequeña Ward Jalal Al-Sheikh Khalil, cuyo vídeo caminando entre las llamas de la escuela Fahmi al-Jarjawi se ha hecho viral. Ward ha perdido a cinco hermanos en la masacre, mientras que su padre permanece en estado crítico.

Como es habitual en sus comunicados, el ejército ha informado de que la ofensiva estaba dirigida contra «terroristas que se encontraban en un complejo de comando y control de Hamás y la Yihad Islámica». En total, las Fuerzas de Defensa han llevado a cabo doscientos bombardeos desde el sábado, en uno de los cuales murieron quince personas al caer un proyectil de gran envergadura sobre una casa en el campamento norteño de Yabalia. La mayoría de los fallecidos pertenecía a una misma familia.

El ejército ha aumentado considerablemente sus acciones en La Franja, donde casi 54.000 personas han sido asesinadas desde finales de octubre de 2023. Y el futuro no parece más halagüeño. Las Fuerzas de Defensa ocupan en la actualidad un 40% del territorio y han anunciado que su principal objetivo es llegar al 75% en el plazo de dos meses. Mandos militares explicaron que esta operación terrestre forma parte de su nueva lucha contra Hamás, que consistirá en desplazar a los civiles de amplias zonas de Gaza para luego destruir sistemáticamente toda la infraestructura de la milicia, incluidos los kilómetros de túneles que conserva intactos.

Decenas de miles de soldados han sido desplegados para dominar el terreno y empujar a los palestinos a tres áreas predeterminadas del sur y el centro: Mawasi, un enclave costero considerado como «zona segura»; el centro de Gaza City, y una «zona humanitaria» que discurre entre los campamentos de Deir al-Balah y Nuseirat. La intención del Gobierno es concentrar a dos millones de habitantes en estos lugares, pese a que su superficie conjunta equivale solo al 25% del actual territorio de Gaza.

Ayuda alimentaria

Mientras, la ayuda no llega a las calles de Gaza y el anuncio de Benjamín Netanyahu de permitir la entrada de camiones después de dos meses y medio de bloqueo ha sido simbólico. Israel usa el hambre como arma de guerra y aparentemente planea hacer lo propio con un nuevo sistema de reparto de alimentos cuya entrada en vigor ha sido fijada para este mismo lunes, pero que ha quedado en el aire tras la dimisión de su director general. Jake Wood. El exmarine y CEO de la Gaza Humanitarian Foundation (GHF) ha sorprendido con un anuncio de última hora en el que informa que abandona el puesto porque «está claro que no es posible implementar este plan y adherirse al mismo tiempo a los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia».

Pese a la espantada de Wood, el canal público israelí Kan señaló que el primer centro de distribución de ayuda de la GHF se abrirá este lunes y que en los próximos días abrirán otros tres. Desde la fundación emitieron un comunicado para explicar que «nuestros camiones están cargados y listos para partir. A partir del lunes 26 de mayo, GHF comenzará la entrega directa de ayuda en Gaza, llegando a más de un millón de palestinos para finales de la semana. Planeamos ampliar rápidamente la ayuda para atender a toda la población en las próximas semanas».

Esta fundación, que cuenta con el respaldo de Estados Unidos e Israel, pretende sustituir a la ONU y al resto de actores humanitarios que trabajan en Gaza desde hace décadas. Para hacer este trabajo cuenta con «un puñado de organizaciones privadas recién formadas con historias oscuras y patrocinadores financieros desconocidos», según la investigación elaborada por ‘The New York Times’. La mayoría son compañías estadounidenses de contraristas privados en manos de antiguos militares y exagentes de la CIA.

Wood asegura en su comunicado final que respondió hace dos meses afirmativamente a la propuesta de la fundación para convertirse en su director ejecutivo «horrorizado y desconsolado por la crisis de hambre en Gaza». A principios de mayo intentó convencer a la ONU de que tomara parte en el proyecto, pero no lo logró. Aunque el plan «no es perfecto», el CEO afirmó que lo principal era hacer llegar comida a una población en estado crítico. En menos de quince días, Wood admite que le han surgido serias dudas sobre las condiciones de su trabajo y la posibilidad de definir a GFH «como una entidad humanitaria verdaderamente independiente».

Naciones Unidas ha rechazado su participación en la ONG desde el principio alegando que la misión podría haber sido inspirada por Israel, que la organización carece de representación palestina y que sus operaciones iniciales se centrarán en cuatro puntos del centro y el sur de La Franja, despertando las sospechas de que su finalidad resida en desplazar a la población del norte y concentrarla en el sur. La ONU advierte que «podría poner en peligro a la población civil al obligarla a caminar kilómetros, a través de las líneas militares israelíes, para obtener alimentos».