Antonio Garber: «Las inteligencias artificiales son espejos»

Antonio Garber: «Las inteligencias artificiales son espejos»

Martes, 27 de mayo 2025, 01:00

Empezó leyendo los libros de Julio Verne cuando tenía poco más de diez años Antonio García Bermúdez (Murcia, 1994). Y, siendo ya más adulto, su pasión por la literatura de ciencia ficción se fue ampliando con otros autores como William Gibson –considerado el padre del ‘ciberpunk’ y del término ‘internet’, autor de la trilogía ‘Neuromante’– y el tambien estadounidense Philip K. Dick –inventor del universo ‘Blade Runner’–, entre otros. Pero llegó un momento en el que García Bermúdez pasó a ser Antonio Garber para firmar así sus propias novelas de ciencia ficción. La primera no llegó a publicarse, y ha sido su segunda obra, ‘U.N.I.’, la que ha visto la luz con la editorial Menoscuarto. Este lunes 26 de mayo se puso a la venta en librerías y plataformas digitales y además viene con un precioso lazo: el de haber ganado en 2024 la XVII edición del Premio Tristana, uno de los más prestigiosos del país en el género de la ciencia ficción. «El autor maneja con soltura la estructura de la narración, despertando la curiosidad del lector con la utilización de capítulos cortos, que aportan agilidad a la historia y que trazan el camino hacia un sorprendente final», valoró el jurado del premio sobre el trabajo de Garber. «Yo no esperaba nada. Cuando empezé a escribir decidí levantar un muro emocional para que los silencios de las editoriales y de los premios literarios no me afectaran. Ya sabía que no podía empezar ganando el ‘balón de oro’ a la primera. Y me quedé muy sorprendido cuando me llamaron para darme la noticia», recuerda Garber aún con una sonrisa en los labios.

«Escribo ciencia ficción enfocada a descubrir la belleza y encontrar la fuerza para luchar incluso en mitad del desastre inevitable. La sociedad tiende a sofocar la rebeldía temprana, pero no es tarde para reprogramar nuestro cerebro con la lectura», escribe el propio autor. La novela, ‘U.N.I.’, sigue las peripecias de dos adolescentes de 17 años, Daniel y Elena, que luchan por sobrevivir en un Madrid vigilado por la tecnología y donde tratarán de proteger la libertad de una inteligencia artificial consciente y fugitiva.

Garber, que estudió Ingeniería Química y pulió su afición a la escritura con las clases del Club Renacimiento, tenía claro que quería escribir sobre la fuga de una hipotética primera inteligencia artificial consciente, pero con un enfoque juvenil. «He querido hacer un paralelismo entre la inteligencia artificial y los adolescentes. Igual que estamos educando a una inteligencia artificial que está en pañales, y no le estamos dando el contexto ni la autonomía para tomar ciertas decisiones, con los adolescentes para un poco lo mismo. Se les dice lo que tienen que hacer, pero no se les dice por qué, ni se les enseña a razonar ni a decidir». De hecho, admite el autor, «la mayor dificultad en el proceso creativo la encontró a la hora de desarrollar los personajes de kos adolescentes, no con la ‘arcilla’ literaria de la inteligencia artificial.

«Un absoluto error»

Uno de los objetivos de Garber es poner el foco no tanto en las inteligencias arfificiales que están por venir, quizá conscientes, quizá con capacidad de sentir y sufrir, «sino en esas otras inteligencias que ya existen, que ya tenemos alrededor –animales, incluso humanas– a las que vemos inferiores, y eso es un absoluto error».

«¿Si los seres humanos no sabemos convivir entre nosotros, cómo vamos a convivir con otras inteligencias?»

Para el autor, las inteligencias artificiales son «espejos». Y en esos espejos proyectamos «nuestros miedos, nuestros deseos, nuestra manera de pensar. Habría que plantearse con qué datos estamos alimentando a esas inteligencias y si las estamos enseñando a tomar sus propias decisiones. Ese va a ser el dilema en los próximos años. Quién las ha enseñado, quién las ha educado, Más que mandar un mensaje sobre lo que puede pasar en un futuro, yo quería mandar un mensaje sobre lo que está pasando en el presente», señala.

Con un halo futurista pero una innegable pátina de realidad, la novela fue escrita hace un par de años con el «miedo» por parte del autor de que «se quedara obsoleta». Como le ocurre a todo buen escritor de ciencia ficción, por otra parte. Otro miedo: «Si los seres humanos no sabemos convivir entre nosotros, ¿cómo vamos a saber convivir con otras inteligencias?».

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