El Nàstic de Tarragona no se comió al Real Murcia en el primer asalto de la primera eliminatoria de ascenso a Segunda. El ambiente del … Nou Estadi fue terrorífico, eléctrico, volcánico, pero el equipo de Fran Fernández mantuvo el tipo, no se arrugó. Supo sufrir, aguantó las embestidas de su rival, esperó su momento y dio un zarpazo que le puso por delante en el marcador, pero no pudo regresar a casa con la victoria. Quizás hubiera sido demasiado premio ante un rival que no asusta pero que también demostró que tiene orgullo y amor propio. Y dinamita arriba.
El choque entre estos dos históricos del fútbol español que quieren regresar a la élite del fútbol profesional tuvo todo lo que se esperaba de él. Un ambiente espectacular, intensidad, ocasiones y goles. Y también mucha tensión y momentos delicados para los que solo están preparados los elegidos. El equipo grana pudo ganar y también perder, aunque se marcha de Tarragona reforzado, con un empate valioso después de sufrir en los últimos minutos de un duelo que solo es el primer acto de una gran final, de una eliminatoria en la que parte con ventaja ya que el Nástic estará obligado a ganar en un Enrique Roca que como el Nou Estadi, también debe ser una caldera dentro de una semana.
Nàstic de Tarragona:
Rebollo, Dufur, Gorostidi, Antoñín, Óscar Sanz (Montalvo, 63), Álex Jiménez (Concha, 77), Torres (Pablo Fernandez, 45), Migue Leal, Joan Oriol, Víctor Narro (Jardí, 63) y Enric Pujol (Antonio Leal, 84).
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Real Murcia:
Gazzaniga, David Vicente, Saveljich, Kike Cadete, Jorge Yriarte, Moha, (Isi Gómez, 82) Juan Carlos Real, Pedro Benito, Loren Burón (Pedro León, 63) y Flakus (Alcaina, 82).
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Goles:
0-1, min. 39, Pedro Benito. 1-1, min. 75, Pablo Fernández. -
Árbitro:
Luis Bestard Severa, del comité balear. Mostró tarjeta amarilla a Joan Oriol y Alcaina. -
Incidencias:
Nou Estadi de Tarragona, 13.897 espectadores, más de de mil llegados desde Murcia. Partido de ida de la primera eliminatoria del ‘playoff’ de ascenso a Segunda.
Primera parte inmejorable
En los primeros minutos de la primera parte el Real Murcia defendió muy arriba. De inicio decidió ser valiente. Tanto que el Nástic de Tarragona tardó un par de minutos en cruzar la línea del centro del campo. Pasaron cinco minutos hasta que el equipo catalán pudo dar un paso adelante e intimidar a los granas, que de todas formas no perdieron nunca la compostura. De hecho, con el paso de los minutos, quedó patente que los visitantes estaban más cómodos defendiendo que saliendo al ataque y que en todo momento tuvieron el partido controlado.
El único aviso grana del arranque llegó a los diez minutos, cuando tras un saque de banda Cadete encontró a Flakus dentro del área tarraconense. El ariete puso un centro con veneno pero demasiado fuerte al que Pedro Benito no llegó por poco. Pero después los granas volvieron a dar un paso atrás y el equipo de Luis César Sampedro se estiró y empezó a incomodar a la defensa grana, sobre todo por su banda derecha, en la que Narro ponía en aprietos a Cadete. El extremo local doblegaba al lateral izquierdo madrileño, sobre todo en una ocasión que acabó con un centro al área que Gazzaniga, molestado por Alberto González, no consiguió despejar generando zozobra en la afición grana presente en el Nou Estadi.
El equipo grana necesitaba más intensidad en su juego, romper el ritmo del Nástic. El Murcia estaba apagado y solo fue capaz de despertar gracias a un Flakus, que a pase de Real, puso un balón al área al que no llegó Loren Burón. Pero quizás fue más claro el claro agarrón de Dufur al punta esloveno que el colegiado, serio pero casero, decidió no señalar como penalti. Pero estas dos acciones volvieron a hacer girar el partido hacia el lado del Real Murcia, que comenzó a sentirse mejor.
De hecho, afrontó el tramo final de la primera parte mandando, dejando sin ideas a un Nátic que solo llegaba a la portería visitante por algún despiste de la defensa grana. El Real Murcia olió sangre y antes del descanso generó una buena jugada colectiva que acabó con un pase en profundidad de Juan Carlos para Flakus, que viendo como le doblaba Pedro Benito, sirvió un balón de tacón que el gaditano no desaprovechó cruzándolo ante la salida de Rebollo. El gol fue fruto de tres grandes gestos técnicos, el de Real, el de Benito y, sobre todo, el de Flakus, que se terminó de consagrar. El equipo de Fran Fernández, incluso, pudo marcar algún tanto más antes del descanso ante un Nástic resquebrajado y falto de fe.
Rematar la faena
Pero a pesar de las buenas sensaciones de los últimos minutos del primer tiempo, el equipo grana sabía que le tocaba sufrir en el arranque de la segunda parte. Y aunque el Nástic dejó patente que estaba tocado, contó con el apoyo de su afición, que lo metió en el partido. Óscar Sanz se probó desde fuera del área, pero su disparo se fue demasiado desviado. Lo mejor es que el equipo grana no renunció a dar el segundo zarpazo. Moha, tras una buena recuperación de Yriarte, dio una gran asistencia a Flakus, a la que el esloveno no llegó por poco. Y después fue Loren, en una gran carrera en solitario, el que no tuvo suficiente oxígeno para culminar un contragolpe que hizo enmudecer el Nou Estadi.
El Real Murcia tenía la sentencia a tiro, le falta acertar. Sin embargo, el equipo de Fran Fernández estaba firme en defensa, con David Vicente y Saveljich rindiendo a un gran nivel. El entrenador almeriense decidió oxigenar la parte de arriba de su equipo sentando a Loren Burón y dando entrada a Pedro León, un jugador con menos velocidad que el cordobés pero una gran calidad y experiencia.
Los minutos pasaban y el mayor peligro era la falsa sensación de seguridad. De hecho, Moha erró en un pase y tuvo que emplearse a fondo para desbaratar una gran ocasión del Nástic de Tarragona. Era una final y cualquier error podía ser determinante. Por eso, un gran centro de Antoñín el remate de cabeza de Pablo Fernández casi entra en la meta grana. Lo que sí entró fue el siguiente remate del atacante catalán, que había sustituído a Roberto Torres en el descanso y que despertó al Nou Estadi, que volvió a creer en la victoria.
El equipo grana tenía que mostrar la entereza de otras tardes, cuando defendió resultados con uñas y dientes. Tuvo su oportunidad de hacer el 0-2, pero se encontró con un inesperado 1-1 fabricado por el Nástic en apenas dos ataques. Era el momento de Pedro León y de todos los futbolistas con experiencia del conjunto grana. Y también para otros como Toral, que debía poner su desparpajo al servicio de su equipo. En todo caso el Real Murcia se preparaba para vivir un infierno del que salió vivo y que solo parte del camino de regreso a Segunda División.

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