
De la misma manera que no vestimos igual en verano que en invierno, las casas también deberían hacer su particular cambio de armario para adaptarse … a las temperaturas de cada estación. ¿Verdad que no te pones un plumífero a 30 grados ni un bañador en pleno mes de diciembre? Pues con el salón o el dormitorio tendrías que hacer lo mismo para no desperdiciar energía en balde y… tirar el dinero a la basura.
Todos tenemos interiorizado que en cuanto empieza a apretar el calor, cambiamos el nórdico por una colcha más fresquita o las sábanas de franela por otras más ligeras de algodón. Sin embargo, mantenemos la misma alfombra de pelo largo en el salón, la funda de terciopelo en los cojines, los cortinones oscuros en el dormitorio o la tapicería de pana del sofá.
«Este tipo de textiles tan gruesos y oscuros están muy bien para los meses fríos porque nos ayudan a mantener el calor dentro de la casa, pero eso es justo lo que no queremos que pase estos días ni tampoco en pleno verano», explican en la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Aunque nunca lo hayas tenido en cuenta, la decoración también juega un papel importante en la climatización de una vivienda. Además de aportar un aire más fresco y veraniego a la estética de la casa, cambiar las alfombras de pelo por otras de fibras naturales –o sin nada–, colocar cortinas tipo visillo de lino o algodón y sustituir las fundas de terciopelo, pana o cretona de los cojines o de los sofás por otras más frescas rebajará la temperatura de la casa sin tener que tirar siempre del aire acondicionado.
Las plantas también son de gran ayuda para liberarnos del bochorno de estos días. Dos buenas opciones para refrescar el ambiente de una habitación son los ficus y el aloe vera. Otra alternativa ‘casera’ a los equipos de refrigeración es el agua «porque no solo absorbe el calor, sino que también lo dispersa». Un truco es colocar toallas húmedas en las ventanas para enfriar el aire que entra en la casa. Si colocamos un barreño de agua fría en una habitación también contribuiremos a rebajar la sensación de calor en esa estancia. Esto se debe a que el líquido se evapora lentamente y enfría el aire circundante.
Barato y ecológico
También podemos ‘fabricar’ nuestro propio aire acondicionado. Es tan sencillo como llenar un tazón con unos hielos y colocarlo delante de un ventilador. De esta manera, el aire que mueve el aparato será bastante más fresco. «Aunque evidentemente no se trata de soluciones comparables a las que ofrece un equipo de refrigeración –el aire acondicionado baja varios grados la temperatura de la habitación y estos trucos caseros se limitan sobre a mejorar la sensación de confort dentro de la vivienda–, bien usados también pueden ayudarnos a soportar los calores veraniegos», argumentan en la OCU.
De hecho, la manera más «ecológica y barata» de bajar el mercurio es aprovechar la ventilación natural de la propia casa. «Cuando la temperatura exterior sea al menos uno o dos grados inferior a la de dentro de la casa –a primera hora de la mañana o de la noche, generalmente–, abre las ventanas. La ventilación natural es muy efectiva, sobre todo cuando los huecos están en fachadas opuestas porque así se crean corrientes cruzadas de aire que refrescan mucho el ambiente. Si todas las ventanas tienen la misma orientación, el efecto se reduce», aclaran los expertos.
Otra de las recomendaciones de los profesionales es limitar al máximo el uso de bombillas y electrodomésticos, especialmente de los aparatos que funcionan con resistencias como el horno, la plancha o la secadora. «También se debe tener en cuenta que las bombillas de bajo consumo emiten mucho menos calor que las tradicionales», recuerdan.
Cómo lavar y guardar el nórdico para no dañar el relleno
Con la subida de las temperaturas, toca lavar y guardar los rellenos nórdicos y edredones, pero ¿sabes cómo hacerlo bien?. «Este tipo de ropa de cama necesita un pequeño mantenimiento para conservar intactas sus propiedades, sobre todo cuando el relleno es de plumas. Como regla general, se recomienda lavar el nórdico y los edredones al menos una vez al año para mantenerlos limpios y frescos. Esta limpieza a fondo ayuda a eliminar el polvo, los ácaros y otros alérgenos que puedan acumularse con el paso del tiempo», explican en la OCU. Tanto si es de plumas como sintético se debe usar un detergente suave. Y un truco de experta: añade tres pelotas de tenis al tambor para evitar que el relleno se apelmace.
Una vez lavado, mételo en la secadora y utiliza un programa de secado delicado. Si no tienes, extiéndelo sobre una superficie plana como una mesa o el suelo, preferiblemente al aire libre, con una buena circulación de aire y luz solar indirecta. Para guardarlo, lo más recomendable es usar cajas de cartón o de materiales transpirables que permitan que la ropa de cama ‘respire’ mientras está guardada. Evita las bolsas de vacío porque lo dañan.

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