
El Consejo Electoral de Países Bajos considera el 29 de octubre como la fecha idónea para convocar los comicios generales tras el colapso del actual … Gobierno. Este organismo ha señalado que se trata de la opción más «realista» con el fin de organizar la infraestructura municipal de cara a las urnas y, sobre todo, porque los «partidos políticos necesitan tiempo para prepararse» dado lo abrupto de la caída del Ejecutivo. La comisión ha señalado además que entre la segunda y tercera semana de octubre son las vacaciones escolares de otoño, lo cual es ‘intocable’ y además poco conveniente para convocar durante esos días a los votantes ante el riesgo de un aumento de la abstención.
El colapso del Ejecutivo ha pillado a los partidos sin candidaturas ni el más mínimo atisbo de un programa electoral. Por eso, el consejo quiere concederles el máximo tiempo posible. Pese a la fragilidad de la coalición de derechas que dirigía el país desde 2024 y a varios amagos anteriores de disolución, bastantes diputados han reconocido este miércoles que no se esperaban una ruptura solo once meses después de estrenado el Gobierno.
El portazo que el líder ultra Geert Wilders (PVV) dio este martes a sus socios (los conservadores VVD, NSC y BBB) por sus reticencias a aplicar de inmediato más mano dura en la política migratoria y de asilo ha generado un revuelo general en uno de los Estados con más peso de la Unión Europea. Y la fecha barajada por el Consejo Electoral no contribuye a sofocarlo. Todos los partidos han aprobado una moción urgente en el Parlamento este miércoles para reclamar que los comicios se celebren con la máxima celeridad.
La jornada propuesta en primera instancia pone las urnas a 21 semanas de distancia, lo que una mayoría de diputados entiende como un plazo extremadamente largo para mantener un Ejecutivo interino. Por norma general, las elecciones neerlandesas se celebran unos 75 días después de la disolución del Parlamento, pero en esta ocasión la Cámara todavía se encuentra en activo y hay cierta confusión sobre el instante en que podrá suspender sus funciones. Los próximos 24 y 25 de junio La Haya será la sede de la cumbre de la OTAN y, por lo tanto, ni el Ejecutivo ni la Cámara harán nada que ponga en riesgo su estabilidad.
El propio ministro neerlandés de Defensa, Ruben Brekelmans, se lo ha tomado este miércoles con cierto humor y ha asegurado que la caída del Ejecutivo no interferirá en la reunión de la Alianza poque «en Países Bajos estamos acostumbrados a tener un gobierno provisional durante mucho tiempo». Antes de reunirse con otros titulares de Defensa en Bruselas, Brekelmans ha dicho que su país garantizará en la cumbre su apoyo a un aumento del gasto militar fijado en hasta el 5% del PIB.
La Cámara de Representantes ha debatido este miércoles los siguientes pasos a la caída del Ejecutivo, materializada después de que el ultra Geert Wilders sacara a su partido, el PVV, de la coalición gubernamental. La sesión se ha convertido en un bronco cruce de acusaciones. El populista ha tenido que escuchar epítetos como «irresponsable», «traidor» y «chapucero» por parte de excompañeros y opositores, a los que ha respondido: «No me arrepiento de nada». El Parlamento debe decidir si su plan de rechazar a los peticionarios de asilo es calificado como asunto «controvertido», lo que obligaría a congelarlo mientras dure un Gobierno interino.
El colapso del gabinete se produjo este martes después de que los tres socios del PVV no compartieran la urgencia de Wilders de clausurar los centros de refugiados, cerrar las fronteras a nuevos solicitantes y aplicar otras medidas de mano dura a los migrantes. Su propósito era adoptar toda esta batería de decisiones de manera inmediata mientras sus colegas de gabinete, «no convencidos», instaron a la ministra de Inmigración que desarrollara el proyecto con más detalle.
Después de una semana de amenazas y disputas, Wilders rompió la alianza. «Nos habéis enojado», ha exclamado este miércoles en el Parlamento ante una oposición que le ha dibujado como un político que «simplemente se ha hartado y se ha ido». Horas más tarde, el primer ministro, Dick Schoof, presentó su renuncia. El jefe del Gobierno saliente se ha dirigido precisamente esta mañana a los diputados con la misma declaración que realizó el martes: «La caída de este gabinete ha sido, en mi opinión, innecesaria e irresponsable».
Schoof considera que el colapso del Ejecutivo supone un «momento extremadamente desafortunado» y ha recordado la existencia de proyectos de ley urgentes cuyo desarrollo podría verse afectado. A la espera de que se convoquen elecciones, la Cámara de Representantes tiene el poder de determinar qué políticas han de quedar en suspenso hasta la consecución de un nuevo Ejecutivo, y si un Ejecutivo en interididad puede impulsar nuevas leyes. El primer ministro saliente ha pedido no introducir en este cajón aquellas relativas a las relaciones económicas internaciconeles y la seguridad. Países Bajos encara en la actualidad un debate altamente sensible sobre las medidas a tomar para cumplir con el aumento de cuota que exige la OTANa todos sus aliados, con junio en el horizonte.
Salvo el PVV, los ministros del resto de la coalición, que completaban los liberales del VVD, los democristianos del NSC y los del partido de los granjeros ( BBB), se mantendrán en sus cargos de forma interina. No existen demasiados precedentes de que un Gobierno provisional haya tomado decisiones importantes, salvo en el caso de Mark Rutte, que aprobó y derogó una serie de medidas durante la epidemia del coronavirus.
Críticas de los medios
Los miembros de la coalición y los diputados han llegado a la sede del Parlamento bajo una lluvia de críticas de los principales medios del país. El ‘Telegraaf’ asegura que el líder ultra ha revalidado su «fama de desertor» y sentencia: «¡Imprudente, irresponsable y absolutamente poco fiable!». El ‘Volkskrant’, por su parte, considera que «el país merece un gabinete mejor».
En el interior del hemiciclo los reproches han volado en todas direcciones. A Wilders se le ha acusado de dejar de lado a sus 2,5 millones de votantes y de «huir ante los problemas». El líder de la formación demócrata cristiana de centro-derecha CDA, Henri Bontenbal, ha incidido en que la crisis política llega solo once meses después de constituido el Ejecutivo «No podemos permitirnos más caos. Países Bajos necesita una política decente con ministros competentes», ha denunciado, en línea con quienes piensan que el experimento del PVV con los otros tres partidos de derechas para gobernar constituía un fracso anunciado.
Bontenbal ha señalado como un nuevo «absurdo» de esta alianza que el propio Wilders, con la rutura, ha boicoteado la urgencia con la que quería aplicar la reforma migratoria. Por su parte, Stephan van Baarle, diputado del partido a favor de la tolerancia y pro-inmigración Denk, ha llamado al líder populista «chapucero» y le ha acusado de promover «maniobras de distracción». Otros parlamentariosn han reprochado a Wilder su fijación con un endurecimiento de las políticas de asilo en contraste con otras necesidades de Países Bajos, como la Sanidad. «No se salió con la suya en un punto» y por eso ha conducido al Ejecutivo al colapso, le espetó Mirjam Bikker (CU), antes de preguntarse desde el estrado «qué ha hecho» en otras materias.
En su turno de palabra, Wilders arremetió contra sus tres ya exsocios de Gobierno por ponerle «cien mil excusas» a su plan. A Van Vroonhoven, del NSC, incluso le dijo que podría haber liderado el «club holandés de sabotaje», a lo que el aludido respondió: «Eso es un ataque personal. Por cuestiones así es que trabajar contigo resulta tan increíblemente complicado».
En el fondo de toda esta convulsión subyace el temor del dirigente de extrema derecha a que Países Bajos se «quede atrás» en la creación de un sistema de asilo más severo. El político neerlandés mira hacia Alemania, Italia, Hungría, Austria o el Reino Unido, donde el primer ministro propone una nueva Ley de Seguridad Fronteriza, Asilo e Inmigración. Wilders ha asegurado en la Cámara que «en el acuerdo principal (de gobierno) acordamos que los Países Bajos tendrían la política de asilo más estricta de la historia, pero también una de las más estrictas de Europa. Nos estamos quedando atrás», subrayó tras llamar la atención sobre las crecientes restricciones de otros gobiernos.
El dirigente del PVV considera que él ha «elegido el camino más difícil. Todos están enfadados, pero no me arrepiento ni un segundo. No me arrepiento de nada», ha reiterado, pese a admitir la difícil situación por la que atraviesa la gobernabilidad del Estado. El rey Guillermo Alejandro tuvo un viaje oficial a Praga en la noche del martes, pero este miércoles regresa a Países Bajos y es muy probable que mantenga consultas políticas con los líderes. Antes de volar a Praga advirtió a los gobernantes salientes que es «extremadamente importante» mantener las reuniones con la OTAN y la UE en «este momento de tensiones geopolíticas». El Consejo Electoral trabaja ya en la fijación de unas nuevas elecciones, y los medios nacionales calculan que podrían darse el próximo octubre. De ser así, el Ejecutivo interino tiene por delante dos grandes desafíos: los Presupuestos de 2026, que se presentan el 16 de septiembre, y la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Países Bajos a finales de junio, donde los socios, incluido el anfitrión, deberán certificar su previsión de aumentar el gasto en Defensa.

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Enlace de origen : Países Bajos garantiza la cumbre de la OTAN los días 24 y 25 de junio pese al colapso de su Gobierno