«Queremos formar a personas dispuestas a dar lo mejor de sí para intentar construir un futuro mejor para todos»

«Queremos formar a personas dispuestas a dar lo mejor de sí para intentar construir un futuro mejor para todos»

Jueves, 5 de junio 2025, 10:07

Calidad, investigación, internacionalización, innovación y empleabilidad son algunos de los ejes sobre los que se asienta la Universidad CEU San Pablo. Sus más de 250 titulaciones –grados, másteres, doctorados, diplomas universitarios y programas especializados– ofrecen a sus alumnos no sólo una formación de la más alta calidad, también una vida universitaria completa, programas de acompañamiento y apoyo, orientación, becas y ayudas, formación digital, prácticas en empresas y una tasa de inserción laboral del 95%.

Son datos de los que se muestra orgullosa su rectora, Rosa Visiedo, que ocupa el puesto desde 2019, después de estar al frente de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia durante ocho años. Con ella hablamos del propósito que rige la vida universitaria y que pretende ayudar a construir una sociedad mejor para todos.

La Universidad CEU San Pablo ha entrado a formar parte de la comunidad Líderes con propósito, que nació en 2023 con la iniciativa de Vocento y pone en valor a las compañías –y los directivos que las lideran–que no sólo buscan resultados económicos, sino también contribuir a crear una sociedad más justa, solidaria y sostenible. También forman parte de ella Deloitte, Ecoembes, Iberia, Isdin, ISS, L’Oréal, McDonald’s, Novartis, Salesforce, Santander, Tendam y Vocento, entre otros.

¿Cuál es el propósito de la Universidad CEU San Pablo? ¿Sobre qué pilares se asienta?

El propósito de nuestra universidad es tener un impacto positivo y transformador en la sociedad, a través de la educación de personas y siempre inspirados en los principios y valores del humanismo cristiano, que son los que construyen nuestro proyecto educativo. Nuestros ejes de trabajo –la innovación, la internacionalización, la investigación relevante– siempre están inspirados en esos principios y valores del humanismo cristiano.

Imagino que las personas, en este caso más que nunca, siempre están en el centro de la toma de decisiones.

En el CEU, las personas siempre están en el centro. Nuestros estudiantes, por supuesto, porque todo lo que hacemos es por y para ellos, pero también las personas que formamos parte de nuestra institución. Somos una comunidad con una cultura compartida, con unos principios y valores que nos inspiran y no tendría sentido que las personas no estuvieran en el centro de nuestro día a día y nuestro propósito.

¿A qué valores se refiere?

A los que emanan del humanismo cristiano: valores como el compromiso, el esfuerzo, el sacrificio, el sentido de la ayuda, la honestidad, la lealtad… Siempre los que tengan como objetivo último formar a personas con esos principios éticos y dispuestos a dar lo mejor de sí en cada momento para intentar trabajar por el bien común y construir un futuro mejor para todos.

Ésa es una gran responsabilidad. ¿Qué cambio quieren generar en la sociedad?

Me gustaría generar un cambio hacia una sociedad más justa, más tolerante, que respetara siempre las diferencias, que fuera inclusiva, una sociedad más culta. Creo que la cultura es el alimento del pensamiento. Una sociedad poco culta no piensa, se deja arrastrar, no tiene capacidad de analizar y de tener ese pensamiento crítico del que tanto hablamos y que tanto pedimos a nuestros estudiantes. Ese es el tipo de sociedad que me gustaría: una sociedad donde hubiera un lugar para todas y cada una de las personas.

¿Que supone para la Universidad CEU San Pablo tener un propósito tan bien definido? ¿Cómo influye en el día a día de la universidad?

Un propósito tan claro como el nuestro es un regalo, porque nos marca un horizonte, un rumbo definido. Nos permite construir una hoja de ruta y tenerla ahí delante, siempre presente para intentar no perderla de vista. Y además, nos permite trasladar esa hoja de ruta, ese propósito, a nuestro quehacer diario en cada una de las actividades o funciones que desempeñamos: a la docencia, a la investigación, a la gestión, a la transferencia de conocimiento, a la divulgación de la cultura…

¿De qué manera se bajaba a tierra ese propósito? ¿A la hora de diseñar los planes de estudio, crear nuevas titulaciones, afrontar la formación de sus estudiantes?

En el día a día, intentamos que se traslade a todas las estrategias, políticas e iniciativas que emprendemos. A la hora de diseñar nuestros planes de estudio e incorporar nuevas titulaciones a nuestro catálogo académico, siempre incorporamos asignaturas de humanidades porque nos permiten trasladar a nuestros estudiantes una determinada forma de entender la vida y de comprender el mundo en que vivimos, trasladarles principios y valores que inspiran nuestro propósito. Y les planteamos también actividades que, de alguna forma, lo visibilizan. Por ejemplo, desde hace un par de años estamos desarrollando el programa CEU Social, que reúne los proyectos probono de todas las facultades y de la Escuela Politécnica. Nuestros estudiantes, de la mano de profesores y profesionales externos, trabajan probono para colectivos y personas vulnerables o que, por el motivo que fuera, no podrían obtener estos servicios en el mercado. Es un proyecto muy satisfactorio porque los estudiantes ven realidades que de otra forma igual les serían ajenas y se dan cuenta de que, a través del proyecto profesional para el que se están preparando, pueden trabajar por el bien común, tener un impacto positivo y transformador en la sociedad y sobre todo en aquellas personas que más lo necesitan. Es una metodología de aprendizaje-servicio que no es un voluntariado, porque el servicio que prestas está relacionado con la titulación para la que te estás formando. Y otro ejemplo: tenemos un proceso de contratación de personal que nos permite hacer una evaluación técnica de los candidatos, pero también de adecuación institucional, porque queremos contratar a personas que tengan su encaje dentro de nuestra institución.

¿El propósito es una herramienta importante a la hora de atraer y retener el talento?

Importantísima. Queremos personas que estén a gusto en nuestra institución; que sean, por supuesto, los mejores profesionales que necesitamos en cada momento y para cada uno de los puestos que se generan; pero también que crean en nuestro propósito de nuestra universidad y se incorporen a esta comunidad trabajamos conjuntamente para conseguirlo.

¿Y a qué renuncias obliga para mantenerlo?

No tengo la sensación de que la universidad haya renunciado a nada importante para mantenerlo. Para mí, la renuncia siempre tiene un sentido de dejar algo que es importante, bueno y útil para nosotros. Y no tengo esa sensación. Ofrecemos la docencia que queremos ofrecer en aquellas titulaciones para las que nos sentimos capacitados, para las que tenemos recursos y que pensamos que, debido a nuestra misión, son los estudios que más puedan aportar a la sociedad. Investigamos en aquello que nos parece más relevante, en lo que de verdad creemos que puede aportar a la medicina, al mundo farmacéutico, al de la comunicación… Fomentamos también la investigación en aquellos temas que más nos importan: en la familia, la vida, la libertad, la democracia… Transferimos el nuevo conocimiento que generamos a las empresas también de acuerdo con ellas. Yo no tengo la sensación de que la universidad renuncie a nada para mantener su propósito. Es más, creo que a veces hemos renunciado a ser políticamente correctos. Porque, para mí, lo correcto no es lo políticamente correcto, sino lo que pensamos que tenemos que hacer, iluminados por nuestro propósito. Tal vez esa es una de las renuncias que puedo poner sobre la mesa. Por otra parte, somos una institución sin ánimo de lucro y no tenemos que generar beneficios para dar dividendos a nuestros accionistas. Lo que ganamos lo reinvertimos en instalaciones, en personal, en mejor formación, en definitiva va a nuestros estudiantes. Otra cosa es que a nivel personal siempre tenga la sensación de haber renunciado a pasar más horas con mi familia, por ejemplo, pero como otras personas que tienen puestos que requieren tanta dedicación como éste.

¿Cuál es el principal reto a la hora de intentar llevar ese propósito adelante?

Desde luego, mantenerlo. Mantener aquello que es esencial y permanente en un tiempo tan cambiante en todos los sentidos, en el que la tecnología parece que impulsa también cambios vertiginosos en todos los ámbitos. Un tiempo convulso en el que lo políticamente correcto no es siempre lo correcto. Creo que es importante mantener siempre aquello que, desde nuestro propósito, consideramos que es esencial y permanente. Y esto hay que ponerlo siempre al frente de nuestras decisiones y de nuestras actuaciones.

¿Hasta qué punto es complicado unir a toda la organización en torno a ese propósito, que todo el mundo lo siga?

Es complicado, pero no imposible. Trabajamos mucho desde la selección de personal hasta la formación que les ofrecemos. Formación en todos los sentidos: para que sepan, para que puedan enriquecer siempre su docencia, para que puedan investigar mejor, para que incorporen los recursos y todas las oportunidades que cada momento les depara. Y creo que hacemos mucho trabajo para ser comunidad, para sentirnos parte de la institución y saber que tenemos ese propósito es lo que nos, une y lo que nos hace ir juntos a conseguir los objetivos que nos marcamos en cada momento.

¿Los alumnos son sus mejores embajadores?

Sí, ellos son siempre nuestros mejores embajadores, no tengo ninguna duda. Intentamos trasladarles esa misión y ese propósito a través del ejemplo de todos nuestros profesores en el aula, pero también fuera de ella, porque tenemos muchos espacios de relación: espacios para el ocio, para generar compañerismo, para poder participar de la amplia oferta de actividades culturales, académicas, extra académicas, de arte, literatura, clubes universitarios… Creo que eso genera este sentimiento de ser parte de algo que es más grande que nosotros, que nos trasciende y que nos da esa vocación de seguir trabajando para poder dejar un legado a los que nos sucederán realmente importante.

¿Qué legado le gustaría que dejase esta universidad? ¿Y el suyo como rectora?

Creo que el principal legado que esta universidad deja a la sociedad son los estudiantes que han pasado por estas aulas. Y a mí me gustaría dejar una universidad preparada para afrontar los retos del futuro; que siga siendo, durante el resto de su existencia, que espero que sea mucha, una universidad de su tiempo, preparada, adaptada, pero manteniendo siempre aquello que es esencial y permanente: teniendo siempre la mirada puesta en su misión, en su propósito.

¿Cómo le gustaría que fuese la Universidad CEU San Pablo en el futuro?

Me gustaría que siguiera siendo esa universidad que vivo ahora, con ese propósito tan claro, con esos valores y esos principios éticos que provienen de nuestra inspiración en el humanismo cristiano. Y que siguiera siendo una universidad innovadora, investigadora, comprometida con la sociedad, internacional. Porque creo que la esencia de la universidad es la internacionalización y nosotros ofrecemos a nuestros estudiantes la posibilidad de formarse en un entorno multicultural que les abre los ojos y les prepara para vivir el futuro.

Enlace de origen : «Queremos formar a personas dispuestas a dar lo mejor de sí para intentar construir un futuro mejor para todos»