El Real Murcia no supo seguir vivo en la lucha por el ascenso. La percepción general, tras la dura eliminación contra el Nàstic, es que … se escapó una eliminatoria en la que los granas parecían ser mejores, pero que en verdad no lo fueron. De hecho, el Real Murcia de esta temporada, que ha terminado de forma abrupta, fue el de las oportunidades perdidas; la de pelear con más firmeza por el liderato y el ascenso directo, y también la de pasar una eliminatoria ante un rival que estuvo muy tocado y al que le bastaron un par de oportunidades para dejar fuera a los granas.
El pecado del equipo grana en la vuelta de la primera eliminatoria del ‘playoff’ fue el mismo del resto de la temporada, el que no aprovechó su momento en el Nou Estadi en el partido de ida y el que tampoco fue capaz de marcarle un gol al Nástic cuando lo tuvo contra las cuerdas. Un choque que fue un reflejo del resto de una temporada, un curso que ha dejado una sensación agridulce ya que el equipo grana siempre estuvo arriba pero nunca terminó de ser un gran candidato al ascenso. No fue un Real Murcia solvente y ganador, en definitiva.
Real Murcia:
Gazzaniga, David Vicente, Esteban Saveljich, Alberto González, Jorge Yriarte (Real, 80) , Moha (Isi Gómez, 70), Loren Burón (Toral, 65), Pedro Benito (Cadorini, 80), Raúl Alcaina (Carlos Rojas, 70) y David Flakus.
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Nàstic de Tarragona:
Dani Rebollo, Migue Leal, Dufur, Pujol, Joan Oriol, Montalvo, Gorostidi, Víctor Narro (Alejandro Jiménez, 79), Roberto Torres (Jaume Jardí, 65), Antoñín (Antonio Leal, 89) y Pablo Fernández (Marc Fernández, 79).
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Goles:
0-1, min. 59, Pablo Fernández. -
Árbitro:
Alonso De Ena Wolf, del comité aragonés. Mostró tarjeta amarilla a Alberto González, Moha, Flakus, Dufur, Rebollo, Fran Fernández y Gorostidi. -
Incidencias:
Partido de vuelta de la semifinal por el ascenso a Segunda. Terreno de juego en perfectas condiciones. 31.003 espectadores.
Pero también hay que agarrarse a lo bueno que deja la temporada. Como por ejemplo, que hay muchos futbolistas que deben servir para intentarlo el año que viene. Que el club está saneado, y que tras esta eliminación no hay que pensar cómo pagar facturas para no desaparecer. Y también que la entidad grana se tiene que mirar en el espejo de otros grandes del fútbol español como el Castellón o el Deportivo de La Coruña, que necesitó cuatro años para salir del pozo. O el mismo Nàstic, que lo lleva intentándolo años y que todavía no lo ha conseguido.
Estos partidos a vida o muerte son diferentes a todos los demás. Son como una ‘Champions’ para equipos que como el Real Murcia o el Nàstic, dos históricos del fútbol español que quieren salir del pozo de Segunda B o de la nueva Primera Federación, como se llama ahora esta tercera categoría cargada de gastos y con pocos ingresos que en algunos casos alberga equipos que deberían estar más arriba. Son tardes que se afrontan de forma distinta a todas las anteriores, choques que quitan el sueño y que te hacen soñar. Y también llorar, como a los aficionados del Murcia.
Apuestas ganadoras
Tanto Fran Fernández como Luis César Sampedro apostaron por el mismo giro táctico respecto a la ida, ya que decidieron salir al partido a morder, con dos delanteros en el campo cada uno. El técnico gallego del Nástic dio entrada a Roberto Fernández, el autor del gol catalán en la ida, mientras que el entrenador almeriense del Real Murcia sentó a Juan Carlos Real para dar darle su puesto a Raúl Alcaina y presionar con dos puntas. Al equipo grana no le interesaba especular y necesitaba ir al partido desde el principio, igual que su rival, que tenía que ganar sí o sí para pasar de ronda.
El choque arrancó con un respeto máximo entre ambos equipos, con miedo a cometer cualquier mínimo error, con una responsabilidad gigante cargada a las espaldas. Se notaba, se respiraba en el ambiente. Pero después de los primeros minutos de tanteo el Real Murcia dio un paso adelante. Olía sangre y el Nàstic defendía muy mal. Y las ocasiones granas se sucedieron. Alcaina había tenido la primera a los tres minutos, un balón que peleó con un defensa del Nástic que acabó rematando de una forma acrobática. Después llegó la más clara de los primeros minutos, un balón muerto en el área que Moha, con todo a favor para fusilar a Rebollo, tiró muy fuera.
A los once minutos una jugada de estrategia bien ejecutada acabó con un disparo fuera de Alberto González. El Murcia cada vez empujaba más, quería el gol. El Nàstic dudaba atrás, pero los errores también se notaban en las piernas de los jugadores granas. Moha volvió a rematar centrado desde lejos cuando se cumplían los primeros quince minutos de partido en los que los locales habían presionado muy bien pero sin acierto. Lo peor del primer tramo del partido; las amarillas evitables de Alberto González y la posterior de Moha en el ecuador de la primera parte. Por lo demás, los granas iban por el buen camino, pero estaban a un gol de quedarse fuera.
El Murcia necesitaba seguir jugando una alta intensidad, debía seguir siendo muy agresivo. Cada vez que robaba y atacaba era peligroso, su mejor arma. De hecho, es su mejor seña de identidad de la temporada. El equipo grana volvía a rematar gracias a Alcaina, justo después de que el Nàstic llegara por primera vez a la meta de Gazzaniga. Los jugadores se fueron al parón de hidratación a reponer fuerzas y aclarar las ideas. La sensación generalizada era de que los de Fran Fernández tenían el choque controlado pero que debían dar el primer golpe a un Nàstic que mostraba debilidad. Y así hasta el final de una primera parte intensa, quizás lo normal en un tipo de partidos que el Real Murcia se desacostumbró a jugar.
Camino de la igualdad
La segunda mitad arrancó con un Murcia más cerca del área del Nàstic que añ contrario. Mandaba e intentaba llegar, mientras su rival esperaba agazapado su momento. Los granas le invitaban a salir para que dejara espacios a atrás, pero le costaba errores. No obstante, el choque se fue igualando peligrosamente, el Nàstic comenzó a creer que podía pasar, que el equipo grana, casi sesenta minutos después, no se lo había comido.
De hecho, el partido terminó de cambiar con un centro de Narro al segundo palo de portería grana que Roberto Fernández remató a la red. Fue la primera gran ocasión del Nàstic, pero se fue para adentro. Lo mejor fue la reacción de la gente, de la grada, que intentó levantar a su equipo, que tenía media hora para, al menos, empatar. Los problemas eran los mismos que en el resto de la campaña, era mejor que su rival pero no pegaba. Fran Fernández sentó a un Loren Burón más que gris y sacó a Toral para agitar el choque. Pero el técnico almeriense, a la vez que David Vicente evitaba el 0-2, metió en el campo a Isi Gómez y Rojas.
El parón para la hidratación tenía que servir como punto de inflexión para un Real Murcia que se encontraba en un momento delicado. Necesitaba cabeza fría y meter balones al área del equipo catalán, pero no jugar sin cabeza y a tope de revoluciones. Mientras tanto, con sus limitaciones debidas a la edad, Toral era el que más lo intentaba. Fran Fernández terminó de jugársela con Cadorini y Juan Carlos Real. El equipo grana estaba descompensado, pero tenía que tirar de fe, conseguir un gol para seguir con vida.
Pero por mucho que entraran al campo, fue Toral el que más lo intentaba. De hecho el de Pliego tuvo un par de cosas claras, pero no le dio para levantar a su equipo. Era demasiada responsabilidad para un futbolista que ni siquiera ha sido de los que más ha contado para Fran Fernández. El Real Murcia estaba atascado, necesitaba un milagro, pero no llegó para un equipo atascado, al que se le apagó la luz y que se quedó fuera de la lucha por el ascenso por sus propios deméritos.

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Enlace de origen : La fiesta del Murcia acabó en tragedia