Raúl Quinto (Cartagena, 1978) es el segundo escritor nacido en la Región de Murcia reconocido –en 2024 por la novela ‘Martinete del rey sombra’ ( … Jekill & Jill)– con el Premio Nacional de Narrativa, galardón que ganó, en dos ocasiones, el yeclano José Luis Castillo-Puche por ‘Hicieron partes’ (1958) y ‘Conocerás el poso de la nada’ (1982). «Es extraño lo que está pasando con ‘Martinete del rey sombra’, se me escapa de mis parámetros, pero me hace muy feliz. Mucha más gente se acerca a mi literatura», admite Quinto, que tiene la impresión de que la publicación de un libro nuevo es «un salto al vacío porque hay bastante riesgo en lo que hago». Ha vuelto a hacerlo; la novedad lleva por título ‘La ballena azul’, donde frecuenta los caminos de la literatura del miedo y de las experiencias límite. Una obra en la que exhibe una «voz de oráculo» para acercarse a los «nombres de la soledad» que pueblan «la mitología oscura de internet», en palabras de Mariana Enríquez, que disfrutó mucho («me la pasé genial») con esta crítica a ese «mundo-mentira» en torno a los juegos virales. En ese caso, sobre el juego ‘La ballena azul’, que en la década de 2010 incitó a muchos adolescentes a autolesionarse.
Despersonalización
Con el salto al vacío del Premio Nacional hay más gente mirando a Raúl Quinto, «y, espero, que poniendo los brazos para que no me estrelle». En aquel tiempo, hace 15 años, sobre todo la gente joven hablaba mucho en las redes de ese juego, que te capta, te abduce de un modo casi sectario, te desconecta de la realidad, y te somete a una serie de pruebas que te acaban despersonalizando y convirtiéndote en una especie de juguete en sus manos. Hasta el punto de automutilarse pasando por una serie de pruebas escabrosas y terribles. «Cuando salieron estas noticias, no estaba muy claro», recuerda Quinto, «si era real el juego, si de verdad pasaba esto porque había una estructura real que lo potenciaba, o si era una leyenda urbana que se había hecho real por la propia creencia. De modo que esta historia, el juego de ‘La ballena azul’, le pareció a Quinto «una historia perfecta» para hablar de lo que quería. «Es un libro de terror, sí. Y también un libro sobre el terror. Hay una reflexión sobre el terror en distintos niveles y formas en las que nos llega: ya sea desde la cultura, ya sean miedos inoculados, por intereses varios».
EL MUNDO DE HOY
«Para mí es terrorífico vivir en un mundo como el de hoy en el que la frontera entre la verdad y la mentira no está realmente definida para millones de personas con las que convivo. Eso a mí me asusta»
¿Cuál podría ser la mayor situación terrorífica que vivimos en esta actualidad tan cambiante? Dice Raúl Quinto que una de ellas podría ser el sometimiento a una serie de dispositivos de manipulación masiva que nos presenta una realidad alternativa a los hechos. A través de redes sociales, de foros y grupos de Telegram, mensajes y ‘memes’ que se van transmitiendo, «para millones de personas, hechos que nunca han sucedido son absolutamente reales, de modo que hay una realidad alternativa, que para ellos es absolutamente real, pero que no tiene un correlato con la realidad». Esto, sin duda, tiene un efecto perverso, advierte Quinto: «Desde un punto de vista más inocuo nos encontramos con los terraplanistas, convencidos de que la Tierra es plana. Se buscan y se apoyan y se alimentan entre ellos, hay una base, digamos, documental que les avala, pero evidentemente está seleccionada. Aunque para la sociedad, el terraplanismo no deja de ser algo risible».
Pero hay otras teorías de la conspiración, otras mentiras que se edifican como verdad, «como, por ejemplo, todo lo que está sucediendo en la actualidad con los migrantes. «Esa fantasmagoría que se está creando en torno a la figura del migrante o del mena (menor extranjero no acompañado), que ahora resulta que para muchos miles o millones de personas en Europa los extranjeros que vienen a Europa o a Occidente a ganarse la vida vienen a violar a nuestras mujeres, viven de ayudas públicas exageradas o van por las calles asaltando con machetes a los ancianos… Esto, que es radicalmente falso, hay gente que piensa que es verdad porque se le ha inoculado ese mensaje por todos esos dispositivos».
«Material averiado»
Según Quinto, se está induciendo un miedo, hay unos intereses en la propagación del miedo-odio, basado en mentiras demostrables que son mentiras, «pero que para esa gente que consume esas mentiras y que están sujetos a ese impacto de mensajes, son absolutamente reales y, por tanto, actúan en consecuencia, votan en consecuencia o, en algunos momentos determinados, actúan de forma violenta. Algunos casos los cuento en ‘La ballena azul’». Para el escritor cartagenero, siempre arriesgado en el manejo de los géneros literarios, «para mí es terrorífico vivir en un mundo como el de hoy en el que la frontera entre la verdad y la mentira no está realmente definida para millones de personas con las que convivo. Eso a mí me asusta». A estas personas que compran ese «material averiado», aquellas que consideran que ciertas mentiras son verdad, les sucede lo mismo que al protagonista que participa en el juego de ‘La ballena azul’. Un ritual en el que hay mutilaciones, sufrimiento propio y, al final, la propia autodestrucción. Este es el andamiaje teórico y el impulso político que le ha llevado a Raúl Quinto a escribir este libro, que es también una reflexión sobre el terror, sobre cómo producir terror utilizando las herramientas poéticas del lenguaje, y las propias contradicciones del lector, muchas veces puesto entre la espada y la pared porque no sabe si lo que lee es verdad.
‘HIPERSTICIÓN’
«Toda esa gente que está creando mensajes falsos está performando la realidad, y los efectos no son para nada halagüeños»
«El narrador», hace saber, «no soy yo». Es un personaje, aquí llamado ‘Voltaire en rojo’, que en la primera página se presenta así: «¿Estás ahí? ¿Estás despierto? Dices que sí pero yo no lo tengo nada claro. Despierto a qué, podría preguntarte, dónde es ahí. Quién o qué eres, somos. A saber. Yo estoy contigo aquí, en la brecha luminosa, acompañándote en el nodormir. Suena bien, ¿verdad? No estamos solos pero no hay nadie más. Te veo, te leo. Me lees. ¿Están despiertas también las palabras? ¿Tienen los ojos abiertos estas palabras? Lo que estás leyendo te lee a ti, así funciona: las palabras te miran a los ojos y te ven. Mira cómo respiran en la brecha luminosa, haciéndola más profunda». Ese personaje que puede escuchar «el color de tus sueños» y el dolor, es el que invita a los jugadores a pensar en la belleza y en el papel que puede jugar en un mundo así, «hecho del último aliento de un dios suicida».
Los lectores de Raúl Quinto deben estar atentos, en esta ocasión, porque el narrador les pondrá trampas. Hay en ‘La ballena azul’ reflexiones sobre el terror e historias de terror reales, de leyendas de la cultura popular y de las leyendas de internet, historias de terror que han sucedido y que hemos visto en los telediarios y en los libros de historia.
–’La ballena azul’ ha supuesto una construcción complicada, porque no es una trama improvisada. Hay una base documental potente, como en ‘Martinete del rey sombra’, que es una de las claves de sus narraciones.
–Yo no me pongo en el ordenador con una idea vaga a ver lo que sale. Hay escritores buenísimos a los que eso les sale, pero yo me planteo siempre qué quiero decir, por qué lo quiero decir, y a partir de ahí empiezo a documentarme para poblar ese mensaje o esa idea de sustancia, y empiezo también a buscar la estructura, el ritmo y definir antes de sentarme a escribir qué voy a escribir. Luego, como digo, cuando me siento delante del ordenador sí va a aparecer la magia, cosas que no estaban ahí; y aparece la poesía, imágenes que no contemplaba. Pero la estructura y las ideas parten de un trabajo previo de meses, antes de ponerme en manos de la literatura y de que surjan cosas.
VÍCTIMAS
«Busco poner al lector en situaciones desasosegantes»
–Dice que los dispositivos de manipulación han hecho un mundo a la medida de otros intereses. Y cita, por ejemplo, que fenómenos como el de Donald Trump no se explican sin esto.
–Es que hay muchas cuestiones que desde aquí nos parecen descabelladas porque no estamos sometidos a esos impactos. Si no, probablemente en España habría millones de personas repitiendo que los inmigrantes de no sé dónde comen gatos. Que nos parece ridículo, pero aquí hay muchos mensajes falsos que repite la gente como si fueran verdades. Y eso, insisto, me parece terrorífico.
–Puede parecer increíble que funcionen maquinarias del mal para que los adolescentes se quiten la vida con un juego. Pero lo cierto es que los hubo y los hay.
–[En el momento de la entrevista, realizada en una terraza en el barrio del Carmen de Murcia, alguien deja en la mesa un folleto que reza: ‘Perder el mundo entero pero conservar la fe es como no perder nada. Si tienes fe no habrá cumbre, río o muralla que se te resista ni maremoto económico que te pueda hundir’]. Esto es la religión, la fe en algo que no puedes demostrar, pero hay un montón de imputs que te hacen pensar en eso. Yo le dedico un capítulo a los peligros de la fe. En el caso de ‘La ballena azul’, se supone que el origen es en Rusia, un estudiante de Psicología, perverso, lógicamente, porque el mal existe, y hay gente que hace el mal. Creó un experimento para acabar, como él decía, con toda la basura biológica que hay en el mundo. Pero, al mismo tiempo, esa historia del tipo ruso no se sabe bien si realmente lo inventó él, o si es una leyenda que tomó fuerza, o cuerpo, por sí misma.
Los sabios de Sión
–Usted cita un fenómeno que ponen en circulación los filósofos de la Ilustración oscura, entre los que menciona a Nick Land, ciberpunk inglés, bloguero y el padre del «aceleracionismo».
–Hay otros. Y son referencia teórica, por ejemplo, del trumpismo. Este concepto al que me refiero es el de ‘hiperstición’, es como una ficción que no existe. Por el hecho de creer en ella con suficiente fuerza, se acaba convirtiendo en real. Y tiene efectos en la realidad. Hay un ejemplo histórico que cito brevemente. Hay un libro, ‘Los protocolos de los sabios de Sión’, que aparece a principios del siglo XX, donde se habla de que los judíos controlaban el mundo en las sombras, y había una teoría de la conspiración. Ese libro se sabe que fue creado por servicios de inteligencia de la Rusia zarista, pero se convirtió en real para mucha gente, como para Adolf Hitler y los nazis. Como consecuencia de esa maldad natural de los judíos que nos dominan, decían, en conjunto, para toda esa gente, para la Alemania nazi se edificó esa imagen del judío como absolutamente real, y luego vino el Holocausto y el exterminio. Otro ejemplo que cito es una leyenda de internet, que está en foros, la de Slender Man, creado como ‘creepypasta’ [historias cortas de terror recogidas y compartidas a través de Internet, como en foros, blogs o videos de YouTube], y hay un universo alrededor de él. Hace unos años, unas niñas en Estados Unidos estaban convencidas de que Stender Man les estaba obligando a asesinar a una de sus amigas, y se la llevaron a un bosque, y por orden de Slender Man, lo hicieron. Slender Man se hizo real y tuvo efectos en la realidad. Eso sería el concepto de ‘hiperstición’. Toda esa gente que está creando mensajes falsos está performando la realidad, y los efectos no son para nada halagüeños.
Alucinación compartida
–Los mecanismos de control convencionales parece que no alcanzan a frenar todas estas olas de perversidad que se generan.
–Por eso da tanto miedo. Porque uno puede fantasear todo lo que quiera con una ficción, y eso no es pecado ni delito. Pero si esa frontera se diluye ya se complica la cosa. Al final, vivimos en una simulación y aceptamos como reales convenciones, como el dinero, que hemos aceptado y consensuado, como una alucinación compartida, que eso tiene un valor y que merece sacrificar nuestra vida equis horas para conseguirlo. Pero es un fantasma que tenemos entre las manos.
–¿Podría pensarse que usted también anima al lector a tomar decisiones igual de radicales?
–Para escribir el libro, aparte de documentarme, he visto muchas películas de terror para coger tonos y reflexionar, estudiar los mecanismos. Incluso llegué a tener pesadillas por las noches, como le pasó al leerlo a mi editor, Víctor Gomollón. Me he puesto bastantes límites, y quiero ponerle límites al lector. Siempre lo repito: yo pienso que los lectores son inteligentes. Siendo igual de exigente con el lector, como lo soy conmigo mismo, pues no pienso que sea inferior intelectualmente, menos sensible o menos inteligente que lo soy yo, parece que me ha ido bien. Entonces el lector tiene que estar alerta, tiene que participar en la lectura del libro. Hay una apelación constante al tú. El protagonista es ese narrador perverso, Voltaire en rojo, y la víctima es el lector. Es que es un libro de terror. Y lo que busco es poner al lector en situaciones desasosegantes, como cuando uno va al cine a ver una peli de terror. No es desde luego un libro para leerlo si estás atravesando una depresión, como ciertas canciones.
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«Reconocer fuentes fidedignas requiere tiempo y esfuerzo»
Detalle de la portada de ‘La ballena azul’, último libro de Raúl Quinto.

–Ha empezado a observar algún cambio en los manuales de historia, que ya reparan en esas otras historias que no se contemplaban, como la Gran Redada de 1749 contra el pueblo gitano en tiempos de Fernando VI, diseñada por el Marqués de la Ensenada, que nos cuenta en ‘Martinete del rey sombra’. ¿Satisfecho?
–Con la nueva ley y los nuevos exámenes de selectividad, he visto ya unos cuantos manuales donde ya aparece la Gran Redada referida. Ya hemos avanzado algo, afortunadamente.
–Crear y desmontar mitos, en el imaginario adolescente, cuando uno está forjándose como persona, ¿alimenta la construcción de una sociedad de descreídos o de falsos crédulos?
–No creo que sea un problema de los jóvenes o de los adolescentes. Solo que ellos tienen menos herramientas, por una cuestión de edad, para defenderse de eso. Son víctimas más propicias, pero quien consume este tipo de contenidos y quien los crea son adultos. En mis clases, yo doy Historia en un instituto en Almería, explico a mi alumnado cómo se construye la historia, que se construye a través de fuentes que tienen que ser veraces, y tú tienes que hacer un análisis crítico del origen de esas fuentes, de dónde vienen, los intereses que hay detrás, contrastarla con otras, para establecer y aseverar qué pudo ser verdad de todo eso que me están contando. Y me gusta incidir en esa parte metodológica y les digo que esto no solamente sirve para la Historia. Porque cuando nos llega un meme a nuestro móvil asumir ese mensaje de manera crítica porque se corresponde con lo que nosotros pensamos que sucede es muy peligroso. Porque probablemente sea mentira. Lo que hay que hacer es contrastar, reconocer fuentes fidedignas, y eso requiere tiempo y esfuerzo, y vivimos en una sociedad donde no hay tiempo para casi nada, a veces ni para contar verdades.

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