Germán Abril
Domingo, 8 de junio 2025, 14:59
El capítulo 12 de la rivalidad entre Alcaraz y Sinner fue histórico. Por primera vez enfrentadas en una final de Grand Slam dos maneras antagónicas de sentir el tenis… y la vida. El calor latino del murciano, contra la gelidez centroeuropea de Sinner, nacido en Italia, pero con una mentalidad tirolesa, alejada de cualquier estereotipo transalpino. El camino hasta esta final había sido similar para los dos, con algún apuro más para Alcaraz, que sí cedió sets en su ruta hasta la lucha por el título. Impoluto en ese aspecto asomó Sinner sobre la Chatrier. Solamente en el tercer set ante Djokovic se vio en apuros el italiano. El resto había sido un paseo con alfombra de color ladrillo. Siempre triunfadores en sus finales de Grand Slam Alcaraz (4-0) y Sinner (3-0), esta vez le tocó inclinar la rodilla al italiano.
Se podrían escribir muchos textos sobre el primer juego de la final. 12 minutos se alargó el turno de saque de Sinner, con apuros el italiano para conectar primeros ante un Alcaraz valiente en el resto. Toda una declaración de intenciones por parte del murciano, agresivo, en la tónica de lo que había mostrado durante la segunda semana de competición.
Siete oportunidades de quiebre necesitó Alcaraz para obtener su primera ventaja del partido. Reía el de El Palmar justo antes de romper el saque de Sinner, resignado al ver cómo se le habían escapado todos los trenes anteriores. Duró poco la ventaja pues al siguiente juego un estupendo Sinner con el revés reequilibró el set. Toda una partida de ajedrez. No le sentó bien esa no confirmación del break a Alcaraz, menos punzante en los juegos posteriores. Tampoco le ayudó el viento, que introdujo un objeto indeseado en el ojo derecho del palmareño lo que obligó a que recibiera asistencia médica justo antes de sacar para intentar poner el 5-5 en el marcador.
Quién sabe si presa de los nervios o bien por esa molestia en su ojo, pero Alcaraz no supo moverse en el alambre y, en un mal juego con su saque, dejó en bandeja el primer set a Sinner. De nuevo a remolque, como en semifinales, el tenista murciano. «Va, tranqui», le pedían desde su palco a Alcaraz, en busca de una reacción en la segunda manga, pero lo que llegó fue una nueva rotura de Sinner: 7-1 de parcial para el italiano tras recibir la rotura de saque. Claramente de más a menos Alcaraz la primera hora y media de partido.
Mucho más estable emocionalmente Sinner, tanto en las buenas como en las malas, en contraposición a un Alcaraz inestable, muy lejos del brillo que le suele acompañar en los grandes días. La escena la dominaba por completo el número uno del mundo a estas alturas del partido. Era él quien movía a su rival de un lado a otro de la pista, desgastando las piernas de un Alcaraz sin respuesta. Sudaba ríos de sangre el murciano para sacar adelante sus saques, mientras que Sinner ni se inmutaba.
Nada que reprochar al público de la Philippe – Chatrier, que en su mayoría se decantó por Alcaraz y en el tramo final del segundo set fue un clamor en favor del número dos del mundo. Los gritos de «Carlos, Carlos» retumbaban en los cimientos del estadio, pero era Sinner quien tenía el viento de cola. Recuperó las constantes vitales el tenis de Alcaraz a tiempo para esquivar el 6-3 y forzar la muerte súbita. En ese nuevo escenario fue de nuevo el italiano quien se elevó por encima de su rival para cerrar el segundo set. Entraba en un terreno desconocido Alcaraz, que nunca había sido capaz de dar vuelta a un 2-0.
Rebelión en el tercer set
Los problemas crecían en la cabeza del número dos del mundo, que nada más arrancar la tercera manga se veía break abajo ante un Sinner inabordable. Ahí, con todo en contra, llegó el mejor Alcaraz con una reacción brillante para romper hasta en tres ocasiones el servicio del tenista de San Cándido. La última, para confirmar de paso el set a su favor. Entraba en ebullición la Chatrier con el tenis de Alcaraz, quien disfrutaba dando show desde la pista llevándose el dedo a la oreja y levantando el puño.
Con la sombra ganándole la batalla al sol sobre la arcilla, con el partido acercándose a las tres y media, Sinner y Alcaraz seguían a mamporrazo limpio, sin bajar un ápice el ritmo desde el fondo de la pista. El italiano, lejos de desfondarse con el paso de los minutos, creció a medida que el cuarto set se acercaba a su desenlace, imprimiendo un ritmo de peloteo imposible de responder por Alcaraz.
Turno para la épica
Cuando todo estaba perdido, cuando la luz había desaparecido por completo de la pista, Carlos Alcaraz Garfia se vistió de superhéroe. Con todo en contra desde el inicio del partido, siempre a remolque, exhibió las tres ‘ces’ que su abuelo le metió en la cabeza para levantar tres puntos de partido y romper el saque de Sinner cuando este sacaba para ganar. Arrollador después en el tie-break para forzar el quinto set, con un público entregado e incrédulo ante el tamaño de la hazaña: igualar un 0-2 al número uno del mundo.
La Chatrier era un volcán y el tenis de Alcaraz el magma que no paraba de expandirse y soltar humo. Impulsado por el empujón del empate, el de El Palmar salió al quinto set como un toro bravo, levantando los brazos y buscando más complicidad con un público entregado a su raqueta. Con todo en su mano, en esta ocasión fue Alcaraz quien desaprovechó la ventaja para cerrar el partido con su servicio. Presionó Sinner y logró forzar el super tie-break. En la muerte súbita del quinto set emergió una versión extraterrestre de Alcaraz, capaz de firmar un parcial de 7-0 para encarrilar la final, en la previa de la celebración, tan emocionante como el partido. Se lanzó al suelo con los ojos empapados en lágrimas para soltar toda la tensión después de repetir título en París tras un partido histórico.
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Enlace de origen : Carlos Alcaraz da la espalda a la lógica para repetir título en Roland Garros en una final histórica
