
Hace más de 30 años que Juan Luis Cebrián (Madrid, 1944) no pisa Águilas, enclave costero en el que veraneó muchos años, justo encima de ‘ … Las Cuatro Plumas’, residencia de cinco periodistas célebres: Jesús de la Serna, Salvador Jiménez, Miguel Ors, Miguel Pérez Calderón y Pura Ramos. El académico de la Real Academia Española, ex director-fundador del diario ‘El País’, desde 1976 hasta 1988, y expresidente del Grupo Prisa, también fue un habitual del entorno del embarcadero del Hornillo. Este miércoles regresa a Águilas para participar en el curso de extensión universitaria de la Universidad de Murcia ‘Comunicar la cultura y el patrimonio para la promoción [sostenible] del territorio’, que se desarrolla del 25 al 27 de junio. Cebrián intervendrá este miércoles, a las 19.30 horas, en el Auditorio Infanta Elena de Águilas, con una ponencia, ‘Águilas azul y blanca: el territorio del periodismo’, antes de la inauguración de la exposición ‘Las Cuatro Plumas: fértil residencia’, organizada por la directora del curso, la profesora Verónica de Haro. El jueves vuelve a Madrid para el fin de curso de la Real Academia. Empezó en el periodismo en 1962, con 18 años, como redactor en prácticas en ‘Pueblo’, y todavía no lo ha dejado.
–Vuelve a Águilas tanto tiempo después, pero cargado de recuerdos de ‘Las Cuatro Plumas’, que son cinco, con Pura Ramos.
–Sí, Pura Ramos, además, vive todavía. Todos ellos eran amigos míos. Mi suegro [el padre de su primera esposa, Gemma Torallas Gatoo] había construido arriba de ‘Las Cuatro Plumas’, y decía que si estas son las plumas, arriba estaba el gallo. Pasamos muy buenos veranos. De hecho, pasábamos por las escaleras de ‘Las Cuatro Plumas’ para bajar a la playa. En la calle Cartagena, de hecho, vivía Miguel Ors, mi suegro y vivía yo. Jesús de la Serna era como un hermano para mí; Salvador Jiménez era muy amigo de mi padre, y amigo mío, y a Miguel Pérez Calderón lo tuve yo en TVE cuando yo dirigí los servicios informativos, y le tenía un gran respeto.
–Águilas, ¿cómo la recuerda?
–Hace 30 años que no voy por Águilas, pero fui mucho entre finales de los 60, los 70 y principios de los 80. Primero, era muy difícil llegar a Águilas desde Madrid. Era muy peligrosa, complicada e intrincada. Era un lugar aparte de España, por así decirlo, porque estaba protegida por las montañas. Alfonso Escámez, que era entonces presidente del Banco Central, y que había empezado en una oficina bancaria en Águilas, veraneaba allí. Yo le conocí bien, era uno de los propietarios de ‘Informaciones’. El novelista Ángel María de Lera, que era también de Murcia, y al final de su vida se retiró a escribir a Águilas, y Paco Rabal, el actor, iban mucho por allí también a las tertulias. Pero no era un lugar tan popular de veraneo. Águilas era un lugar muy tranquilo, con aguas con temperaturas muy calientes que nos permitían hacer pesca submarina durante horas sin que nos dieran escalofríos. En ese sentido, era como una especie de colonia británica, no era un lugar típicamente español; con el muelle de descarga de mineral que hicieron los ingleses parecía una sociedad un poco autónoma respecto al resto.
–La memoria de los lugares también se construye, además de con los lugareños, con los paracaidistas, los visitantes efímeros.
–A unos 40 kilómetros de Águilas hay que recordar que fue el accidente de un avión americano; cayeron al mar unos proyectiles con cabezas nucleares que fueron encontradas por el famoso Paco ‘el de la Bomba’. Siendo yo subdirector de ‘Informaciones’ con Jesús de la Serna de director, firmé un manifiesto en los últimos años del franquismo contra el régimen, y muchos de los cuáles luego fueron ministros de UCD o del PSOE en la Transición. Antes de que me exiliaran a mí, me autoexilié yo en Águilas con la familia, fue dos meses, enero y febrero, y era incluso mentalmente una zona diferente a la España del centro. Águilas estaba apartada de la típica españolidad, había un poso cultural e incluso financiero, y una herencia de la presencia británica, se notaba en la gente y en el modo de comportarse.
–Su último artículo en ‘The Objective’ lo tituló ‘Las corrupciones y el señor presidente’, donde escribió que «lo preocupante para el PSOE no es el futuro ya liquidado de su primer secretario, sino el del propio partido, el de este país y el de nuestra democracia».
–En ese artículo había un juego de palabras, ‘Las corrupciones’ fue una novela de Jesús Torbado publicada durante el franquismo. Torbado fue otro periodista de gran importancia, y esa novela, muy premiada, hablaba de corrupciones de todo tipo, porque las corrupciones no son solo las delictivas, hay corrupciones morales tan graves o mayores que las delictivas que le pueden llevar a uno a la miseria moral y al rechazo de sus amigos y familiares. ‘El señor presidente’ es una famosa novela del escritor y Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias, que precisamente era una recreación de un autócrata guatemalteco. Yo escribo dos veces al mes en ‘The Objective’ y dos veces al mes en ‘Clarín’. Mi próximo artículo será sobre la guerra.
Parlamento y militancia
–¿Qué le preocupa más?
–El colmo de las mentiras que nos ha venido a contar [Pedro] Sánchez es que había llegado a un acuerdo con la OTAN para pagar el 2,1% del PIB en gastos de defensa, y [ayer mismo] el secretario general de la OTAN le ha desmentido. Es tanta gente la que puede desmentir a Sánchez, que se ha convertido en un mentiroso compulsivo, que ya eso ni siquiera es noticia. Y lo importante es que Sánchez pretenda hacer todo esto sin el Parlamento, y resulta que, nada menos que la defensa nacional, de la que depende no solo la seguridad de las fronteras en Centroeuropa sino el futuro de Ceuta y Melilla, la situación en el Mediterráneo, tenemos la mitad de Libia gobernada por las fuerzas del Ejército ruso, por no hablar del Sahel, donde continúa la brigada ‘Wagner’ con mercenarios financiados por Rusia. Es decir, el norte de África está muy afectado por los sucesos que están pasando en el centro de Europa y en el cercano Oriente, y que no se discuta en el Parlamento cuál es nuestro plan de defensa nacional y cómo la OTAN se compromete en la defensa del Mediterráneo, pues es verdaderamente notable. Y que la gente razonable, que es mucha, y los decentes, que son mayoría en el Partido Socialista, que tan buenos frutos dio a este país en los años de la Transición, no alce más la voz y más con esta farsa tan increíble que estamos viviendo con el actual PSOE, pues es una cosa que lamento mucho. Y creo que es necesario hablar del rearme que está viviendo el mundo, del peligro real de que la guerra se extienda tanto en Europa como en sectores del cercano Oriente o de Asia, y yo voy a escribir sobre esto.
ESCÁNDALOS POLITICOS
«Que la gente razonable, que es mucha, y los decentes, que son mayoría en el Partido Socialista, que tan buenos frutos dio a este país en los años de la Transición, no alce más la voz y más con esta farsa tan increíble que estamos viviendo con el actual PSOE, pues es una cosa que lamento mucho»
Restaurar la paz
–¿Se esperaba una jubilación con un país más tranquilo en el campo informativo? Este mundo no es tampoco amable para los periodistas en ciertos escenarios.
–La guerra no es un fenómeno coyuntural, la guerra forma parte de la historia de la humanidad hasta extremos impresionantes. De los 4.000 años, más o menos, de historia que tiene la humanidad, no más de 320 o 330 años han sucedido sin que tengamos noticias. El ‘Homo homini lupus’ que nos enseñaban en las primeras lecciones de filosofía y sociología sigue estando vigente. La política internacional forma parte de la idea del espacio vital, y no es nada inventado por los nazis, sino copiado por los nazis; la necesidad de encontrar espacio vital para la subsistencia, o el desarrollo, o la dominación de unos pueblos sobre otros, ha estado siempre vigente en la historia de la humanidad. Desgraciadamente los esfuerzos por restaurar un modelo pacífico y de convivencia cada vez son más complicados y más difíciles de llevar a cabo.
–El primer tomo de sus memorias acaba en 1988. ¿Leeremos pronto una segunda parte hasta hoy?
–El primer tomo lo cerré cuando dejé la dirección de ‘El País’ en 1988, y el segundo tomo tiene que ver con mi etapa de consejero delegado y de presidente del grupo Prisa, de ‘El País’, La Ser, Santillana y la expansión a América y Europa, las intrigas políticas y empresariales que afectan también al ejercicio del periodismo independiente. Espero publicarlas un poco antes de que se cumpla el 50 aniversario de la fundación de ‘El País’, un par de meses antes o así, porque siguen ocurriendo cosas en ‘El País’ que merecen una explicación, y espero que la situación confusa que se está viviendo recientemente, creo que para bien, en el momento en que está el periódico y la compañía, sustancie en algo más definitivo.
–El periodismo ha sido su vida. Posiblemente no haya ninguna otra actividad que le haya reclamado tanto su tiempo y atención.
–No he hecho otra cosa más que ser periodista. Empecé en el año 62, tenía yo 18 años, como redactor en prácticas en ‘Pueblo’, y todavía no lo he dejado. No he hecho otra cosa más que periodismo; cuando estuve de empresario, era empresario de periódicos, de radios y televisiones.
–Una generación interesante de periodistas, como los que formaron ‘Las Cuatro Plumas’ de Águilas, es rescatada por un curso universitario, una exposición y un libro coordinado por la profesora Verónica de Haro. Otro tiempo, y no menos apasionante.
–Jesús de la Serna, por ejemplo, era hijo del prestigioso periodista y escritor Víctor de la Serna Espina y nieto de Ramón de la Serna y de la novelista Concha Espina. Víctor de la Serna fue el director de ‘Informaciones’, que durante la guerra mundial era el periódico proclive al nazismo. Cuentan que cuando fue Serrano Súñer, valido de Franco, a ver a Hitler, le preguntó que qué tal iba la guerra, y Hitler respondió que la guerra iba bien, pero no tan bien como decía ‘Informaciones’. Luego, fíjate que ‘Informaciones’, dirigido por Jesús de la Serna, y con su hermano Víctor de la Serna como consejero delegado, cuando compraron una serie de bancos al final del franquismo, ya en los estertores del franquismo, fue uno de los periódicos que más promovió la democracia y los acuerdos de la Transición a la democracia.
–Desde la RAE también ha trabajado activamente para que la profesión periodística sea tenida en cuenta.
–Siempre ha habido periodistas en la Academia. Nos hicieron académicos a Luis María Ansón y a mí el mismo mes, hace ya 27 años. Yo entré antes que Luis María porque leí antes el discurso. Entonces estaba Torcuato Luca de Tena, y estaba Mario Vargas Llosa, que nunca dejó de ser periodista en su vida, además de grandísimo novelista y premio Nobel de Literatura. A Vargas Llosa le encargamos desde ‘El País’ que hiciera reportajes en Oriente cercano y en algunos países de África. García Márquez, que fue mi gran amigo, realmente contemplaba el periodismo como un género más de la literatura, y siempre dijo que el periodismo era el oficio más bello del mundo. Literatura y periodismo siempre han ido unidos, Charles Dickens dirigió un periódico mucho tiempo. No me cabe duda, y lo he hablado con Cela, con Vargas Llosa, con García Márquez… que el periodismo es un género de la literatura. El diccionario de la Real Academia Española ha incorporado términos específicos que tienen que ver con el periodismo, en muchos casos modismos, y no solo el de la Academia española, sino que hay una gran vigencia de periodistas profesionales en el resto de las academias latinoamericanas.

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Enlace de origen : Juan Luis Cebrián: «Me autoexilié en Águilas por dos meses, era un lugar apartado de la españolidad»