
Máximo Martínez Quiles (Murcia, 2008) ya no es solo el piloto del futuro, ha empezado a devorar el presente con 17 años y tras cinco … carreras disputadas en el Mundial de Moto3 ya sabe lo que es ganar un Gran Premio [el pasado domingo en Mugello] y comienza a coleccionar podios.
La estrella emergente del motociclismo empapó desde bebé la pasión por la velocidad y las dos ruedas. La culpa, de su padre: José David Martínez, que fue piloto en la década de los 90. Él fue el que le regaló una minimoto cuando tenía cuatro años, presente al que no tardó un pequeño Quiles en hincarle el diente. «Bajó a la plaza de debajo de casa a probarla. Su padre subió diciendo: ‘este niño tiene cosas’. Se le caía la baba. Yo lo mandé a cenar, pensaba que estaba loco, no había cumplido ni 5 años», confiesa Begoña Quiles, madre del hoy piloto del Aspar Team.
El joven prodigio de la velocidad es un «niño especial» desde el primer día. Al menos así lo bautizó su bisabuela. «Nació un Miércoles Santo y 19 de marzo, día de San José. Mi abuela dijo que iba a tener un talento especial, diferente al resto», asegura Begoña. No se equivocó ni un poco.
Pasó de la plaza de debajo de casa al circuito de Cartagena en apenas unos días. Se inició en el mundo del motociclismo en la escuela que había en el asfalto de la ciudad portuaria de sábado en sábado. Le cogió el gustillo y con siete años empezó a competir en en diferentes campeonatos de minimoto. Los ganó todos, no dejó gloria para nadie. Ahí empezó a despuntar un piloto que tardó muy poco tiempo en batirse con solo 13 años contra corredores más mayores y corpulentos que él en citas como la Talent Cup, donde fue el primero en convertirse en bicampeón, y la Red Bull Rookies Cup, la antesala de Moto3 y donde el año pasado vivieron tanto él como su familia el peor momento de su aún corta pero meteórica carrera. «Le cambiaron de moto, le sancionaron con dos carreras, tenía mucha presión por acabar entre los tres primeros para ascender al Mundial y en Misano, donde se lo jugaba todo a una carta, sufrió una caída, perdió el conocimiento y lo trasladaron al hospital. Se nos esfumaban las opciones de competir este año en Moto3 y en el hospital, entre lágrimas, lo pasó muy mal», indica José David Martínez, padre de la criatura.
Un recuerdo imborrable
Pero parecía que el destino estaba escrito. Su talento no podía ser desaprovechado. Quiles está llamado a marcar una era. «Fuimos a despedirnos al circuito y nos avisaron de que iban a cambiar la regla de que era obligatoria acabar en el podio final para tener un asiento en Moto3. Él ya lo había conseguido años atrás y le convalidaron el último. Luego llegó Aspar Team y apostó por él. Fue un momento emocionante para toda la familia», añade José David.
Quiles es el pequeño de dos hermanos que llevan el deporte, la disciplina y el trabajo por bandera. Alejandra Martínez nació tres años antes que él. Eligió el tapiz y hoy compite en distintos campeonatos de gimnasia rítmica. Entre ellos «se pican por lograr victorias y se motivan mutuamente», reconoce un padre orgulloso.
Saltarse la dieta
Entre circuito y circuito, al pequeño de los Quiles lo que más le gusta es volver a casa, rodearse de sus númerosos primos y disfrutar de la familia. Y de alguna que otro placer ‘prohibido’. «Antes de ayer estaba en Italia ganando una carrera a más de 200 kilómetros por hora y hoy está jugando a la play riéndose. Eso y saltarse la dieta con una hamburguesa es lo que siempre pide cuando regresa», apunta una madre orgullosa.
Cuando se baja de la moto y vuelve a Murcia, Máximo Quiles se saca el Bachiller en la UCAM gracias al proyecto Talent Lab, enfocado para alumnos con altas capacidades. Disfruta de sus amigos del colegio El Limonar de La Alberca y no se separa de los suyos. «Es puro nervio. Cuando lo veo quitarse el casco en las carreras es otro niño, otra persona totalmente diferente, enfocado en su trabajo. Pero, sobre todo, es un crío muy cariñoso», apunta Begoña.
Sus padres son el ángel de la guarda del flamante ganador del Gran Premio de Italia. «Si no venís a verme antes al box, no salgo a correr», suele decir Quiles a Begoña y José David en cada carrera. Se han convertido en un amuleto del que no se separa. Y los va a necesitar para cumplir sus sueños, que, como él, tampoco tienen techo. «Dice que quiere batir todos los récords», dice su madre. Corre, Quiles. El asfalto es tuyo.

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Enlace de origen : El murciano Máximo Quiles, un «niño especial» desde el primer día: así es la nueva estrella del motociclismo