El colectivo LGTBI de Hungría sabía que el Orgullo de este sábado no era uno más. Y no porque celebrase su trigésima edición en Budapest, … sino porque había sido prohibido por el primer ministro, Viktor Orbán, tratando de hacer valer así la ley de 2021 que prohíbe «la representación y promoción de la homosexualidad y la diversidad de identidades de género a menores de 18 años».
Orbán había advertido de que quienes participasen en el desfile serían castigados –con multas de hasta 500 euros– y el órdago del mandatario hizo que se movilizasen activistas del colectivo de todo el continente para trascender sus habituales reivindicaciones y convertir la marcha en un contundente rechazo de las políticas reaccionarias que la ultraderecha promulga en todo el continente. No en vano, la presidenta de la Marcha de Budapest, Viktoria Radvanyi, ha mostrado su temor a que la prohibición de Orbán tenga un efecto dominó en países como Eslovaquia, Rumanía o Bulgaria, donde los derechos de la comunidad LGTBI siguen siendo frágiles.
La marea LGTBI ha desbordado Budapest.
AFP

El llamamiento ha sido todo un éxito: hasta 200.000 personas -según los organizadores, muchas más que el anterior récord de 35.000- se han dado cita hoy bajo un sol de justicia para crear una muchedumbre multicolor en las calles de la capital húngara. Ha sido, aseguran los organizadores, el mayor Orgullo de la historia del país. «La situación legal tampoco está clara; es controvertida; prefiero creerle a Gergely Karácsony –el alcalde de Budapest, promotor del desfile– en este asunto», comentaba uno de los participantes.
Denuncia de la ultraderecha
Sin miedo a la represión policial ni a las contramanifestaciones que sí habían recibido permiso para plantar cara al Orgullo, la marea ha cruzado a primera hora de la tarde los puentes que la ultraderecha quería bloquear. Varios cientos de personas se habían congregado con pancartas contra el colectivo LGTBI, pero han tenido que dispersarse. Frustrado por su derrota, el vicepresidente del partido Nuestra Patria, Elod Novak, ha anunciado que interpondrá una querella contra la policía. «Nuestro evento, legalmente anunciado y autorizado, no ha podido llevarse a cabo debido al desfile del Orgullo, que estaba prohibido. La fiscalía debe actuar en este caso. El gobierno de Orbán se ha arrodillado ante el lobby gay», ha denunciado.
Un contramanifestante con un ejemplar de la Biblia.
Reuters

Siempre en tono festivo y sin incidentes, el colectivo LGTBI ha doblegado al primer ministro en las calles, un hecho que ha quedado reflejado en el grafiti que un artista italiano ha pintado en la fachada de un edificio y en el que muestra a Orbán con un traje de mujer rosa, una bandera de arcoíris y una corbata con los colores del colectivo trans.
La multitudinaria asistencia al acontecimiento, sin embargo, puede ser un espejismo. Porque una encuesta del diario Nepszava –que ha engalanado su mancheta con los colores del arcoíris– concluye que un 48% de la población húngara rechaza la celebración del Orgullo, frente al 45% que lo apoya. En la capital, los partidarios del evento aumentan a dos tercios, y entre los partidos de la oposición se disparan al 81%, pero el 88% de los votantes de Orbán apoyan al primer ministro en su intento de prohibirlo. Además, el apoyo al matrimonio igualitario cae ligeramente, aunque sigue sumando un 61%.
Son estadísticas que reflejan la brecha que aún separa a Europa Occidental del este, aunque el periódico señala que la diferencia se acorta en la capital, cuyo progresismo queda patente en la alcaldía de Gergely Karácsony, uno de los entusiastas del Orgullo.
Gran presencia política
Precisamente para tratar de dar impulso a la minoría progresista, hoy han participado en el Orgullo de Budapest numerosos políticos de toda Europa. La comisaria de Igualdad de la UE, Hadja Lahbib, viajó a la capital húngara el viernes porque, dijo, es su «deber» apoyar a las personas LGTBI, y ha estado arropada este sábado por unos 70 europarlamentarios.
A favor
Decenas de miles de personas desfilan en repulsa a las políticas de la ultraderecha
En contra
La mayoría de la población húngara rechaza el desfile, y se abre una brecha entre la capital y el resto
En representación del gobierno de España ha acudido la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien ha hecho un alegato en favor del respeto a los derechos del colectivo que «están en peligro en el mundo». Y ha advertido a la ultraderecha: «Frente a quienes quieren arrasarlo todo, les decimos claro: la libertad no se exilia, la dignidad no se negocia. Vamos a defenderlo en las calles y en las instituciones».
La vicepresidenta segunda del gobierno de España, Yolanda Díaz, en el desfile de Budapest.
EFE

Díaz, que por la mañana se ha reunido con el alcalde de Budapest, ha destacado que «Karacsony está defendiendo la libertad de ser quien se quiera ser y amar a quien se quiera amar, frente al retroceso reaccionario de Orbán». Por su parte, su correligionario ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha destacado que «estar en Budapest es, sobre todo, un acto de compromiso con la libertad» y que «defender los derechos humanos en Budapest es defenderlos también en España».
Otros políticos europeos se han manifestado en líneas similares. «El régimen de Orbán es peligroso para la sociedad, no para el Orgullo», ha disparado la francesa Manon Aubry. «No es el Orgullo de Budapest lo que es ilegal, sino su prohibición», ha añadido la alemana Terry Reintke.

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Enlace de origen : El colectivo LGTBI europeo doblega a Orbán con el Orgullo más multitudinario de Budapest