Los policías nacionales de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (Ufam) estaban preocupados. El grupo especializado en la investigación de delitos de violencia de género y doméstica había empezado a vigilar a Óscar S. L., español, 23 años y vecino de la pedanía murciana de Los Ramos. Había golpeado en el vientre con un palo a su expareja. Estaba embarazada de ocho meses. Él era el padre.

Ella lo denunció el 3 de diciembre por esa agresión y por pegar también a su madre. «Tras ser evaluado el caso por VioGen, la valoración policial de riesgo resulta ser ‘alto’», expone el informe policial.

En ese momento, los policías ya lo buscaban. Pero la denuncia lo enfureció aún más y, llevado por la ira, dos días después Óscar volvió a arremeter contra ella y ahora contra su padre. Esta vez iba acompañado por su hermano y por un amigo, José Manuel N. I. (alias ‘Parrales’). Entre los tres golpearon a la mujer y a su progenitor con palos, con un ladrillo, con navajas, «pese al avanzado estado de gestación» de la mujer, subraya el atestado de la Ufam. Y el bebé nacería de manera prematura el 11 de diciembre.
La nueva valoración de riesgo del sistema Viogen aumentó el caso a ‘extremo’ y de ‘especial relevancia’. La localización y detención de Óscar, categorizado como ‘agresor persistente’ con 17 detenciones previas, era ya una prioridad.
La inquietud de los agentes especializados en casos de maltrato aumentó en esos días. Temían otra reacción de Óscar aún más violenta y de la que tuvieran que lamentarse toda su vida. Las vigilancias en el domicilio donde residía con sus padres en la pedanía de Los Ramos se intensificaron.

El día clave es el 20 de diciembre. Por la mañana se denuncia el robo de un coche Ford Focus azul, el mismo modelo y color que la inspectora y el agente del Grupo Ufam Investigación acababan de ver cerca de la vivienda que vigilaban en Los Ramos. Cerca del mediodía, observan a Parrales subirse al coche. Lo siguen. Se detiene y se monta otra persona. Es Óscar. Los dos continúan y paran a repostar en la gasolinera El Merla, en Alquerías.
«Iba a matarlo»
Son las 14.20 horas y Óscar acaba de hundir un cuchillo en el cuello de un policía nacional. No hubo aviso. Un gesto brusco, una carrera breve, una puñalada a la altura de la carótida y la huida a pie. Fue el final dramático de una actuación policial que siguió paso a paso el protocolo. El agente se había aproximado al Ford Focus en el que Óscar se ocultaba en el asiento del copiloto. Su compañero Parrales estaba dentro del establecimiento pagando. Al otro lado de los surtidores, la inspectora cubría la escena. La orden era detenerlo a toda costa y evitar otra agresión a su expareja.
El policía de paisano se identifica. «Óscar, Policía, sal del coche con tranquilidad». Observa que en la parte trasera del coche les acompañan dos adolescentes de 17 y 15 años. El agente se abre la chaqueta para mostrar el chaleco antibalas donde pone ‘Policía Nacional’. Pero la reacción es súbita y brutal. Óscar salta del asiento, sale del coche, se abalanza y lo apuñala en la parte izquierda del cuello, a la altura de la vena carótida, una zona vital y la única parte del cuerpo que no protegía el chaleco. Lo hace, según el atestado policial, con intención de matar. Después huye corriendo saltando una valla.
Mientras esto ocurre, Parrales sale de la tienda de la gasolinera, la inspectora le ordena que se eche al suelo, obedece y se queda sentado. Pero la policía tiene que dejarlo allí. Tiene a su compañero herido de muerte y lo lleva en el coche policial al centro de salud de Alquerías, el más cercano. De camino, avisa a sus compañeros de lo que ha pasado. «Agente herido por arma blanca. El autor se da a la fuga». El funcionario fue atendido y trasladado de urgencia al hospital de La Arrixaca, donde fue intervenido quirúrgicamente. La rápida reacción de la inspectora salvó la vida a su compañero.
Los agentes rodean el coche fugado. Parrales es detenido mientras intenta abrir la puerta del coche. En el interior están las dos adolescentes, que no oponen resistencia. Óscar huye corriendo. Le gritan «¡Alto, Policía!», pero no para. Lo atraparon tras una persecución a pie y tras resistirse a los agentes.

«Lo tenía que haber matado»
Aquel 20 de diciembre, el agresor que había golpeado a su pareja embarazada -hasta causarle un parto prematuro- y había eludido los cercos, se convirtió en el protagonista de una persecución de cuatro horas como pocas se recuerdan en la Región.
La expareja de Óscar declaró que durante la huida le llamó por teléfono. Relató a los agentes que en esa llamada le dijo que le había metido una puñalada a un policía en el cuello. «Lo he matado», afirmó. Ella contestó que no lo había matado. «¿Te estás riendo de mí?», contestó. «No, te llamo porque estoy preocupada». «Pues lo tenía que haber matado», sentenció.
Otro testimonio de una de las menores que viajaba en el coche asegura que los fugados hacían bromas mientras huían. Que Óscar se jactaba: «Madre mía cómo sangraba… Si no tengo miedo a apuñalar a un payo, no voy a tener miedo a apuñalar a un policía. Me van a caer muchos años». Que Parrales se reía. «Hermano, ¿tú has visto cómo lo he apuñalado?», alardeaba Óscar. «Sí, hermano», respondía el otro.
Óscar está en prisión provisional, imputado por tentativa de asesinato, atentado contra agente de la autoridad, malos tratos, conducción temeraria, y otros seis delitos. Su supuesto cómplice, José Manuel N. I., ‘Parrales’, se enfrenta a los delitos de encubrimiento, tentativa de homicidio, contra la seguridad vial, conducir sin permiso, daños, atentado contra agente de la autoridad y desobediencia grave. En su ingreso en los calabozos, le dijo a los agentes: «La pena es que no me haya llevado a uno de vosotros por delante. Con ganas me he quedado». La frase quedó registrada en las diligencias policiales.
No obstante, el abogado de ‘Parrales’ ya ha marcado distancia. Álvaro Prieto asegura que la defensa se articulará en sede judicial. «Quedan muchas cosas por aclarar, y se hará en la fase del juicio oral. Mi cliente no ha participado en los hechos principales que dieron inicio al procedimiento. De lo que presuntamente se le atribuye, queremos ser cautos y esperar al resultado de las pruebas», concluye.

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