Una mujer, de 34 años, ha denunciado por acoso sexual a su entrenador de gimnasio tras recibir un centenar de llamadas anónimas con contenido sexual. La víctima, que frecuentaba un gimnasio situado a las afueras de Beniel, en un polígono, asegura que el autor de las llamadas se masturbaba mientras gemía y decía su nombre.
La víctima empezó a recibir llamadas con número oculto a comienzos de enero. Al otro lado de la línea, un hombre gemía y se masturbaba sin pronunciar palabras. En una ocasión, llegó a pronunciar su nombre y eso fue lo que la preocupó. Las llamadas se repetían, sobre todo de noche o de madrugada, y, en alguna ocasión, también mientras la denunciante estaba trabajando. «Vivo sola. Iba al trabajo sin dormir. Salía a la calle con un espray de defensa porque no sabía a qué me enfrentaba», relató la víctima, de 34 años, que aseguró haber vivido con miedo durante meses.
Las llamadas no cesaban y su volumen aumentó hasta llegar al centenar. El 14 de febrero acudió por primera vez a la Guardia Civil. Pero hubo varias denuncias más porque la situación le provocó ansiedad, le impedía dormir y le afectó en el trabajo. «Me estaba influyendo psicológicamente».
El acusado fue arrestado y puesto en libertad con una orden de alejamiento respecto a la afectada
La Guardia Civil rastreó el número oculto desde el que se efectuaban las comunicaciones. Lo obtuvieron y, al introducir el número en su propio móvil, descubrió que pertenecía al monitor del gimnasio, un joven de 22 años con el que tenía una relación profesional. «Era mi entrenador, también lo era de mis hermanas. Teníamos incluso cierta relación de amistad», declaró.
El acusado fue detenido por la Guardia Civil, según confirman fuentes de la Benemérita. Tras pasar a disposición judicial, quedó en libertad a la espera de la celebración del juicio con la prohibición de acercarse y comunicarse con la víctima por ningún medio.
A este caso se suma el de otra usuaria del mismo centro deportivo, que denunció la semana pasada que en mayo recibió una llamada similar
El monitor podría enfrentarse a delitos de acoso sexual con prevalimiento, al haberse aprovechado de su relación profesional con la víctima para contactar con ella y realizar actos de contenido sexual sin consentimiento. Además, por la reiteración de las llamadas —más de un centenar en varios meses—, los hechos encajan también en un posible delito de acoso reiterado o ‘stalking’.
«Le dije, ¡qué asco!»
A este caso se suma el de otra joven que denunció la semana pasada que, a finales del mes de mayo, recibió una llamada similar mientras desayunaba. «Al contestar, escuché a un hombre masturbándose y diciendo ‘oh, sí’ y mi nombre. Le dije, ¡qué asco! Colgué y, cuando volvió a llamar, ya no respondí más. Pero me preocupó que supiera quién era».
Aunque no se han confirmado aún los datos del número desde el que se realizó la llamada, la víctima señala que su entrenador del gimnasio es la misma persona que el de la primera mujer y que tenía su número de móvil.
Según ambas denunciantes, el monitor habría utilizado excusas profesionales para obtener los contactos de teléfono. La Guardia Civil mantiene abierta una investigación y no se descarta que haya más víctimas que hayan recibido llamadas del mismo tipo. Ese es el motivo que ha empujado a las denunciantes a hacer público el caso.

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Enlace de origen : Detenido un monitor de gimnasio por el acoso sexual a una joven con llamadas