Los socios del Real Club de Regatas de Cartagena no están en absoluto dispuestos a que la historia centenaria de una institución como la suya … acabe de un día para otro sin antes haber dado la batalla. Con sus dos concesiones caducadas, la ley les obliga a emprender ambiciosas obras de mejoras en sus instalaciones si no quieren que el puerto de sus vidas acabe saliendo a concurso y, después, en manos de un fondo de inversión privado, cuyo único interés sea el de explotar económicamente los amarres. La directiva del club, encabezada por Alberto Moreno, daba esta semana un paso adelante y recibía el visto bueno de sus socios a subir las cuotas y al proyecto de remodelación de su edificio con el fin de obtener el ansiado visto bueno de la Autoridad Portuaria a la continuidad de su actividad en unas instalaciones más modernas y adaptadas a los nuevos tiempos. Aunque ello les suponga tener que rascarse un poco más el bolsillo.
Desde la directiva aseguran a LA VERDAD que esa es la única vía para garantizar el futuro de la entidad por muchas más décadas. De hecho, señaló el presidente a este diario, ya previamente entregaron al Puerto un plan de viabilidad, quienes, asegura, «ya han empezado el proceso para darnos la concesión».
LAS CLAVES
1,8
millones
es el valor estimado del proyecto de remodelación del edificio del Real Club
En estos momentos, el Real Club funciona a través de sendas autorizaciones administrativas, que son provisionales, en tanto no se resuelve si ellos podrán continuar o se deberá sacar la concesión a concurso. La entidad presidida por Pedro Pablo Hernández, señala Moreno, requiere esa intervención, además, como parte de su proyecto Plaza Mayor, que también contempla remodelar el cercano muelle de cruceros. «Nuestra intención es empezar nuestras obras tan pronto como contemos con la concesión», recalca Alberto Moreno.
Hasta ahora, el Real Club contaba con dos concesiones, una sobre el edificio y otra sobre la dársena y el varadero. La primera venció el 12 de diciembre de 2024, y la segunda el 1 de enero de 2023, la cual se extendió con una prórroga. «Ahora lo que pedimos a la Autoridad es una concesión única sobre los dos espacios», suscribe el presidente del Real Club.
El proyecto de reforma de la sede social, redactado por el ingeniero y vicepresidente de la institución Antonio Sánchez Casas, está valorado en 1,8 millones de euros y, en sus propias palabras, supone una reforma «integral». «Vamos a darle la vuelta para tener un club que sea la envidia», señala con orgullo.
En otras actuaciones, contempla una fachada más eficiente energéticamente y una redefinición de los accesos. «Habrá uno a cota de calle y otro desde la terraza del edificio de la terminal de cruceros».
Otro de los cambios propuestos y mostrados a los socios en su junta general es que la parte de administración se trasladará al sótano. También se ampliará el gimnasio y se reformarán los vestuarios.
ECONOMÍA
La cuota familiar ha pasado de 32 a 50 euros para garantizar el futuro de la institución
En la planta superior, explica el vicepresidente, se ubicará una zona de tienda y un restaurante con acceso independiente «que tendrá una de las mejores vistas de la bahía». También se habilitará una cafetería y un salón de actos, con servicio directo en lterraza. También un salón exclusivo para las reuniones de socios y otro de lectura.
Objetivo 2029
«Para concluir la obra, no creo que nos vayamos más allá de los dos años. Cuando nos den la concesión, empezaremos la tramitación administrativa previa a solicitar la licencia de obras. Espero empezar a finales del 2027 y acabar para el 2029 con todo terminado», proyecta Sánchez.
Los trabajos, además, deberán ser abordados por fases para evitar que los mismos paralicen la actividad de deportiva y cultural. «Lo primero seguramente será el sótano, que se hará de corrido, y luego la zona de entrada hasta las escaleras, el restaurante y, por último, la cubierta y los forjados. Con la obra gorda hecha, la idea es ir adecuando poco a poco los espacios».
Todo ello, confía, con el respaldo económico de los socios. «Subimos las tarifas de socio y reordenamos la sección deportiva. Hemos hecho un reestudio de todos los servicios acorde al mercado y sin irnos a una locura», defiende el directivo.
La nueva cuota mensual familiar asciende a 50 euros, a la que se suman cinco euros más por mujer/hombre y cinco por hijo. Antes, la cuota general estaba en 32 euros. «Es una cifra económica. Estamos entre los más baratos y esa cantidad nos dota de los recursos suficientes para pagar la obra y el canon de la concesión», señala el vicepresidente de la entidad, que actualmente cuenta con unos 680 socios ‘de número’, es decir, de pleno derecho.
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120 años inculcando en Cartagena la pasión por los deportes náuticos
Acceso al club, esta pasada semana, con un crucero atracado.
J. M. Rodríguez/ AGM

Desde mediados del siglo XIX, Cartagena mostró un auge cultural y marítimo pese a conflictos como la insurrección cantonal de 1873. En este contexto nace la idea del Club. La primera referencia a regatas en el puerto es de 1858. El impulso definitivo llega en 1905, cuando un grupo de jóvenes cartageneros liderados por Adalberto Spottorno impulsa la creación formal del Club de Regatas.
La entidad adquiere embarcaciones y establece su sede provisional en el muelle Alfonso XII. La visita de los Reyes en 1907 y su aceptación de la presidencia honoraria del Club marcan un hito. Se celebran las primeras regatas oficiales y se encargan planos para un edificio social proyectado por Mario Spottorno. La década comienza con grandes esfuerzos para dotar al Club de un edificio digno. En 1912 se inaugura el nuevo local en el espigón del muelle Alfonso XII, considerado una obra moderna y elegante.
Durante décadas, el Club mantiene un papel central en la vida náutica y social de Cartagena, promoviendo el deporte y modernizando sus instalaciones. En 1965 se construye un nuevo edificio próximo al original para suplir las necesidades crecientes de espacio.
El edificio original entra en ruina y es clausurado en 1985. En 1988 es declarado Bien de Interés Cultural (BIC), pero un incendio en 2001 acelera su demolición. Finalmente, entre 2001 y 2002 se derriban tanto el edificio de 1965 como los restos del original, cerrando un ciclo histórico en el espigón del muelle.
En la actualidad, el Club continúa su actividad en su actual sede desde el año 2000, siendo uno de los referentes en la ciudad de escuela y pasión por el mar y la cultura náutica.

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Enlace de origen : El Real Club de Regatas de Cartagena eleva las cuotas para remodelar su edificio y renovar su concesión