Ha estado en la casa de Alejandro Sanz. Y de algunos otros artistas de fama mundial con los que ha departido largas horas sobre pasiones comunes. Pero lo que rescata del fondo del corazón Luis Guerrero, sin darle muchas vueltas a la cabeza, es esa noche de invierno en la que su amigo, su querido amigo Alberto Cantúa, el estiloso guitarrista de Viva Suecia, pisó fuerte el escenario del Teatro Real de Madrid pertrechado con una Carthago entre las manos. Una de esas guitarras artesanales que el propio Luis Guerrero fabrica a mano, con mucho mimo y maderas nobles en su taller de Cartagena. Mano, sensibilidad y nobleza elevadas aquí al cuadrado. «Ver a tu mejor amigo con un instrumento fabricado por ti, en un lugar como el Teatro Real de Madrid… fue algo mágico. No pude aguantar y me puse a llorar», admite. La melodía y la letra de ‘Lo siento’, la deliciosa canción que los suecos se sacaron de la chistera junto a Dani Fernández en 2022, ejercieron de palancas para los lagrimales: «Habría que destinar la conversación / a que deje de hablar el cerebro / sé que me voy a largar con la sensación / de perder lo que creo que quiero…».
Luis Guerrero ha podido tener esa sensación alguna que otra vez, como todos, pero él siempre haya cogido los sueños por los cuernos para ganar lo que sabe que quiere. Empezando por aquel mismo momento en que este ingeniero de Telecomunicaciones decidió cambiar su vorágine laboral por una pasión latente que empezó a ganar terreno sin medida y sin vuelta atrás. «Y lo que somos / y lo que fuimos…». Y lo que Luis se propuso ser fue lutier. Fabricante artesanal de guitarras, un oficio que le se le coló en las venas durante un viaje a Madrid en el que un maestro de la cosa llamado Arturo Sanzano le ‘pescó’ para la causa para siempre. Gracias.
No han sido fáciles estos años para este tipo afable de sonrisa incombustible, que ha tenido que luchar contra viento y marea para sacar su proyecto y sus sueños adelante. Admirador de The Beatles, Led Zeppelin, The National y Bon Iver, a Luis Guerrero le dieron una de las alegrías más grandes de su vida cuando le propusieron un encargo que no terminaba de creerse de primeras. «¿Una guitarra para Wilco?». No, no era una broma.
Cuatro personas de confianza de Wilco, fans españoles que son mucho más que fans para los músicos norteamericanos, decidieron hacer un ‘regalo’ especial a la banda con motivo de los 30 años que el grupo celebra este 2025 sobre los escenarios. Y pensaron en Luis Guerrero y en el arte que se respira entre las cuatro paredes de Carthago para entregar a la banda liderada por Jeff Tweedy una guitarra conmemorativa –y muy exclusiva– con la que festejar el aniversario. Una guitarra española pero a la vez muy cartagenera, cuyo proceso de elaboración iniciado en octubre han podido seguir los miembros de la banda paso a paso.
El nuevo proyecto de Luis Guerrero se centra en evolucionar el guitarro murciano en un nuevo instrumento para la gira de Maestro Espada
La guitarra, que tiene hasta nombre propio (‘Isla Perdiguera’), se la entregó en mano el propio Luis Guerrero el pasado 27 de junio a una eminencia de la talla de Nels Cline, pilar fundamental de Wilco, antes del concierto de la banda en Madrid. «Estar con Nels Cline fue increíble. Es uno de los guitarristas de mi vida», rememora Guerrero. «La estuvieron mirando y tocando y les ha gustado mucho, hasta el punto de que Pat [Pat Sansone, otro de los guitarristas del grupo] dijo que la iba a utilizar para el nuevo disco», relata Guerrero. Eso, claro, si le deja el propio Cline. A ver si ahora se van a pelear por la guitarra. Que solo hay una, recordemos.
Hueco en el ‘loft’ de Chicago
«Lo que es seguro es que este instrumento va a estar en el ‘loft’ que Wilco tiene en Chicago para ensayar», se emociona Guerrero. En ese ‘loft’ de Chicago hay un montón de «cacharros», tal y como explica el lutier, al que la gran mayoría del común de sus mortales cercanos llaman ‘Pichi’, o incluso ‘Pichirón’. «por mi manía desde pequeño de llamar a todo el mundo ‘pichica’», confiesa. Ese lugar de Chicago lleno de instrumentos valorados en muchos miles de dólares, sin embargo, guardará un sitio privilegiado a partir de ahora a la única guitarra fabricada en la Región de Murcia que entrará por esa puerta. Un instrumento que, además, tiene un fuerte sentimiento local impregnado en cada uno de los remaches, de los ensamblajes y de los barnizados. «Es una parte del Mar Menor en Chicago», resume. «Es aportar algo del folclore del Mar Menor, de Cartagena y de la Región de Murcia al sonido de artistas internacionales, en este caso Wilco», celebra Guerrero.
Esa fue la idea fundamental sobre la que nació el proyecto de este padre de familia, que ya le ha vendido sus codiciadas guitarras a artistas tan consagrados como Michael Ciro (director musical y guitarrista de Alejandro Sanz), Ludovico Vagnone, Eric Martin, Diego Garcia ‘El Twanguero’, Tommy Fredvang, Carlos López, y Carmen Boza, además de los paisanos Arde Bogotá, Viva Suecia y Nunatak. «Lo que yo hacía antes era un instrumento de lujo que se vendía casi como una pieza artística. Y siempre tenía que modificar ese instrumento para la gira de los artistas que me pedían alguna guitarra. Ahora, la idea de Carthago es crear un producto de diseño propio en mi tierra, en Cartagena, que puedan usar los artistas en todo el mundo. Que los grupos nacionales e internacionales puedan tener una parte de esta tierra».
Fabricadas con maderas nobles como palo santo y caoba, las guitarras de Carthago sacan un sonido «único» debido al proceso de ensamblaje y, sobre todo, por el «envejecimiento de la madera» y los conocimientos de ingeniería que aplica Guerrero a cada uno de los instrumentos con los que trabaja en su taller. También por el sistema de amplificación que, en el caso de ‘Isla Perdiguera’, es completamente artesanal y lleva el sello de Lauren Serrano, uno de los técnicos de Vicente Amigo. Un conjunto en el que todos los factores alteran el producto para lograr una joya que no se parece a ninguna otra. Como le pasa a su creador.
Ciprés cartagenero
Uno de los objetivos que Luis Guerrero tiene ahora en Carthago es «sacar un instrumento fabricado exclusivamente con materiales de la Región de Murcia». Y cambiar la caoba y el palo santo, por ejemplo, por maderas obtenidas de bosques de Cartagena y otras zonas de la comunidad. Que, haberlos, haylos. Por ejemplo, madera de ciprés cartagenero, con la que Luis Guerrero ya ha hecho las pruebas pertinentes. Y «funciona», celebra. Sobre todo, para ese proyecto que tiene entre manos con Maestro Espada para tratar de evolucionar el guitarro murciano, un instrumento folclórico que tiene más de un siglo de vida y que Guerrero pretende llevar a otro nivel antes de final de año para que Maestro Espada (y otros) puedan adaptarlo al nuevo sonido de raíz regional. Porque, donde esté un proyecto de esta talla, cerca de sus veranos y sus recuerdos en La Manga del Mar Menor, que se quiten otras ambiciones norteamericanas. «Me hizo más ilusión lo de Cantúa que lo de Wilco», zanja ‘Pichi’.
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Enlace de origen : Sonido del Mar Menor para celebrar a Wilco