Torre Pacheco recobra el pulso tras una semana de tensión y violencia

Torre Pacheco recobra el pulso tras una semana de tensión y violencia

Jueves, 17 de julio 2025, 01:24

Justo ayer se cumplió una semana de la brutal paliza que sufrió Domingo, un vecino de 68 años que fue agredido por un sujeto que ya lleva dos noches durmiendo en la cárcel. Un suceso que derivó en una espiral de violencia contra el colectivo inmigrante, que supone el 30% de la población local, que ha puesto al municipio en situación de estado de alarma, con altercados nocturnos y decenas de agentes policiales patrullando día y noche por las calles.

Mucho tiempo será necesario para que los 40.000 censados en la localidad olviden lo sucedido estos días y para que el buen nombre de Torre Pacheco vea resarcido el enorme daño reputacional sufrido en los últimos días. Pero poco a poco la calma vuelve a las calles, tras detenciones y sanciones practicadas por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a elementos violentos, así como por haber puesto coto a los agitadores que pretendían esta semana continuar derramando litros de gasolina en el fuego.

Dos de los sectores que han podido padecer los daños colaterales de los acontecimientos de los últimos días son el comercio y la hostelería. El pasado martes, algunos locales decidieron cerrar una hora antes para evitar coincidir con la concentración no autorizada prevista en la plaza del Alcalde Pedro Jiménez, donde se encuentra el Ayuntamiento. Nadie quería líos, aunque eso supusiera dejar de ingresar unos euros.

«Esta situación no es fácil para nadie. Sale menos gente a la calle y menos clientes», afirma la dueña de una céntrica óptica

«Normalmente, acabamos a las ocho, pero el martes adelantamos una hora», afirma Lorena, de Avilés Ópticos, situada en la plaza donde tuvo lugar el enfrentamiento de la líder de Podemos, Ione Belarra, con los agitadores Vito Quiles y Bertrand Ndongo. «Evidentemente, no es fácil para nadie esta situación. Desde el punto de vista comercial, notamos que sale menos gente a la calle y, por tanto, hay menos clientes estos días», confiesa esta vecina de Torre Pacheco, quien afirma que no ha tenido grandes problemas con la colonia marroquí, con la que convive en el municipio desde que nació. «Tenemos muchísimos clientes de todas las nacionalidades, al final los problemas de visión nos afectan a todos», bromea la óptica.

«El horario de mayor compra era las siete de la tarde, cuando mejoraba el calor. Estos días ha sido antes», dice el propietario de una zapatería

Cerca de este local se encuentran varios bares con terraza. Ayer, sobre la una de la tarde, se encontraban a medio gas, pero más por el calor que por otra cosa. Las empleadas de Azabache aseguran que la vida ha sido normal durante la última semana. Ellas no cerraron antes el martes por la concentración convocada cerca de allí. «La gente ha hecho su vida con normalidad, aunque por la noche algunos hayan decidido quedarse en casa por precaución», relataba la camarera. Otros hosteleros preferían mantener silencio por temor a represalias. «Aquí nos conocemos todos y el ambiente todavía está tenso», afirman desde una cafetería.

En la zona centro de Torre Pacheco existe desde hace 16 años una zapatería, cuyo dueño, Ramón, pide expresamente que se den los mínimos detalles sobre el negocio «por lo que pueda pasar». Fue uno de los comercios que cerró antes el martes para no coincidir con la manifestación y afirma que, desde que se desató la ola de violencia, «algún cambio hemos notado». «Antes, el momento de mayor venta era a última hora, sobre las siete de la tarde, cuando amaina un poco el calor. En estos últimos días, hemos notado que la gente venía antes, sobre las cinco y media, pese a las altas temperaturas», confiesa. En cualquier caso, confía en que la normalidad se vaya recobrando poco a poco y afirma que nunca ha tenido el más mínimo problema con un inmigrante.

«Todos bien»

En su misma acera hay una peluquería que recientemente ha abierto Mohamed, un ciudadano marroquí que ayer atendía a los clientes con una camiseta de la selección de fútbol de su país, sonriendo con cierta nostalgia cuando se le recordaba que fue semifinalista en el Mundial de Catar celebrado en diciembre de 2022. «Tengo clientes marroquíes y españoles, todos bien», chapurrea en un mejorable castellano. Confiesa que el lunes, ante los sucesos violentos del fin de semana, decidió que era mejor no abrir la persiana del local, pero indica que en los últimos días ha podido trabajar con normalidad.

También luce normalidad un restaurante kebab que no está gestionado por un marroquí, sino por Manjit, que procede de India. Una colonia esta última que está creciendo en Torre Pacheco. «Esta semana, desde que comenzó todo esto, viene menos gente», percibe. «A ver si pasa todo rápido», afirma este ciudadano, residente en la localidad desde 2018.

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