El Gobierno del Reino Unido puso en marcha un plan de 7.000 millones de libras (unos 8.000 millones de euros) para proteger a … los 25.000 afganos que le solicitaron asilo y que consiguieron todo lo contrario, ya que la lista fue hecha pública por el error de un marine británico, en lo que ya se considera la filtración más grave de la historia. Un esfuerzo que podría haber sido en balde. Los talibanes aseguran que los datos de los compatriotas que prestaron ayuda a Gran Bretaña están en su poder desde 2022 y que desde entonces han estado buscando y asesinando a estos «traidores», gracias al «manual de caza» que involuntariamente les regaló Londres.
La lista de objetivos contiene los nombres de soldados que habían colaborado con el ejército británico y de sus familiares. Tras ser conocedor de la difusión de esta información confidencial, el entonces Ejecutivo de Boris Johnson puso en marcha un programa para reubicar en secreto en suelo del Reino Unido a estos miles de afganos amenazados por los integristas islámicos, que habían recuperado el poder en Afganistán y prometían venganza contra los colaboradores.
Figuras del nuevo régimen afgano aseguran que la lista estaba en sus manos desde el principio, con lo que este esfuerzo de Londres podría haberse visto frustado desde antes de ponerse en marcha. «Obtuvimos la lista de internet durante los primeros días de su filtración», ha relatado un alto funcionario talibán en declaraciones al diario ‘The Telegraph’.
Esta fuente asegura que muchas de las personas que aparecen en el documento habían huido del país o estaban escondidas, pero que los islamistas radicales habían contratado a grupos para vigilar sus casas y las de sus allegados las 24 horas del día. «Se ha desplegado una unidad especial para encontrarlos y asegurar que no colaboren con el Reino Unido. Hemos estado llamando y visitando a sus familiares para localizarlos», explica sobre el operativo.
Otro alto cargo del régimen talibán reconoce al medio que la búsqueda de los aludidos en el archivo filtrado se ha intensificado en los últimos meses y que los nombres de estos «traidores» habían sido proporcionados a los agentes fronterizos para evitar su salida del país. Algunos de ellos han descubierto que estaban en la lista al intentar cruzar la frontera.
Uno de los afganos en el punto de mira de Kabul consiguió escapar al vecino Irán hace dos años, después de que los talibanes le perdieran la pista en su ciudad natal en el oeste del país. «Él y su familia huyeron tras enterarse de la lista. Desde entonces, combatientes talibanes han venido regularmente a mi casa y a las de otros allegados a preguntar por él», cuenta un pariente del fugitivo a ‘The Telegraph’.
«Sangre de espía»
Y es que aparecer en la lista pone en riesgo a toda la familia, es una sentencia de muerte. «Si no lo encuentran, nos han dicho que matarán a otro familiar. Sostienen que llevamos sangre de espía en nuestras venas», expresa.
Desde su escondite en un pequeño pueblo a las afueras de Teherán, el prófugo se muestra aliviado de haber podido huir antes de que los talibanes se presentaran en su hogar: «Han estado yendo a casa de mis familiares dos veces por semana preguntando por mí. Me alegro de haber logrado huir, si no, habrían acabado con toda mi familia».
De momento el hombre permanece en Irán, pero la República Islámica pretende expulsarle a él –y a cientos de otros afganos– y obligarle a regresar al país asiático controlado por los integristas islámicos que le consideran un traidor. «No tiene adónde ir», confiesa su familia. «Si lo deportan, lo matarán. Lo tienen todo bajo su control».
Se suponía que sus nombres debían permanecer en secreto, pero terminaron expuestos a los ojos de quienes habían jurado venganza contra ellos. La filtración desveló los datos personales de 18.800 soldados junto con los de 6.000 de sus familiares. Un bufete de abogados con sede en el Reino Unido ha demandado al Ministerio de Defensa en nombre de al menos 1.000 de ellos que afirman haberse visto afectados por la revelación de la información confidencial.
No obstante, para los señalados y que nunca han llegado a pisar Gran Bretaña, una compensación económica es el menor de sus problemas: «Estamos muy decepcionados y solo podemos esperar. El Gobierno británico no nos ha dicho qué hacer. No estoy solo, hay muchas personas como yo aquí y en Afganistán que han estado viviendo con miedo y esperando que la muerte llame a la puerta».

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Enlace de origen : Vigilados, perseguidos, condenados: así viven los soldados afganos traicionados por Londres