
Sabe la suerte que tiene la bailaora –o bailarina, no le preocupa la terminología– Almudena Roca (Cartagena, 1995) por trabajar de lo que le apasiona … y que su profesión, además de darle de comer, le esté permitiendo conocer decenas de países en diferentes continentes. Mostró sus grandes dotes para la danza desde niña y finalizó su carrera antes de lo habitual, obteniendo Matrícula de Honor en el Grado Profesional de Danza Española y Flamenco. La artista, que desde 2019 forma parte de la Compañía de María Pagés, trabaja también con el pianista José Manuel Cuenca «juntos hemos ido infinidad de veces a Italia, quizá más de 25, a Japón, Alemania, Polonia…» y con el guitarrista cartagenero Carlos Piñana. Habla con LA VERDAD desde Madrid y en plena mudanza. Tras trabajar durante dos cursos como profesora de danza en la Escuela Profesional de Danza de Castilla y León (EPDCYL) en Valladolid, vislumbra su futuro próximo en la sede de Burgos. Pero eso será en septiembre. Por el momento, le esperan la Toscana, las islas griegas, Formentera y el Cante de las Minas.
–¿Qué le agradece a la danza?
–Tengo la suerte de que gracias a mi profesión he podido conocer más de medio mundo. Increíble. He estado en países de Latinoamérica como Colombia, Ecuador, Brasil, en México también varias veces y Europa me la conozco prácticamente entera. En China he estado en un montón de ocasiones, en Japón, en Emiratos Árabes, en Baréin, en Turquía… Un lujo, la verdad, dedicarte a lo que te gusta, que encima te paguen por ello, bailando en la otra punta del mundo y pudiendo conocer otras culturas y otros países. Ayer salía en ‘Callejeros Viajeros’ –soy superfan– Filipinas, y sé que en algún momento de mi vida iré. Aparte, cuando no estoy trabajando, siempre me busco algún viaje. Este verano voy a las islas griegas, a la Toscana a Formentera. Me falta dinero y vida para poder viajar todo lo que me gustaría. Soy una friki de la geografía.
«Tengo la suerte de que gracias a mi profesión he podido conocer más de medio mundo»
–¿De dónde surge el interés por la geografía?
–Creo que esto me lo inculcó mi padre cuando era pequeña. Me llevaban de Cartagena a Murcia en el coche todos los días. Y alguna noche que me recogía él, porque casi siempre lo hacía mi madre, me acuerdo de que sineod yo muy pequeña me preguntaba las capitales de diferentes países y yo le contestaba. Y sin saberlo muy bien, se fue germinando ese interés.
–Por lo que cuenta, parece que hay un gran público internacional interesado por la danza española y el flamenco.
–Muchísimo. Hay mucho público en España también, pero yo creo que se valora mucho más fuera de España que dentro. Suele pasar, ¿no? Es un fastidio, pero es así. Parece que vas fuera y valoran mucho más lo que significa poder ser artista y vivir de esto, que parece fácil, pero es muy complicado. Es un tópico, pero es que somos Marca España. La danza española y el flamenco es algo único de aquí, es símbolo de éxito. La música y la danza llegan al alma de las personas y una vez que te engancha eso ya no te suelta.
–De todos los países en los que ha actuado, ¿cuál ha sido el más especial?
–Japón me alucinó. Me gustó su cultura, lo educados y respetuosos que son. Para que te hagas una idea, hacen cola para entrar al vagón del Metro; en Madrid te das empujones para ver quién entra el último. A la vez me gustó también Brasil, que no tiene nada que ver, y Colombia. Latinoamérica tiene algo que engancha. Río de Janeiro me pareció de película.
Desde la guardería
–¿Cuándo empezó a bailar?
–A los 3 años. Yo no lo recuerdo, pero me lo han contado. Empecé porque tenía los pies planos y el traumatólogo o el pediatra le dijo a mis padres que sería recomendable que hiciera algo de danza para corregirlo un pelín. La ‘profe’ de la guardería vio alguna facultad en mí y habló con mis padres para que fuese a la Academia de Carmen Baños en Cartagena. Allí me fui enamorando. Yo sabía que quería ser bailarina y fue Carmen Baños la que me apuntó para hacer las pruebas de acceso en el Conservatorio en Murcia, porque en Cartagena no tenemos Conservatorio de Danza; sería muy interesante que algún día lo hicieran. Cuando se lo dijo a mis padres pensaron que sería una locura ir y venir todos los días de Cartagena a Murcia. Pues así estuve 9 años de mi vida. He de decir que los estudios siempre los he llevado muy bien, he sido muy responsable.
«Sería muy interesante que algún día hicieran un Conservatorio de Danza en Cartagena»
–¿Qué le decían sus padres?
–Mis padres siempre me han dicho, «¿quieres bailar? genial, pero estudia». La selectividad era obligatoria.
En tragos cortos
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Un sitio para tomar algo
Vivero 55, en el Mar Menor. -
Una canción
‘Un puente por la bahía, la Cruz del Campo’, un homenaje a Camarón de Judeline y Yerai Cortés. -
Un libro para el verano
‘Todo lo que sé sobre el amor’, de Dolly Alderton. -
Un consejo
Persigue tus sueños. -
Un aroma
El de la pizza recién hecha. -
¿Con quién no cenaría jamás?
Con un nazi. -
¿Quién dejó de caerle mal?
Determinadas personas de las que tenía una imagen sin conocerlas y después he visto que no son así. -
¿Le gustaría ser invisible?
No, muy visible. -
¿Qué le gustaría ser de mayor?
Feliz. Y madre, quizá, dentro de unos años. -
¿Tiene enemigos?
Yo no los tengo. No sé si para alguien seré una enemiga. -
¿Lo que más detesta?
La hipocresía. -
Un baño ideal
En la costa Amafiltana (Italia).
–¿A qué se hubiera dedicado de no ser bailaora?
–Yo hice la selectividad en Madrid, porque en el conservatorio en Murcia iba un año adelantada en los estudios y acabé el conservatorio antes que bachiller. Me becaron para empezar el Grado Superior antes de acabar bachiller, a los 17 años, y me vine a Madrid, al Conservatorio Superior de Danza María de Ávila. Empecé la carrera y ese mismo año hice selectividad. Tenía superclaro que quería bailar, pero si tuviese vidas de más, me hubiera encantado estudiar Periodismo. Pero la danza es muy sacrificada y tienes que dejar muchas cosas de lado para poder centrarte en ello.
–¿Hay más artistas en su familia?
–Nada, nada. A mis padres no les ha quedado más remedio que ir a ver flamenco. Al final les ha acabado gustando, pero yo me acuerdo al principio, cuando yo era muy pequeña, que me llevaban al Cante de las Minas y había un punto en el que ellos se salían fuera a tomarse algo y yo me quedaba dentro, viéndolo todo.
–¿Este año irá al Festival del Cante de las Minas de La Unión?
–Seguro, he visto que va el Ballet Flamenco de Andalucía y tengo allí a varios conocidos. Además, me encanta siempre ver el concurso, sobre todo de baile. Tengo mucha relación con Joaquín [Zapata], el director del festival. Le tengo un cariño increíble porque nos conocemos desde que éramos pequeños. Hemos compartido muchas noches allí.
«Croquetas es igual a felicidad; de jamón, de carrillera, de cocido, de puchero, de tinta de calamar… me gustan todas»
–¿Cómo compatibiliza su trabajo como profesora con su carrera en la danza?
–Llevo 2 años como profesora en la Escuela Profesional de Danza de Valladolid, que es como el Conservatorio. Siempre he tenido claro que con cierta edad quería tener estabilidad. Estos dos años he podido compatibilizarlo todo a pesar de que ha sido una paliza a nivel físico. El Conservatorio cuenta con unos permisos artísticos que puedo usar. Sirven para que el profesor se pueda seguir realizando como artista. Me parece enriquecedor porque para los niños eres su espejo y su ejemplo a seguir y qué mejor ejemplo para ellos que ver a su profesora bailando por medio mundo y cumpliendo con lo que a lo mejor ellos, en un futuro, quieren ser.
–¿Cómo se define como profesora? ¿Abundan los profesores extremadamente estrictos?
–Esos profesores existen, no te puedo decir que no, pero ahora está llegando una generación de gente joven que ha pasado por eso y que a lo mejor tiene un poco más de conciencia. O personas que hemos ido a terapia y trabajamos desde la empatía. Yo no me puedo quejar de lo que yo he vivido como alumna. Es verdad que ha sido muy duro, eso es innegable. Es sacrificado y disciplinado, pero es que si no es así a lo mejor no llegas. En mis clases intento mantener esa disciplina y esa exigencia, pero, a la vez, ser cariñosa con los alumnos. No creo que vaya reñido.
–¿Ha vivido el machismo en la danza?
–En alguna compañía he cobrado menos que algún compañero por ser mujer. Recuerdo un caso en el que entramos los dos a la vez y él cobraba más que yo. Poco, pero cobraba más, cuando yo, encima, bailaba más. Y no había ninguna explicación. Es algo por lo que se sigue luchando. Aunque parezca que está todo muy equiparado, a veces no lo está.
«Se valora mucho más el flamenco fuera de España que dentro»
–¿Le gustaría ser, algún día, profesora del Conservatorio de Murcia o de un hipotético Conservatorio de Cartagena?
–Me lo plantearía. Me encantaría también estar en Madrid. En Cartagena tengo a mi familia y me gustaría tenerla cerca, pero siento que mi vida y mi crecimiento personal, mi desarrollo, se ha forjado en Madrid y me siento cómoda aquí, aunque no descarto nada. Yo en mi vida me hubiera imaginado vivir en Valladolid y mira, he estado dos años y me ha encantado.
–¿Con quién le gustaría trabajar?
–Hay muchos coreógrafos que admiro y con los que me encantaría trabajar, como Manuel Liñán y Eva Yerbabuena, pero la danza es algo difícil y, por ejemplo, Eva Yerbabuena trabaja en solitario y Manuel Liñán trabaja en un espectáculo con un elenco masculino. Está la cosa ahí, ahí. Yo ahora estoy enfocada en otros proyectos, pero el Ballet Flamenco de Andalucía me encanta y admiro mucho el Ballet Nacional de España.
–Además de bailar, ¿qué le apasiona?
–Las croquetas caseras. Croquetas es igual a felicidad. De jamón, de carrillera, de cocido, de puchero, de tinta de calamar… me gustan todas.

Soy William Abrego, me uní como ejecutivo de SEO y me abrí camino hasta el puesto de Gerente Asociado de Marketing Digital en 5 años en Prudour Pvt. Ltd. Tengo un conocimiento profundo de SEO en la página y fuera de la página, así como herramientas de marketing de contenido y diferentes estrategias de SEO para promover informes de investigación de mercado y monitorear el tráfico del sitio web, los resultados de búsqueda y el desarrollo de estrategias. Creo que soy el candidato adecuado para este perfil ya que tengo las habilidades y experiencia requeridas.
Enlace de origen : Almudena Roca: «En alguna compañía he cobrado menos que mis compañeros por ser mujer»