
Donald Trump tiene en la cartera un testigo clave que puede servirle de coartada en el caso Epstein. Se llama Ghislaine Maxwell, conoció al difunto … inversor en una fiesta neoyorquina y le acompañó en su historia de abusos sexuales a menores durante un cuarto de siglo, en los que se convirtió en la proveedora de adolescentes de las que abusaba. Ahora cumple una sentencia de 20 años, mientras espera que el Tribunal Supremo se pronuncie.
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En ese estado de vulnerabilidad, el abogado de Trump y adjunto al fiscal general Todd Blanche la ha contactado para pedirle que se entreviste con los fiscales del Departamento de Justicia y, presuntamente, exculpe al presidente. «Si Ghislane Maxwell tiene información sobre cualquiera que haya cometido crímenes contra las víctimas, el FBI y el Departamento de Justicia escucharán lo que tiene que decir», publicó Blanche ayer martes en las redes sociales, alegando que cumple órdenes del presidente para que se hagan públicas «todas las evidencias creíbles».
Trump, sin embargo, ha negado tener conocimiento de ello pero dice considerarlo «apropiado». Como tantos hombres poderosos del momento, el presidente fue amigo de Epstein y su nombre ha salido a relucir en la investigación de los abusos sexuales que cometió el financiero, con el que se codeaba en público y en privado. Como su pareja romántica y mano derecha, Maxwell también era partícipe de esa relación. Las fotos de ambas parejas, con Melania Trump incluida, en fiestas y actos públicos inundan estos días las redes sociales, por lo que no se espera que la socialité británica caída en desgracia tenga ningún problema en declarar a petición del presidente.
«Puedo confirmar que está en discusiones con el gobierno y que Ghislaine siempre testificará la verdad. Le estamos agradecidos al presidente Trump por su compromiso con destapar la verdad de este caso», respondió su abogado, David Oscar Markus, también en las redes sociales. A Blanche, que mantiene amistad con él, tampoco le costará ponerse de acuerdo entre letrados y viejos amigos. El alto cargo del departamento de Justicia dice estar convencido de que la socialité será una testigo «creíble» que dirá la verdad, a pesar de que ya se enfrentó a una acusación de perjurio.
Durante años el líder republicano y su círculo han alimentado la sed conspiratoria de sus bases con la promesa de que cuando llegase al poder haría públicos los archivos de Epstein y sacaría a la luz la lista de sus clientes. Todos esperaban que con ella se desenmascarase a poderosos demócratas que en los mentideros se acusan de pervertidos, en respuesta directa a la promesa de Trump de «drenar los pantanos» de Washington. Sin embargo, el pasado 7 de julio su fiscal general, Pam Bondi, decidió dar carpetazo al asunto, tras determinar que la versión oficial es correcta: Epstein se suicidó en la cárcel, sin que hubiera ninguna lista de clientes, aseguró.
«Ya no quiero su apoyo»
Las bases del movimiento ‘Make America Great Again’ (Hacer América grande otra vez) que ha aupado a Trump montaron en cólera, porque apenas unos meses antes la propia Bondi había dicho públicamente que tenía la lista sobre la mesa de su despacho, esperando a revisarla para hacerla pública. Trump se puso manifiestamente nervioso cuando los periodistas le preguntaron por ello. En su airada defensa salió al ataque incluso de aquellos prominentes miembros de su movimiento, como los presentadores Tucker Carlson, Steve Bannon y Joe Rogan, a los que llegó a despreciar en las redes sociales. «¡Ya no quiero su apoyo!», bramó, acusándolos de «hacerles el trabajo a los demócratas».
Miembros de su propio partido preparaban una iniciativa de ley para forzar a la publicación de los archivos del caso Epstein, lo que ha obligado al portavoz del Congreso, Mike Johnson, a adelantar el receso veraniego para evitar que se votase. Con ello ha tenido que sacrificar otras votaciones importantes de la agenda republicana, que en lugar de capitalizar sobre el éxito de la megaley presupuestaria ha tenido que aparcarlo todo hasta después del verano.
En el tintero se quedan, entre otras cosas, avanzar una propuesta de ley de reforma migratoria, en un momento en que la opinión pública cree que las redadas y deportaciones del presidente han ido demasiado lejos, según las encuestas. A todo eso tendrán que enfrentarse los legisladores en los íntimos encuentros con sus electores que tradicionalmente se realizan durante el receso veraniego al estilo «town halls». Este verano, si la coartada de Trump con Maxwell no calma los ánimos, prometen convertirse en infierno para los republicanos. «Algunas personas parecen disfrutar causando dolor político a sus propios compañeros de equipo», masculló Johnson.

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Enlace de origen : Trump recurre a la socia de Jeffrey Epstein, Ghislaine Maxwell, como posible coartada