El murciano acusado de atropellar mortalmente a un motorista en Galicia: «Cuando me di cuenta tenía la moto encima. Puede que me diera el sol»

El murciano acusado de atropellar mortalmente a un motorista en Galicia: «Cuando me di cuenta tenía la moto encima. Puede que me diera el sol»

Domingo, 27 de julio 2025, 07:38

«Cuando me di cuenta tenía la moto encima. No la vi». Este joven, de 25 años y vecino de Murcia, se convirtió durante días en uno de los rostros más buscados en Galicia, donde presuntamente huyó tras arrollar mortalmente a un motorista de 33 años. Tras regresar a Murcia en un Blablacar y acompañado de su novia, realizó el viaje de retorno al norte del país acompañado de su abogado defensor, Eduardo Romera, para entregarse a la Guardia Civil. Lo hizo alegando que se había marchado porque tuvo «miedo» y sufre «falta de madurez para situaciones difíciles». En su declaración, a la que LA VERDAD ha tenido acceso, este veinteañero aclara que conducía un BMW M4 con matrícula alemana porque lo estaba probando para decidir si lo compraba y niega que lo hiciese bebido o a una velocidad excesiva. «Puede que me deslumbrara el sol».

Un testigo asegura que el joven circulaba a mucha velocidad: «Oí un acelerón y me adelantó cuando la moto venía a pocos metros»

Este joven, heredero de una sociedad y de elevado poder adquisitivo, quedó en libertad a finales de esta semana tras desembolsar una fianza de 150.000 euros. La titular del tribunal de instancia número 2 de Tui le obliga a comparecer quincenalmente en el juzgado y le ha retirado provisionalmente el carné de conducir. A sus espaldas acumula tres condenas firmes por delitos contra la seguridad vial y dos causas abiertas en Murcia por este tipo de delitos, una de ellas por un accidente de naturaleza similar -sin fallecidos- y la otra por conducción sin carné.

Relato de un testigo clave

F. M. llegó a Galicia el lunes 14 de julio y se alojó en un hotel de cinco estrellas con spa en Vigo. Según explicó a los agentes iba a comprar un BMW M4 azul a un intermediario que los trae desde Alemania. Había pagado una señal -30.000 euros- y tenía un tiempo para probarlo antes de decidir si pagaba los 120.000 euros que costaba en total el vehículo de lujo.

El 15 de julio, día del accidente, según relató, comió solo en un restaurante especializado en marisco de Oia. Asegura que se pidió una copa de vino pero no se la llegó a terminar. Al salir se encaminó a Tomiño para comprar una empanada. Al encarar la CG4-2, en As Eiras, O Rosal, en Pontevedra, sostiene que circulaba a unos 70 u 80 kilómetros por hora y que fue a adelantar a otro vehículo. «No vi ninguna motocicleta», relató ante los agentes. «Cuando me di cuenta ya la tenía encima». En ese momento asegura que dio un volantazo que le llevó hacia el lado izquierdo, golpeándose contra el quitamiedos y que no pudo regresar al lado derecho porque había otros vehículos.

«Cuando me bajé del coche había silencio», asumió. «No me atreví a ver lo que había ocurrido»

Los investigadores de la GUardia Civil han escuchado también a un testigo que circulaba por la carretera a esa hora y que sostuvo que vio pasar al BMW del sospechoso a mucha velocidad. «Se me pegó mucho». Una vez que llegaron a una recta este automovilista explicó que escuchó un fuerte acelerón y que el BMW empezó el adelantamiento. Este testigo aseguró que en sentido contrario circulaba la motocicleta, que, sostiene, se veía perfectamente. El motorista se fue hacia el arcén del margen izquierdo y el BMW se dirigió también hacia esa zona, produciéndose el impacto.



1. Estado en que quedó el BMW azul del acusado tras el siniestro. 2. Emergencias en el lugar del accidente.


LV / La Voz de Galicia/ Álvaro P.

Imagen secundaria 1 - 1. Estado en que quedó el BMW azul del acusado tras el siniestro. 2. Emergencias en el lugar del accidente.

Imagen secundaria 2 - 1. Estado en que quedó el BMW azul del acusado tras el siniestro. 2. Emergencias en el lugar del accidente.

Traslado al centro de salud

Una vez que se produjo el golpe, el joven murciano explicó que vio que había mucha gente concentrada en el lugar del accidente y que entonces decidió pedirle ayuda a una pareja que pasaba por la zona para que lo acercarsen a un hospital porque se sentía mal. «Me iba a presentar pero necesitaba tranquilizarme», recalcó.

La magistrada en sus autos remarca, no obstante, que desde que ocurrió el accidente, según el relato de los testigos, el joven sólo estuvo pendiente de recoger una mochila del coche y huir del lugar. Una vez en Tui no accedió al interior del centro médico, sino que fue caminando hacia la gasolinera del centro y cuando perdió de vista a las personas que lo trasladaron, accedió por el parking al parador de esta localidad pontevedresa donde reservó una habitación a través de Booking. Las cámaras del Parador de Tui lo grabaron. Una hora después pagó la cuenta y se montó en un taxi hacia el centro de O Porriño – a una veintena de kilómetros–, donde se le perdió la pista.

Según ha relatado posteriormente, se marchó en un BlaBlaCar de Galicia a Madrid. En la capital su novia le recogió para llevarlo a su casa, en Murcia. Allí contactó con su abogado, al que le confesó lo ocurrido, entregándose a la Guardia Civil.

Tráfico le realizó este lunes las pruebas de alcohol y drogas, que dieron negativo, aunque habían transcurrido seis días después del siniestro. Su defensa incidió en que, en el caso de las drogas, dichas sustancias permanecen hasta seis meses en el organismo. Esta parte esgrime, además, las la factura del restaurante donde comió, poco antes del siniestro, porque, a su entender, evidencia que no había consumido alcohol dado que en el documento no figura la ingesta de estas bebidas.

La jueza ha ordenado que se indague en las localizaciones dle teléfono móvil del sospechoso durante la jornada del accidente y los días posteriores para comprobar que el relato desplegada por el sospechoso se corresponde con la realidad. «Cuando me bajé del coche había silencio», asumió. «No me atreví a ver lo que había ocurrido».

La defensa remarca que el accidente se debió a «una fatalidad»

El abogado Eduardo Romera, que se encarga de la defensa del conductor, remarca que el accidente mortal se debió «a una fatalidad» y a «la mala suerte». Esta parte sostiene que, a tenor de la prueba practicada hasta el momento, «pudiera ser que no hubiera ningún tipo de imprudencia o negligencia» por parte del sospechoso. El letrado reconoce que el joven abandonó el lugar del accidente, pero descarta la comisión de un delito de omisión del deber de socorro «ya que la víctima falleció por desgracia en el impacto». La defensa consideró que los hechos podrían quedar en un delito de abandono del lugar del accidente con penas máximas de de dos años.

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