El ritmo acelerado de las obras de alta velocidad entre Murcia y Almería -se acaba de calar el túnel de Viator, de 900 metros- contrasta … con la demora que sufren Cartagena y su Puerto para quedar conectados al Corredor Mediterráneo. Todo apunta a que la puesta en servicio de la alta velocidad se retrasará bien entrada la siguiente década; es decir, diez años después de que el AVE llegara a Murcia. Esta tardanza puede provocar pérdidas de entre el 10 y 15% en el tejido económico y turístico de Cartagena y su entorno, según la patronal comarcal COEC y la Cámara de Comercio, cuya ejecutiva acordó además enviar una carta al ministro Óscar Puente para modernizar en su integridad el corredor Cartagena-Albacete.
La alcaldesa Noelia Arroyo exige celeridad de las obras y estima que el AVE puede atraer más de 100.000 visitantes adicionales, que se sumarían al tráfico habitual, según estudios realizados por la Comunidad Autónoma; un flujo del que ahora se ve privada Cartagena, pendiente de que dicha infraestructura sea una realidad. La regidora considera que la alta velocidad ya debía estar operativa.
Freno al crecimiento
Las obras de la conexión Murcia-Cartagena tienen una inversión superior a los 600 millones de euros, pero de los cuatro tramos proyectados entre el Reguerón y Cartagena, que suman 45 kilómetros, solo hay uno en obras, la plataforma entre Sucina y Torre Pacheco. El siguiente se adjudicó el pasado mes de febrero, aunque las obras no han comenzado.
Se trata del tramo Torre Pacheco-Cartagena, que incluye inicialmente la realización del proyecto y posteriormente su ejecución, por 128 millones de euros y un plazo de 32 meses. El informe de Consumur, elaborado por los expertos Antonio Del Campo y Francisco García Calvo, indica que los trabajos sobre el terreno no se iniciarán hasta el año 2027, según las previsiones del secretario de Estado.
El tramo del Reguerón-Bifurcación Riquelme -de 18 kilómetros y con un túnel la Sierra de Altaona- está en proyecto para que las obras comiencen probablemente en 2027. Este proyecto ha provocado la paralización de las obras del baipás de Beniel ante las dudas existentes de dónde se producirá la conexión con la línea Alicante-Murcia.
En cuanto a la integración en Cartagena, se está elaborando el estudio informativo sobre las diferentes opciones de llevarlo a cabo. Las obras no comenzarán hasta 2027. La presidenta de la patronal comarcal COEC, Ana Correa, sostiene que la falta del AVE puede suponer una pérdida de más de 50 millones de euros anuales en retorno económico directo, además de pérdida de oportunidades en turismo, empleo y desarrollo urbano. «Se pierde la posibilidad de ser un destino de escapadas de fin de semana desde Madrid, Valencia y Barcelona, lo que afecta directamente al gasto turístico y a la ocupación hotelera, pues se trata de visitantes con alto poder adquisitivo».
Apunta pérdidas de crecimiento del turismo de entre un 10 y un 20 %. Estima que la alta velocidad atraerá un gran número de turistas y visitantes que pueden romper con la estacionalidad del sector turístico, principalmente en el comercio y la restauración.
«En sentido contrario, la no llegada implica esa imposibilidad de crecimiento. La falta de conectividad va a desincentivar la implantación de nuevas empresas. Supone un obstáculo para el desarrollo de la ZAL de Los Camachos y el Puerto de Cartagena. La consecuencia indirecta será un freno al mercado laboral al generarse menos oportunidades de empleo en sectores como construcción, hostelería, transporte y tecnología». Correa cree asimismo que de momento no se va a producir la revalorización urbana -un 15% del valor de los inmuebles- en barrios aledaños a la estación, como ha ocurrido en otras ciudades que han recibido el AVE, como Zamora, Alicante, Toledo o Málaga, y que tampoco se va desarrollar el mercado de segundas residencias y alquiler turístico en todo su potencial.
«Evidentemente ese problema de conectividad va a producir una fuga de talento, repercutiendo directamente en el desarrollo de la actividad económica, sobre todo tecnológica. La consecuencia es una pérdida de competitividad regional. Son datos muy preocupantes, por ello es más necesario que nunca que trabajemos todos unidos para conseguir la llegada de la alta velocidad lo antes posible. Es una deuda del Estado con el Sureste español», apostilla asimismo Ana Correa.
«Pérdida de competitividad»
Miguel Martínez Bernal, presidente de la Cámara de Comercio de Cartagena, destaca que la falta de infraestructuras ferroviarias -alta velocidad, cercanías, mercancías y ZAL de Los Camachos- «está suponiendo para Cartagena y su comarca «un tremendo coste económico, social y ambiental» en los sectores turístico (cultural, congresos, gastronomía, cruceros, playa, etcétera), industrial, logístico, comercial, de servicios, educativo y construcción.
«Representa una pérdida de competitividad y productividad de nuestras empresas. Igualmente, la carencia de infraestructuras ferroviarias supone más emisiones de CO2, pérdidas de tiempo e incrementos de los costes de producción». Estima que todo ello se traduce «en una pérdida de aproximadamente el 10% del PIB de Cartagena, y en torno al 5 % del PIB regional. Creemos que los mayores retornos económicos y sociales para la Región pasan por invertir y desarrollar el tejido socioeconómico en Cartagena y su comarca».
La Cámara se ha adherido a la campaña de Consumur que reclama el corredor Cartagena-Albacete, que reclama como primer paso la reapertura inmediata de la línea convencional, una vez concluidos el soterramiento de las vías en la ciudad de Murcia y las obras de la nueva estación del Carmen.
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Arroyo: «Un turista tarda en llegar a Alicantela mitad de tiempo que a nuestra ciudad»
«La falta de conexión por alta velocidad ha supuesto para Cartagena una desventaja competitiva evidente durante más de una década», denuncia la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo. «Mientras que otras ciudades similares han experimentado crecimientos de hasta el 15 % en la afluencia de turistas tras la llegada del AVE, Cartagena ha visto limitado su potencial por unas infraestructuras ferroviarias obsoletas». Considera que «el daño es mayor en el tipo de turismo desestacionalizado al que aspiramos, el de congresos y de fin de semana. Cada año de retraso en este proyecto ha supuesto oportunidades perdidas para nuestros hoteles, restaurantes y comercios, empezando la promoción conjunta de la Red de Ciudades AVE».
Añade que el retraso de la alta velocidad también afecta al crecimiento económico y al empleo en Cartagena. «Otras ciudades han aprovechado la llegada del tren rápido para transformar su entorno urbano, atraer nuevas empresas y diversificar su economía. Aquí, en cambio, seguimos esperando una infraestructura básica que refuerce nuestro papel como nodo logístico del Corredor Mediterráneo».
Critica que el viaje desde Madrid es superior a cuatro horas y media. «Son tiempos que superan en una hora y media o incluso dos horas a ciudades como Málaga, Granada o Tarragona, situadas a distancias similares. Un turista tarda en llegar a Alicante la mitad que a Cartagena. Esa es una desventaja competitiva evidente frente a otros destinos turísticos, que solo podemos corregir manteniendo una oferta turística de gran calidad y apostando por servicios diferenciales. Un estudio de la UMU de hace unos años decía que de todos los viajeros que elegirían el AVE para venir hasta nosotros, el 60% serían turistas nacionales y extranjeros que jamás vendrían sin AVE», apostilla la alcaldesa.

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