Un trabajo de investigación de Ignacio José García Zapata, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Murcia (UMU), arroja luz sobre una … de las pérdidas más llamativas y menos conocidas que ha sufrido el patrimonio artístico de la Región: la salida de los cuadros sobre la vida de la Virgen que en 1651 Mateo Gilarte pintó para una de las capillas del actual palacio de San Esteban, en Murcia. Una documentación inédita, que se conserva en el archivo histórico de la Compañía de Jesús en Alcalá de Henares, ha permitido ahora al docente reconstruir con precisión las circunstancias de este episodio, del que se cumplen 250 años.
En declaraciones a LA VERDAD, García Zapata recuerda que la marcha de los lienzos de Gilarte se produjo en el contexto de la expulsión de los jesuitas, en 1767, por orden de Carlos III y la apropiación y reparto de los bienes de la congregación, desde edificios a ajuares y mobiliario. Para ello, se constituyeron unas juntas, integradas por autoridades municipales y diocesanas, con la misión de visitar los inmuebles, realizar un inventario y gestionar la distribución de las propiedades. En algunas casos podían pasar a otras parroquias, o acabar en manos privadas. En lo que era el Reino de Murcia, la joya de las posesiones de los jesuitas era el colegio e iglesia de San Esteban, convertido en un centro de conocimiento humanista.
Los óleos sobre la vida de la Virgen fueron encargados por los Caballeros Seculares de la Asunción para la capilla que tenían en San Esteban, una estancia que hoy día se utiliza como sala de recepción. El profesor de Historia del Arte recuerda que la serie para esos nobles estaba compuesta por catorce lienzos: trece de Mateo Gilarte y uno de Juan de Toledo. Hasta ahora se conocía que tras la exclaustración de los jesuitas, estas pinturas permanecieron en Murcia un tiempo hasta que se decidió su envío a Madrid; la investigación de García Zapata revela quién estuvo detrás de aquel traslado. «Manuel Ventura Figueroa, hombre fuerte de Carlos III, es la persona que se dirige a finales de 1774 al Concejo comunicando que había tenido conocimiento de la existencia de estas pinturas y solicitaba su envío a la Corte», indica el profesor de la UMU. La investigación también aporta detalles acerca de cómo se extremó el cuidado a la hora de proceder al traslado de los cuadros. Así, se contrataron los servicios de Juan Segarra, «un galerero del Campo de Cartagena, que dispuso de dos carruajes». Según el trabajo publicado en ‘Coreografías de lo sagrado: estrategias de representación del patrimonio religioso español’, que además de García Zapata firma Álvaro Pascual Chenel, de la Universidad de Valladolid, el porte costó 546 reales y, para evitar daños, los lienzos realizaron el periplo en sus propios bastidores. «Solo se desenclavó y enrolló la pintura de la Asunción por no poder ir de otra forma dadas sus dimensiones».
Una documentación inédita permite ahora al profesor de la UMU García Zapata arrojar luz sobre las circunstancias de la salida de estas obras
El conjunto pictórico abandonó San Esteban el 1 de febrero de 1775, por lo que ahora se cumplen 250 años. Según la documentación consultada por García Zapata, el lote estaba compuesto por 16 cuadros: los trece de Gilarte sobre la vida de la Virgen, el de Toledo de la Asunción y dos más de los que no se especifican detalles. El profesor apunta que podría tratarse de ‘La Virgen María en un paisaje’ y ‘El Buen Pastor’, que se encuentran en los fondos del Museo de Bellas Artes de Murcia y que antes estuvieron en el convento jesuita.
Sobre el destino final de las pinturas de Mateo Gilarte, completaron el viaje a Madrid sin problemas y fueron depositadas en un primer momento en la iglesia de San Francisco el Grande. Tras la desamortización pasaron al Museo de la Trinidad y después al Prado, «para ser dispersadas en varios depósitos provinciales a finales del siglo XIX».
De Gerona a Albacete
El estudio de esta obra del pintor barroco, fallecido en Murcia en 1675, señala que de la serie de la vida de la Virgen se conservan nueve cuadros, y solo uno de ellos en la Región: ‘El nacimiento de la Virgen’, en el Bellas Artes de Murcia. La descripción que aporta el Prado en su web, señala que dos de estos óleos se hallan depositados en el Museo de Arte de Gerona: ‘Adoración de los Reyes Magos’ y ‘El tránsito de la Virgen’. Otros dos permanecen en la Universidad de Barcelona: ‘Adoración de los pastores’ y ‘La Virgen con la Magdalena y San Juan’. En Huesca se guardan ‘La Virgen de la Expectación’ y ‘Presentación de Jesús en el templo’. La Diputación Provincial de Albacete tiene en custodia ‘Los desposorios de la Virgen’, y el Museo de Ciudad Real, ‘Presentación de la Virgen en el templo’. Todos son de gran formato, con unas medidas de más de dos metros de alto y casi 1,50 de ancho. De los trece cuadros, cuatro se creen en paradero desconocido o desaparecidos: en Oviedo estuvieron ‘El bautismo de la Virgen’ y ‘La Inmaculada’ y en Alcalá de Henares, ‘Anunciación’ y ‘Visitación’. Nada se sabe tampoco de la ‘Asunción’ de Juan de Toledo
José Ignacio García Zapata.

José Ignacio García Zapata lamenta que esta serie de Gilarte se encuentre dispersa en seis provincias, «en algunos casos, los cuadros se localizan en dependencias privadas, u olvidados en salas y almacenes». El profesor defiende que, coincidiendo con el 250 aniversario de aquella partida en dos carruajes con destino a la Corte, la Región de Murcia debería gestionar su vuelta, «y así poder reunir de nuevo los ocho cuadros, cedidos en depósito por el Prado, para que se expongan en Murcia, si no de manera permanente al menos para que protagonicen una exposición temporal y que los ciudadanos puedan contemplar la serie en su conjunto como fue concebida por el autor».
Pese al avance en la investigación, el docente afirma que todavía quedan incógnitas. «Hemos averiguado quién dio las instrucciones para el traslado, pero aún no sabemos a qué responde ese interés tan especial para que precisamente esos cuadros fueran a Madrid». García Zapata tiene la hipótesis de que algún personaje del momento con influencia en la Corte, y cita al conde de Floridablanca, conociese estas obras de Gilarte, y tuvo especial empeño en que «no acabasen malvendidas o dispersadas, con el fin de asegurar su salvaguarda. Puede también que solo se tratase de un capricho personal». En cualquier caso, las órdenes remitidas desde el entorno del monarca fueron muy precisas acerca de qué y cómo debía realizarse el traslado. Qué mejor momento que ahora para que la serie vuelva a reunirse en su lugar de origen.

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Enlace de origen : Una investigación reivindica la vuelta a la Región de ocho cuadros de Gilarte